Los hermanos y hermanas intercambian sus ideas sobre qué es seguir la voluntad de Dios en una reunión...
Jehan dijo: “En cuanto a qué es seguir la voluntad de Dios, primero vamos a leer las palabras del Señor Jesús: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Mateo 22:37-39 LBLA®). ‘Si alguno me ama, guardará mi palabra; [...] El que no me ama, no guarda mis palabras; [...]’ (Juan 14:23-24 LBLA®). Seguir la voluntad de Dios se refiere a amar a Dios, ensalzar a Él por encima de todo, practicar Sus palabras y obedecer a Él. Al igual que Pedro, él se concentró en practicar las palabras del Señor Jesús en todas las cosas y seguir Sus mandamientos y gastar todo por Él. Todo lo que Pedro hizo fue para amar y satisfacer a Dios, no para ganar bendiciones y recompensas, él no tenía intención de hacer negocios con Dios ni requisitos hacia Él, y al final fue clavado al revés en la cruz por la causa de Dios amando y obedeciendo a Dios. Esto es seguir la voluntad de Dios”.
La hermana Mali dijo: “Lo que has dicho es verdad. Pero, yo gasto y trabajo por el Señor Jesús también se debe a que amo a Dios, de lo contrario, no lo haré así.”
La hermana Jehan dijo: “Bien, ahora podemos abandonar y gastar por el Señor Jesús. Sin embargo, ¿te has imaginado que finalmente si no podemos entrar en el reino de los cielos, aún vamos a seguir abandonando, gastando, sufriendo y trabajando por Él? Cuento una pequeña historia: Hay una persona, no importa cuán ocupado esté, se toma el tiempo para regresar a la casa a visitar a sus padres. En la primera vez, masajeó los hombros y espalda para sus padres. En la segunda vez, lavó los platos y los boles. En la tercera vez, compró muchos alimentos nutritivos para ellos. Y la cuarta vez, sus padres lloraron al verlo diciendo a su hijo: “¡Hijo mío¡ Te has quitado todas las cosas valiosas de la casa, realmente no tenemos más cosa para ti.” Desde entonces, esta persona no se ha ido a visitar a sus padres nunca más. De este cuento, podemos ver que él puede regresar a la casa a visitar a sus padres y hacer algo para ellos, su motivo es para obtener los bienes de sus padres. Compramos lo que hace él y reflexionamos lo que hacemos para el Señor si es para ganar la recompensa y la corona, si la respuesta es afirmativa, entonces, ¿qué diferencia hay entre ese hijo insumiso y nosotros?”.
La hermana Mali dijo: “Ah… Ya entiendo! Resulta que todo lo que gasté fue...”
La hermana Jehan respondió con un párrafo de la Palabra de Dios que dice ´He exigido al hombre un estándar muy estricto todo este tiempo. Si tu lealtad viene acompañada de intenciones y condiciones, entonces Yo preferiría no tener nada de tu supuesta lealtad, porque Yo aborrezco a los que me engañan por medio de sus intenciones y a los que me extorsionan con condiciones. Solo deseo que el hombre sea fiel a nadie más que a Mí, y que haga todas las cosas por el bien de la fe y para demostrar esa palabra única: fe´. y continuó diciendo: “De las palabras de Dios, se puede ver que Dios odia que las personas le engañan y hacen el trato con Él, Él quiere que las personas sean fieles a Él. Pero nosotros, siempre estamos calculando cómo entrar en el reino de los cielos y ganar bendiciones trabajando duro y sufriendo por el Señor Jesús, ¿acaso no estamos utilizando y engañando al Señor Jesús? Nos consideramos nuestros sufrimientos como "el capital" de recompensas de Dios. ¿Acaso no estamos haciendo tratos con el Señor Jesús? A menudo mentimos, pecamos, engañamos y nos oponemos al Señor Jesús, revelando nuestras naturalezas corrompidas, como arrogancia, el egoísmo, el engaño, la maldad y la avaricia, etc. ¿De verdad crees que nosotros quienes han sido corrompidos profundamente por Satanás estamos cualificados para entrar en el reino de los cielos?”
Después de unos instantes, la hermana Mali dijo: “Estoy de acuerdo con este párrafo de palabras de Dios que enviaste. Tengo intención de hacer tratos con Dios mientras lo siervo. Lo sé que es incorrecta, que no se ajusta con la voluntad del Señor Jesús. Pero, ¡estoy desacuerdo con tu opinión de que no podemos entrar en el reino de los cielos por tener el carácter corrupto! Aunque todavía no nos hemos liberado del pecado, nuestro pecado ya ha sido perdonado por el Señor, no somos pecadores a Sus ojos. Así que, seremos arrebatados al reino de los cielos cuando el Señor Jesús venga.”
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