Han aparecido las señales del fin del mundo: cómo ser arrebatado antes de la gran tribulación
En la actualidad, las catástrofes son cada vez más graves en todo el mundo. Las noticias están llenas de historias de epidemias, terremotos, inundaciones y sequías. ¿Alguna vez has pensado para tus adentros por qué aún no hemos recibido al Señor si ya se han cumplido las profecías de Su regreso? Si esto sigue así, cuando llegue la gran tribulación, ¿no nos sumiremos también nosotros en el desastre? ¿Cuándo nos llevará el Señor al reino celestial?
Cuando seamos arrebatados, ¿de verdad seremos ascendidos al cielo?
Muchos creyentes en el Señor han leído estas palabras en la Biblia: “Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre” (1 Tesalonicenses 4:17). Anhelan ser ascendidos al cielo para reunirse con el Señor cuando venga. Sin embargo, en realidad estas palabras no fueron pronunciadas por el Señor Jesús ni son una profecía del Libro del Apocalipsis. No son sino las palabras del apóstol Pablo. ¿Es correcto fiarse de las palabras de Pablo a la hora de recibir la venida del Señor? ¿Es posible que las palabras de Pablo representen las del Señor? La manera en que el Señor viene en los últimos días y lleva a los que creen en Él al reino es obra del propio Dios. Pablo fue meramente un apóstol que difundió el mensaje del Señor; ¿cómo podía saber esas cosas? Recibir la venida del Señor es un asunto de enorme importancia en el que lo correcto es que nos fiemos de las palabras del Señor Jesús. El Señor Jesús dijo: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:9-10). El Libro del Apocalipsis también contiene estas profecías: “Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios […]. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos” (Apocalipsis 21:2-3). “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). En estas profecías, las palabras “que descendía del cielo”, “el tabernáculo de Dios está entre los hombres” y “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo”, demuestran que Dios instaurará Su reino en la tierra y que el destino que le ha dispuesto al hombre también está en la tierra. ¿Acaso nuestro deseo permanente de que nos ascienda al cielo no proviene de nuestras nociones y fantasías? ¿Y eso no es desviarse de la senda de Dios?
La realidad es que Dios jamás ha hablado de ascender a la gente al cielo, algo que podemos reconocer a partir de los hechos de la obra de Dios. En el principio, Dios hizo al hombre del polvo y lo puso en el jardín del Edén, donde vivía y adoraba correctamente a Dios. En época de Noé, Dios tampoco ascendió a Noé y a su familia al cielo para que escaparan de las inundaciones, sino que ordenó a Noé que tomara la medida práctica de construir un arca en la tierra. A finales de la Era de la Ley, la gente corría el riesgo de ser ejecutada por infringir las leyes de Dios. Dios no la ascendió al cielo en ofrenda por sus pecados, sino que personalmente se hizo carne y vino a la tierra, donde, de hecho, fue crucificado por la humanidad, con lo que la libró del pecado. De esto podemos deducir que Dios ha obrado continuamente en la tierra en pro de la salvación del hombre, guiando a la humanidad para que viva y lo adore a Él. ¡Es evidente que nuestro constante anhelo de que nos lleve al cielo no concuerda con Su voluntad!
¿Qué es el arrebatamiento antes de la gran tribulación?
Puede que algunos no tengáis claro a qué se refiere realmente la expresión “ser arrebatado”. Para entenderlo, veamos en primer lugar lo que dicen las palabras de Dios. Dijo Dios: “‘Ser arrebatado’ no es ser tomado de un lugar bajo para ser colocado en un lugar alto, como las personas imaginan. Esto es un tremendo error. Ser arrebatado se refiere a Mi predeterminación y Mi selección. Va dirigido a todos los que Yo he predestinado y escogido. Todos los que han ganado el estatus de hijo primogénito, el estatus de los hijos o del pueblo, todos son aquellos que han sido arrebatados. Esto es sumamente incompatible con las nociones de las personas. Aquellas que tengan participación en Mi casa en el futuro son personas que han sido arrebatadas delante de Mí. Esto es absolutamente cierto, nunca cambia y nadie lo puede refutar. Este es el contraataque contra Satanás. Todo aquel a quien Yo predestiné será arrebatado delante de Mí” (‘Capítulo 104’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). Estas palabras nos indican que ser arrebatado no es ser ascendido al cielo para reunirse con el Señor como imaginábamos, sino ser capaz de aceptar y obedecer la nueva obra de Dios tras oír Su voz, seguir de cerca las huellas del Cordero y presentarse ante Dios cuando venga a la tierra a obrar. Este es el único arrebatamiento verdadero. Es igual que cuando el Señor Jesús vino a realizar la obra de la redención: Pedro, la samaritana, Santiago y otros reconocieron la voz del Señor al oír Sus palabras y comprobaron que era el Mesías que había de llegar. Por consiguiente, recibieron la salvación del Señor y todos fueron ascendidos ante Él en la Era de Gracia. Todos aquellos que en los últimos días reciben el regreso del Señor y aceptan la obra actual de Dios son los que siguen las huellas del Cordero ¡y los encumbrados ante el Señor!
