Hermano Zhao Ming:
Sin darnos cuenta hemos estado alejado por más de dos años. ¿Cómo están yendo tus cosas en estos días? ¿Cómo están los hermanos y hermanas? Realmente extraño aquellos días cuando compartíamos el evangelio, leíamos la biblia y acudíamos a las reuniones. Recuerdas aquella vez que discutimos acerca de cómo debería ser leída la biblia ya que no entendíamos la palabra del Señor Jesús aunque la leiamos todos los días. Para ser honesto contigo hace varios años publiqué este interrogante en Internet. Rápidamente un amigo de la iglesia me contestó y me hizo ganar muchísimo. Por eso te escribo esta carta para compartir el camino de cómo leer la palabra de Dios para entender la verdad.
En primer lugar, cuando leemos la palabra de Dios deberíamos tener una actitud sincera, devota y concentrarnos. El Señor Jesús dijo: “Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Dios es santo y fiel. Su palabra es la expresión de Su disposición de la vida y la revelación de Su esencia. Por lo tanto, debemos leer Su palabra con un corazón sincero y anheloso. Solo así el Espíritu Santo entrara en nosotros. Si leemos con una actitud despreocupada e indiferente y sólo nos concentramos en saber, resumir y terminar el sentido literal de Su palabra o sólo nutrirnos de la teoría espiritual, entonces caeremos inevitablemente en nuestra idea e imaginación. De este modo, no sólo no podemos entender la voluntad y requerimientos de Dios, sino que fácilmente haremos el mal para evitar a Dios e interrumpir y perturbar Su obra. Recuerda las parroquias de la era de ley. Ellos recitaban las escrituras día tras día pero nunca buscaron o reflexionaron sobre el significado profundo de la palabra de Dios, ni sabían en lo más mínimo acerca del trabajo del Espíritu Santo, en vez de eso eran tan arrogantes que tomaron conocimiento de una carta corta de la biblia y la usaron de guía y tenían varias nociones acerca de Dios. Cuando el señor Jesús vino a hacer Su trabajo para redimir a la humanidad, ellos usaron la carta y la doctrina de la Biblia para negar a Dios, rechazarlo y resistir Su obra. Finalmente usaron la carta para clavar al Señor en la cruz, pecando terriblemente y siendo eliminado y castigado por Dios. Esto completa las palabras de la biblia: “porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Corintios 3:6). De ahí podemos ver que si nosotros deseamos la iluminación divina del Espíritu Santo y entender el propósito de Dios, es necesario una actitud piadosa, concentrada y sincera. Solo así podemos obtener resultados reales al leer la palabra del Señor.
En segundo lugar, deberíamos rezar y reflexionar más acerca de la palabra de Dios. Todos sabemos que la palabra de Dios contiene Sus requerimientos y propósitos. Cuando leemos un pasaje de Su palabra necesitamos reflexionar sobre: por qué Dios quiere pronunciar esas palabras, cuál es el propósito de esas palabras, qué problemas quería que resolvamos por nuestra cuenta y qué resultados quiere adquirir. Solo reflexionando acerca de esto, entenderemos el significado de Su palabra y comprenderemos Su propósito. Una vez cuando leí la palabra del Señor Jesús: “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres” (Mateo 6:5). Luego reflexioné: ¿por qué Dios no aprobaba los rezos de los fariseos? ¿Qué significaba la manifestación de sus oraciones? ¿Cuál sería la consecuencia si rezaremos del mismo modo que ellos? En aquellos días, yo siempre rezaba y reflexionaba sobre estos temas. Luego de esto, pensé acerca del comportamiento de los fariseos. Por ejemplo, ellos hipócritamente realizaban largas plegarias, les encantaba rezar parados en las esquinas de las calles para ser vistos por la gente y repetían palabras agradables a Dios, pero no las ponían en práctica. Además devoraron la propiedad de las viudas y hasta asesinaron profetas. Sus plegarias engañaban a los hombres y a Dios. Dios es fiel, bendito y justo; Dios aborrece y condena las plegarias hipócritas de los Fariseos. Comparado con el comportamiento de los fariseos podemos descubrir que nuestras plegarias están llenas de mentiras, palabras vacías y pretenciosas, que decimos palabras agradables y realizamos incontables propósitos ante Dios pero pocas veces los cumplimos. Por ejemplo, en ocasiones rezábamos para obtener gracia pero nunca para entender la verdad o hacer realidad la palabra de Dios; en otras rezábamos para amar al Señor pero cuando teníamos dificultades en nuestra vida y caíamos inmediatamente nos quejábamos del Señor y no podíamos amarlo más; hubo momentos también que rezábamos a Dios diciendo que estábamos dispuestos a servir al Señor toda la vida pero al ver a nuestros amigos viviendo una vida fácil y cómoda, comenzábamos a dudar y queríamos caminar por el mismo camino que ellos. Solo luego de darnos cuenta que nuestras oraciones no están alineados con la voluntad del Señor podemos hablar de manera sincera al Señor y estar dispuesto a arrepentirnos. Este es el resultado que Dios quiere que alcancemos diciendo esas palabras. De aquí podemos ver que podemos conscientemente reflexionar acerca de cada palabra y cada requerimiento de Dios, buscar más acerca del propósito de Dios cuando habla y cuál es el resultado que quiere que alcancemos; así poder obtener la iluminación divina del Espíritu Santo y gradualmente entender el verdadero significado de las escrituras.
