Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero; pero en realidad, ¿son las cosas tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús sobre la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo; ¿no son registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las hace historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente. ¡Porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si solo entiendes la Biblia, y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y si crees en Dios pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra, no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia; pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy. Leyendo la Biblia entenderás, como máximo, un poco de la historia de Israel, aprenderás sobre las vidas de Abraham, David y Moisés; averiguarás cómo veneraban a Jehová, cómo este quemaba a quienes se le oponían, y cómo hablaba a las personas de esa era. Solo averiguarás cosas sobre la obra de Dios en el pasado. Los registros de la Biblia tienen relación con cómo veneraba a Dios el antiguo pueblo de Israel, y cómo vivía este bajo la dirección de Jehová. Como los israelitas eran el pueblo escogido de Dios, en el Antiguo Testamento puedes ver la lealtad a Jehová de todo el pueblo de Israel, cómo todos aquellos que obedecían a Jehová recibían Su cuidado y bendición. Puedes aprender que cuando Dios obró en Israel estaba lleno de misericordia y amor, y también poseía llamas de fuego consumidoras, y que todos los israelitas, desde los humildes a los poderosos, veneraban a Jehová, y por tanto Dios bendecía a todo el país. Esa es la historia de Israel recogida en el Antiguo Testamento.
La Biblia es un registro histórico de la obra de Dios en Israel, y documenta muchas de las predicciones de antiguos profetas, así como algunas de las declaraciones de Jehová en Su obra en ese momento. Por tanto, todas las personas consideran este libro como santo (porque Dios es santo y grande). Por supuesto, esto es todo un resultado de su reverencia por Jehová y su adoración de Dios. Las personas se refieren así a este libro, solo porque las criaturas de Dios son tan adoradoras de su Creador, y están incluso aquellos que catalogan a este libro de libro celestial. En realidad, es simplemente un registro humano. Jehová no lo tituló personalmente ni guió su creación. Es decir, el autor de este libro no es Dios, sino los hombres. La Santa Biblia solo es el título respetuoso que el hombre le ha dado. No fue decidido por Jehová y Jesús tras un debate entre ellos; no es nada más que una idea humana. Porque Jehová no escribió este libro, y mucho menos Jesús, sino que son los relatos de muchos profetas, apóstoles y adivinos antiguos, recopilados por generaciones posteriores en un libro de escritos antiguos que, para las personas, parece especialmente santo, un libro que en su opinión contiene muchos misterios insondables y profundos que están esperando a ser descubiertos por generaciones futuras. Así pues, las personas están aún más dispuestas a creer que este libro es un libro celestial. Con el añadido de los Cuatro Evangelios y el libro del Apocalipsis, la actitud de las personas hacia él es particularmente diferente de la que tienen hacia cualquier otro libro y, por tanto, nadie se atreve a diseccionar este libro celestial, porque es demasiado sagrado.
¿Por qué, tan pronto como las personas leen la Biblia, son capaces de encontrar una senda apropiada para practicar en ella? ¿Por qué son capaces de ganar muchas cosas que eran incomprensibles para ellos? Hoy, estoy diseccionando la Biblia de esta forma y eso no significa que la aborrezca, o que niegue su valor como referencia. Te estoy explicando el valor inherente y los orígenes de la Biblia para que no sigas atrapado en las tinieblas. Porque las personas tienen muchas opiniones sobre ella, y la mayoría de ellas son equivocadas; leer la Biblia de esta forma no solo evita que obtengan lo que deberían, sino, más importante, obstaculiza la obra que pretendo hacer. Es una tremenda molestia para la obra del futuro, y solo ofrece inconvenientes, no ventajas. Por tanto, lo que te estoy enseñando es simplemente la esencia y la historia interna de la Biblia. No te estoy pidiendo que no la leas, o que vayas por ahí proclamando que está totalmente desprovista de valor, sino que tengas el conocimiento y la opinión correctos de ella. ¡No seas demasiado parcial! Aunque la Biblia es un libro de historia escrito por los hombres, también documenta muchos de los principios por los cuales los antiguos santos y profetas servían a Dios, así como las experiencias de los apóstoles recientes en su servicio a Él; todo lo cual fue verdaderamente visto y conocido por estas personas, y puede servir de referencia para las personas de esta era en su búsqueda del camino verdadero. Por tanto, al leer la Biblia, las personas también pueden aprender muchas formas de vida que no pueden encontrarse en otros libros. Estas formas son las formas de vida de la obra del Espíritu Santo, experimentadas por profetas y apóstoles en eras pasadas; muchas de las palabras son valiosas y pueden proveer lo que las personas necesitan. Por tanto, a todas las personas les gusta leer la Biblia. Como hay tanto escondido en ella, las opiniones de las personas sobre ella son diferentes de las que tienen sobre los escritos de grandes figuras espirituales. La Biblia es un registro y una colección de las experiencias y el conocimiento de personas que sirvieron a Jehová y Jesús en la antigua era y en la nueva; así, generaciones posteriores han sido capaces de obtener de ella mucho esclarecimiento, iluminación y sendas para practicar. La razón por la que la Biblia es más elevada que los escritos de cualquier gran figura espiritual es que sus escritos se sacan de la Biblia, sus