Cómo ser arrebatados antes de la gran tribulación
Entonces, ¿qué debemos hacer para recibir al Señor y ser arrebatados antes del desastre? Hace mucho que la Biblia lo profetizó, cuando el Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Los capítulos 2 y 3 del Libro del Apocalipsis profetizan en múltiples ocasiones: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Además, en el capítulo 3, versículo 20: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. Las palabras de Dios dicen: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida” (‘La aparición de Dios ha traído una nueva época’ en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios nos indican que, para recibir al Señor, es clave buscar la obra y las palabras de Dios. No hay nada más importante que buscar dónde están las palabras del Espíritu Santo a las iglesias y dónde están la aparición y obra de Dios hoy en día. Si no nos encargamos de buscar las huellas de Dios, si no damos importancia a oír Su voz, sino que contemplamos pasivamente las nubes del cielo esperando ociosamente que el Señor venga a ascendernos, ¿no son estos pensamientos quiméricos? Y entonces, ¿no seríamos por siempre incapaces de recibir al Señor y acabaríamos por desperdiciar la oportunidad de ser arrebatados por Él?
Así pues, ¿dónde están las huellas del Señor? ¿Y dónde declara Dios Sus palabras? Hoy en día, únicamente la Iglesia de Dios Todopoderoso da público testimonio a la humanidad de que ya ha regresado el Señor: es decir, Dios encarnado de los últimos días, Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso ha expresado millones de palabras y revelado una serie de verdades y misterios, así como el plan de gestión de 6000 años de Dios, el misterio de la encarnación y los misterios de la Biblia. Del mismo modo, ha expresado palabras que juzgan y dejan al descubierto a la humanidad y ha revelado los hechos verídicos de nuestra corrupción a manos de Satanás y nuestras diversas actitudes satánicas. Al aceptar las palabras de juicio y castigo de Dios, llegamos a conocer nuestra corrupción y comprobamos que todo cuanto manifestamos son actitudes satánicas de arrogancia, egoísmo, bajeza, traición y astucia, y que estamos desprovistos de conciencia y razón. Las palabras de Dios nos han convencido totalmente, nos postramos ante Él abrumados por el arrepentimiento y conocemos un poco Su carácter justo y santo; nace en nosotros un corazón que venera y obedece a Dios y constatamos desde el fondo de nuestro corazón que todo lo expresado por Dios Todopoderoso es la verdad y puede purificar y transformar a la gente.
En la actualidad, las palabras de Dios Todopoderoso se están expandiendo entre la humanidad. Muchas personas de diversas denominaciones cristianas, auténticos creyentes que aman sinceramente la verdad, han oído la voz de Dios, han despertado con Sus palabras y han regresado ante Su trono. Disfrutan del riego y sustento de Sus palabras, sienten la autoridad y el poder que tienen y han comprobado que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús. ¡Ellos son los arrebatados antes de la gran tribulación! Leamos un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso: “Mi voz se extenderá por toda la tierra; quiero, frente a Mi pueblo elegido, decirles más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Al igual que un recién nacido, todos los hombres se alegran y regocijan, celebrando Mi llegada. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al ‘Monte de los Olivos’ del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión. ¡Que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!” (‘Los siete truenos retumban: profetizan que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo’ en “La Palabra manifestada en carne”).
¿Qué sientes tras leer este pasaje de las palabras de Dios? ¿No está emocionado tu corazón? ¿Las percibes como palabras del Creador a toda la humanidad? ¿Crees que actualmente Dios nos está dando testimonio de que ya ha regresado? Sea cual sea tu parecer, tenemos una tarea urgente por delante: debemos ser las vírgenes prudentes, escuchar las palabras de Dios Todopoderoso y buscar Su obra de los últimos días con mentalidad abierta. ¡No hay otra senda para ser arrebatados antes de la gran tribulación!
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