Además hay un tiempo para que funcione el Espíritu Santo. En algunos casos no podemos recibirnos de forma inmediata la iluminación divina del Espíritu Santo cuando reflexionamos sobre las escrituras; en ese momento no podemos abatirnos ni rendirnos pero deberíamos tener una determinación perseverante y confiado para no descansar hasta entenderlas. El Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados” (Mateo 5:6). “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Dios es fiel. Siempre que reflexionemos con frecuencia y esperemos, tal vez luego de un tiempo, Dios nos iluminara y de repente entenderemos Sus palabras. Así es como Peter lo experimento. El Señor Jesús una vez le preguntó a Peter tres veces: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” (Juan 21:16). En ese momento Peter no entendió la voluntad de Dios. Mediante constantes reflexiones y rezos se dio cuenta que él sólo amaba una idea vaga de Dios en el cielo pero no amaba al Señor en la tierra. El propósito de Dios es esperar que el hombre pueda amar al Dios práctico en tierra y no la idea vaga, invisible e intangible de Dios en el cielo. De ese momento Peter se propuso como meta para su vida amar a Dios. Al final, él alcanzó su propósito de amar a Dios al máximo y fue crucificado de cabeza por el Señor, siendo perfecto para Dios. Dios no es injusto con las personas mientras que nosotros nos esforcemos en entender la palabra de Dios y rezar más y esperar con un corazón obediente, con seguridad Dios nos iluminará y guiará.
Por último, deberíamos poner en práctica en la vida real la palabra de Dios que entendemos. Sólo de ese modo podemos entender de forma más clara la palabra de Dios. Deberíamos practicar tantas verdades como entendamos en las escrituras. Aún si sólo entendemos en sentido literal, podemos practicar de ahí. Por ejemplo, El Señor dijo: “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37). Luego de reflexionar sobre estas palabras podemos entender que para ser una persona honesta hay que llamar a las cosas por su nombre y no decir mentiras. Luego podemos empezar a practicar ser honestos de acuerdo con lo que entendimos. Cuando actuemos así, nos daremos cuenta que no es fácil ser una persona honesta y que es muy difícil no decir mentiras. Cuando hacemos algo, aún tenemos muchas impurezas y malas intenciones y para proteger nuestra vanidad, rostro e intereses, también decimos mentiras a pesar de nosotros mismos. En este momento podemos entender que Dios requiere que nosotros resolvamos las intenciones e impurezas que tenemos dentro así podemos deshacernos de nuestra predisposición deshonesta y conseguir no engañar a Dios, al hombre ni a nuestro corazón. Además, cuando nos comportamos como personas honestas, podemos descubrir que la humanidad está profundamente corrompida por Satanás y necesitamos la salvación de Dios. En este momento, rezaremos urgentemente para que Dios nos ilumine y nos guíe, así podemos practicar la verdad y ser purificados pronto y ser alguien que enorgullezca Dios. Si solo prestamos atención en nutrirnos con el conocimiento bíblico y la doctrina espiritual pero no enfatizamos en practicar la palabra de Dios lo que sabemos permanecerá superficial y aún cuando podamos recibir la iluminación de Dios la olvidaremos con rapidez. Cuando Dios vea que no practicamos la verdad el Espíritu Santo no nos iluminará más para entender la palabra de Dios. Esto completa la frase del Señor Jesús: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Mateo 13:12). Entonces luego de recibir la iluminación divina del Espíritu Santo deberíamos prestar atención para ponerlo en práctica. Esta es la llave para recibir la aprobación de Señor.
Lo que te mencione anteriormente lo obtuve en los días que pasaron. Gracias al Señor! Espero que esta información sea beneficiosa para ti y que pueda ayudarte a liberarte pronto de la vejación de cómo leer las escrituras para alcanzar los propósitos y ganar un suministro interminable de agua de vida del Señor.
¡Que la bendición del Señor te acompañe!
Le saludo atentamente.
Fuente: Estudiar la Biblia
Recomendación: Predicas cristianas
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
(Traducido del original en inglés al español por Antonela Ayelen Martinez)
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