Música cristiana | "Sólo temiendo a Dios puede el mal apartarse" Alabar al Dios lleno de autoridad
I
Majestad e ira son aquello propio al carácter del Dios, Creador.
No es Él una oveja o una marioneta
que alguien puede controlar a su antojo.
Y no es aire o vacío o una cosa
que se pueda controlar a voluntad.
Creer en Dios de verdad es tener
un manso corazón que le tema con amor.
Pues Su esencia que es siempre divina,
no se debe, no se puede enojar,
ni con tus palabras, tus acciones
o tu forma de pensar, de pensar.
Si no entiendes que no se puede ofender a Dios,
tal vez no le temes y lo ofendes
todo el tiempo, así constantemente.
Si no sabes la manera de hacerlo, la manera de temer a Dios,
desconoces Su camino que es temerle
y del mal apartarte para siempre, apartarte para siempre.
II
Enojar a Dios es consecuencia de una palabra o una acción vil
aunque ligera ante los ojos y la ética del hombre;
o una doctrina humana, una teoría, una razón.
Enojar a Dios es consecuencia de una palabra o una acción vil
aunque ligera ante los ojos y la ética del hombre;
o una doctrina humana, una teoría, una razón.
Si no entiendes que no se puede ofender a Dios,
tal vez no le temes y lo ofendes
todo el tiempo, así constantemente.
El día que comprendas aquello,
sabrás que a Dios no puedes ofender,
y así sabrás lo que es temerle
y del mal apartarte para siempre, para siempre.
III
Una vez que a Dios has enojado,
tu oportunidad se ha ido para siempre.
Los días de tu vida están contados, tu final es inminente.
Una vez que a Dios has enojado,
tu oportunidad se ha ido para siempre.
Los días de tu vida están contados, tu final es inminente.
Si no entiendes que no se puede ofender a Dios,
tal vez no le temes y lo ofendes
todo el tiempo, así constantemente.
Si no sabes la manera de hacerlo, la manera de temer a Dios,
desconoces Su camino que es temerle
y del mal apartarte para siempre.
El día que comprendas aquello,
sabrás que a Dios no puedes ofender,
y así sabrás lo que es temerle
y del mal apartarte para siempre, para siempre,
apartarte para siempre.
De “La Palabra manifestada en carne”
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