experiencias proceden todas de ella, y todos la explican. Así pues, aunque las personas pueden obtener provisión de los libros de cualquier gran figura espiritual, siguen adorando a la Biblia, ¡porque parece muy elevada y profunda para ellos! Aunque la Biblia reúne algunos de los libros de las palabras de vida, como las epístolas de Pablo y las de Pedro, y aunque estos libros pueden proveer para las personas y ayudarles, los mismos siguen siendo obsoletos, siguen perteneciendo a la era antigua, y por muy buenos que sean, solo son apropiados para un período, y no son eternos. Y es que la obra de Dios siempre está desarrollándose, y no puede simplemente detenerse en la época de Pablo y Pedro, o permanecer siempre en la Era de la Gracia en la que Jesús fue crucificado. Por tanto, estos libros solo son apropiados para la Era de la Gracia, no para la del Reino de los últimos días. Solo pueden proveer para los creyentes de la Era de la Gracia, no para los santos de la Era del Reino; y por muy buenos que sean, siguen siendo obsoletos. Ocurre lo mismo con la obra de creación de Jehová o Su obra en Israel: por muy grande que fuera, seguía siendo obsoleta, y llegaría el tiempo en el que pasaría. La obra de Dios también es igual: es grande, pero llegará un momento en el que termine; no siempre puede permanecer en medio de la obra de la creación ni entre la de la crucifixión. No importa cuán convincente fue la obra de la crucifixión ni lo efectiva que fue en la derrota de Satanás; la obra sigue siendo, después de todo, obra, y las eras siguen siendo eras. La obra no siempre puede permanecer sobre el mismo fundamento ni los tiempos pueden permanecer inmutables, porque existió la creación y también existirán los últimos días. ¡Es inevitable! Por consiguiente, las palabras de vida del Nuevo Testamento —las epístolas de los apóstoles y los Cuatro Evangelios— han pasado hoy a ser libros históricos, viejos almanaques; ¿y cómo podrían los viejos almanaques llevar a las personas a la nueva era? Independientemente de lo capaces que sean estos almanaques de proveer vida a las personas y de llevarlas a la cruz, ¿no están obsoletos? ¿No están desprovistos de valor? Por tanto, digo que no deberías creer ciegamente en estos almanaques. Son demasiado antiguos, no pueden llevarte a la nueva obra, y solo pueden ser una carga para ti. No solo no pueden llevarte a la nueva obra, y a la nueva entrada, sino que te conducen a las viejas iglesias religiosas; y si así es, ¿no estás retrocediendo en tu creencia en Dios?
La Biblia documenta los asuntos de Israel y las acciones de su pueblo escogido en ese momento. En otras palabras, es un relato de los asuntos de Jehová, uno al cual el Espíritu Santo no atribuye culpa. Aunque hubo una selección de las partes para incluirlas o eliminarlas, aunque el Espíritu Santo no lo apruebe, sigue sin atribuir culpa. La Biblia no es nada más que una historia de Israel y de la obra de Dios. Las personas, los asuntos y las cosas que recoge fueron todos reales, y nada sobre ellos era una indicación del futuro, aparte, por supuesto, de la profecía de Isaías y Daniel, o el libro de las visiones de Juan. Las primeras personas de Israel eran personas entendidas y cultas; su conocimiento y su cultura antiguos eran bastante avanzados y, por tanto, lo que escribieron estaba por encima de las personas de hoy. Como consecuencia, que pudieran escribir estos libros no debería de ser una sorpresa, porque Jehová había hecho mucha obra entre ellos, y habían visto mucho. David contempló los hechos de Jehová con sus propios ojos, los saboreo personalmente, y vio muchas de las señales y las maravillas, y así escribió todos esos salmos en alabanza de los hechos de Jehová. Que fueran capaces de escribir estos libros se debe a sus circunstancias, no a que fueran divinos. Alababan a Jehová porque lo habían visto. Si no habéis visto nada de Jehová, y no sois conscientes de Su existencia, ¿cómo podríais alabarlo? Si no habéis contemplado a Jehová, entonces no sabréis alabarlo, ni adorarlo, mucho menos seréis capaces de escribir cánticos ensalzándolo, e incluso si se os pidiera inventar algunos hechos de Jehová no seríais capaces de hacerlo. Que hoy podáis alabar a Dios y amarlo se debe a que lo habéis visto, y también habéis experimentado Su obra; y si vuestro calibre mejora, ¿no seréis vosotros también capaces de escribir poemas de alabanza a Dios como David?
Entender la Biblia, la historia, pero no lo que el Espíritu Santo está haciendo hoy ¡es incorrecto! Has hecho muy bien en estudiar historia, has hecho un trabajo tremendo, pero no entiendes nada de la obra que el Espíritu Santo hace hoy. ¿No es esto necedad? Otras personas te preguntan: “¿Qué está haciendo Dios hoy? ¿En qué deberías entrar? ¿Cómo va tu búsqueda de la vida? ¿Entiendes la voluntad de Dios?”. No tendrás respuesta para lo que piden; ¿qué sabes entonces? Dirás: solo soy consciente de que debo dar la espalda a la carne y conocerme. Y si preguntan: “¿De qué otra cosa eres consciente?”, responderás que también sabes cómo obedecer todos los arreglos de Dios, y entender un poco de la historia de la Biblia, y eso es todo. ¿Eso es todo lo que habéis obtenido de creer en Dios todos estos años? Si eso es todo lo que entiendes, te faltan muchas cosas. Por tanto, vuestro estatus actual es fundamentalmente incapaz de cumplir Mis requisitos para vosotros, y vuestros poderes de diferenciación, así como las verdades que entendéis son demasiado escasas; es decir, ¡vuestra creencia es demasiado superficial! Debéis equiparos con más verdades, necesitáis más conocimiento, debéis ver más, y solo entonces seréis capaces de difundir el evangelio, ¡porque esto es lo que deberíais conseguir!
De "La Palabra manifestada en carne"
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