jueves, 11 de octubre de 2018

La voluntad de Dios | Breve charla sobre “El Reino Milenario ha llegado”


¿Cómo percibís la visión del Reino Milenario? Algunas personas piensan mucho en ello, y afirman que durará mil años sobre la tierra, de modo que si los miembros más viejos de la iglesia no están casados ¿tienen que contraer matrimonio? Mi familia no tiene dinero, ¿debería yo empezar a ganar dinero?… ¿Qué es el Reino Milenario? ¿Lo sabéis? Las personas están cegatas y sufren una dura experiencia. En realidad, el Reino Milenario tiene que llegar aún de forma oficial. Durante la etapa en que las personas son perfeccionadas, se trata de un mero microcosmos; en el tiempo del Reino Milenario del que Dios habló, el hombre habrá sido perfeccionado. Con anterioridad se dijo que las personas serían como santos y que permanecerían firmes en la tierra de Sinim. Sólo cuando los seres humanos sean hechos perfectos, cuando se conviertan en los santos de los que Dios habló, habrá llegado el Reino Milenario. Cuando Dios hace a los hombres perfectos, los purifica; y cuanto más puros son, más los ha perfeccionado Dios. Cuando la impureza, la rebeldía, la oposición y las cosas de la carne dentro de ti sean expulsadas de ti, cuando hayas sido purificado, serás amado por Dios (y, en otras palabras, serás un santo); cuando Dios te haya hecho perfecto y te hayas convertido en un santo, estarás en el Reino Milenario. Ahora es la Era del Reino, en la Era del Reino Milenario las personas dependerán de las palabras de Dios para vivir, y todas las naciones vendrán a estar bajo el nombre de Dios, y todos vendrán a leer las palabras de Dios. En ese momento algunos llamarán por teléfono, algunos enviarán un fax… emplearán todos los medios para acceder a las palabras de Dios, y vosotros también estaréis bajo Sus palabras. Todo esto es lo que ocurre después de que las personas son hechas perfectas. Hoy, los seres humanos son perfeccionados, refinados, esclarecidos y guiados a través de las palabras; es la Era del Reino, es la etapa en que las personas son hechas perfectas, y esto no tiene relación con la Era del Reino Milenario. Durante esa era, las personas ya habrán sido perfeccionadas y el carácter corrupto habría sido purificado en ellos. En ese tiempo, las palabras pronunciadas por Dios dirigirán a las personas paso a paso, y revelarán todos los misterios de la obra de Dios desde el tiempo de la creación hasta hoy; Sus palabras contarán a las personas los hechos de Dios en cada era y cada día, cómo guía al pueblo dentro, la obra que Él realiza en la esfera espiritual y le hablarán al hombre de la dinámica de esta. Sólo entonces será real la Era de la Palabra; ahora sólo es un microcosmos. Si las personas no son perfeccionadas y purificadas, no tendrán manera de vivir mil años en la tierra y su carne decaerá inevitablemente; si las personas son purificadas por dentro y ya no le pertenecen a Satanás ni a la carne, permanecerán vivas en la tierra. En esta etapa seguís estando ciegos y lo único que experimentáis es amar a Dios y dar testimonio de Él cada día que vivís en la tierra.

“El Reino Milenario ha llegado” es una profecía, es análogo al presagio de un profeta, en el que Dios anuncia lo que sucederá en el futuro. Las palabras que Dios habla en el futuro y las que habla hoy no son las mismas: las del futuro guiarán la era, mientras que las palabras que pronuncia hoy perfeccionan a las personas, las refinan y tratan con ellas. La Era de la Palabra en el futuro es distinta a la Era de la Palabra hoy. En la actualidad, todas las palabras pronunciadas por Dios —independientemente del medio por el que lo haga— son, en resumen, para perfeccionar a las personas, para purificar lo que está sucio dentro de ellas y hacerlas santas y justas delante de Dios. Las palabras proferidas hoy y las que se hablen en el futuro son dos cosas aparte. Las que se pronuncian en la Era del Reino son para hacer que las personas entren en todo el entrenamiento, para llevarlas al camino correcto en todo, para expulsar todo lo que es impuro en ellas. Así es lo que Dios hace en esta era: crea un fundamento de Sus palabras en cada persona, convierte Sus palabras en la vida de cada persona y usa Sus palabras para esclarecerlas y guiarlas interiormente en todo momento; y cuando no tienen en cuenta la voluntad de Dios, Sus palabras estarán dentro de ellas para hacerles reproches y disciplinarlas. Las palabras de hoy deben ser la vida del hombre, proveen directamente todo lo que el hombre necesita, y las palabras de Dios proporcionan todo aquello de lo que carece en tu interior. Todos los que acepten las palabras de Dios son esclarecidos comiendo y bebiendo ellas. Las palabras habladas por Dios en el futuro guían a las personas de todo el universo; hoy, esas palabras sólo se pronuncian en China, y no representan a aquellas que se profieren en todo el universo. Dios sólo le hablará a todo el universo cuando llegue el Reino Milenario. Tienes que saber que todas las palabras habladas hoy por Dios son para perfeccionar a las personas; lo que Dios dice durante esta etapa tiene el propósito de proveer para las necesidades de las personas y no son para permitirte conocer los misterios o ver los milagros de Dios. Que Él hable a través de muchos medios es para suplir las necesidades de las personas. La Era del Reino Milenario tiene que llegar aún; esta era de la que se habla es el día de la gloria de Dios. Después de que hubo acabado la obra de Jesús en Judea, Dios transfirió Su obra a China continental y creó otro plan. Está realizando otra parte de Su obra en vosotros; es la obra de perfeccionar a las personas con palabras que Él usa para hacer que el ser humano sufra mucho dolor a la vez que obtienen mucha gracia de Dios. Esta etapa de la obra creará a un grupo de vencedores y, una vez formado este grupo, ellos serán capaces de testificar de Sus hechos, serán capaces de vivir la realidad, satisfacerle de verdad y ser leales a Él hasta la muerte; de esta forma, Dios será glorificado. Cuando Él es glorificado, cuando Él haya hecho perfecto a este grupo de personas, será la Era del Reino Milenario.
Jesús estuvo en la tierra treinta y tres años y medio; vino a realizar la obra de la crucifixión y, a través de ella, Dios consiguió una parte de gloria. Cuando Él vino en la carne fue capaz de humillarse y esconderse, y pudo soportar un sufrimiento tremendo. Aunque era Dios mismo, aguantó cada humillación, cada maledicencia, y soportó gran dolor al ser clavado en la cruz para completar la obra de la redención. Una vez concluida esta etapa de la obra, aunque las personas vieron que Dios había logrado gran gloria, esta no era la totalidad de Su gloria; sólo era una parte de ella, que obtuvo de Jesús. Aunque Jesús fue capaz de resistir cada dificultad, humillarse y ocultarse, ser crucificado para Dios, este sólo logró una parte de Su gloria, y fue en Israel. Dios tiene todavía otra parte de gloria: venir a la tierra a obrar de verdad y perfeccionar a un grupo de personas. Durante la etapa de la obra de Jesús, hizo algunas cosas sobrenaturales, pero esta etapa de la obra no fue en modo alguno solamente para realizar señales y prodigios. Fue, principalmente, para demostrar que Jesús podía sufrir y ser crucificado para Dios, que era capaz de soportar un dolor tremendo porque amaba a Dios y que, aunque Dios lo abandonó, Él seguía dispuesto a sacrificar Su vida por la voluntad divina. Después de que Dios hubiera acabado Su obra en Israel y que Jesús fuera clavado en la cruz, Dios fue glorificado y dio testimonio delante de Satanás. Vosotros no sabéis ni habéis visto cómo Dios se ha encarnado en China; ¿cómo podéis, pues, ver que Dios ha sido glorificado? Cuando Dios hace mucha obra de conquista en vosotros, y permanecéis firmes, esta obra suya tiene éxito y es parte de Su gloria. Vosotros sólo veis esto, y todavía tenéis que ser perfeccionados por Dios, todavía tenéis que entregar vuestro corazón por completo a Dios. Todavía tenéis que ver esta gloria por completo; sólo veis que Dios ya ha conquistado vuestro corazón, que nunca podrás abandonarle y que le seguiréis hasta el final y vuestro corazón no cambiará. Así es la gloria de Dios. ¿En qué se ve la gloria de Dios? En los efectos de Su obra en las personas. Estas ven que Dios es tan amoroso, lo tienen en su corazón y no están dispuestas a abandonarle; esto es la gloria de Dios. Cuando la fuerza de los hermanos y hermanas de las iglesias se levanta, y pueden amar a Dios desde el corazón, y ven el poder supremo de la obra realizada por Dios, el poder incomparable de Sus palabras; cuando ven que Sus palabras tienen autoridad y que Él puede embarcarse en Su obra en la ciudad fantasma de la China continental; cuando, aunque las personas sean débiles, sus corazones se inclinan delante de Dios y están dispuestas a aceptar Sus palabras; y cuando, aunque sean débiles e inadecuadas, son capaces de ver que las palabras de Dios son tan adorables y tan dignas de su aprecio, esta es la gloria de Dios. Cuando llega el día en que las personas son perfeccionadas por Dios y son capaces de rendirse ante Él y obedecerle por completo, y dejar sus perspectivas y su destino en las manos de Dios, la segunda parte de la gloria de Dios se habrá conseguido por completo. Esto quiere decir que, cuando la obra del Dios práctico haya acabado del todo, Su obra en la China continental llegará a su fin; dicho de otro modo, cuando los que fueron predestinados y escogidos por Dios hayan sido perfeccionados, Dios será glorificado. Dios dijo que Él ha traído la segunda parte de Su gloria al Este, aunque esto es invisible al ojo desnudo. Dios ha traído Su obra al Este: ya ha llegado al Este y esta es Su gloria. Hoy, aunque Su obra tenga que completarse aún, se llevará a cabo sin la menor duda, porque Dios ha decidido obrar. Él ha decidido que acabará esta obra en China y ha decidido perfeccionaros. Por tanto, no os deja escapatoria: Él ya ha conquistado vuestros corazones y tenéis que seguir adelante lo queráis o no; cuando sois ganados por Dios, Él es glorificado. Hoy, Dios todavía tiene que ser glorificado por completo, porque todavía tenéis que ser hechos perfectos y, aunque vuestros corazones hayan regresado a Dios, sigue habiendo muchas debilidades en vuestra carne, sois incapaces de satisfacer a Dios, de tener en cuenta Su voluntad y hay muchas cosas negativas de las que debéis deshaceros.
De "La Palabra manifestada en carne"

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