Por fin se revela el misterio de “el Padre y el Hijo”
Aunque había llegado a entender esta verdad, seguía sin tener del todo claro por qué Dios se había encarnado en una mujer en los últimos días, por lo que pregunté: “Hermano, Mateo 3:17 relata que, cuando el Señor Jesús fue bautizado, una voz de los cielos dijo: ‘Este es mi Hijo amado en quien me he complacido’. Además, cuando el Señor Jesús oraba, llamaba Padre al Dios del cielo. ‘Padre’ e ‘Hijo’ son del género masculino, lo que demuestra que Dios es masculino. Entonces, ¿cómo puede regresar el Señor Jesús en forma de mujer? Como no lo entiendo, me pregunto si tú podrías hablarme de ello”.
Después de escuchar mis palabras, el hermano dijo pacientemente: “Determinamos que Dios es masculino en función de estos pocos versículos de la Biblia, ¿pero no es esta una afirmación arbitraria? ¿Es una deducción correcta? ¿Alguna vez ha afirmado Dios tal cosa en la Biblia? ¿Y el Espíritu Santo? Esta es una cuestión que mucha gente, de hecho, no comprende a fondo, pero nosotros lo haremos una vez que hayamos leído las palabras de Dios Todopoderoso. Dice Dios: ‘Cuando Jesús llamaba a Dios en el cielo por el nombre de Padre al orar, sólo lo hacía desde la perspectiva de un hombre creado, sólo porque el Espíritu de Dios se había vestido como un hombre ordinario y normal y tenía el envoltorio exterior de un ser creado. Incluso si dentro de Él estaba el Espíritu de Dios, Su apariencia externa seguía siendo la de un hombre ordinario; en otras palabras, había pasado a ser el “Hijo del Hombre” del que todos los hombres, incluido el propio Jesús, hablaban. Dado que es llamado el Hijo del Hombre, Él es una persona (sea hombre o mujer, en cualquier caso una con el caparazón exterior de un ser humano) nacida en una familia normal de personas ordinarias. Por tanto, que Jesús llamara a Dios en el cielo por el nombre de Padre era lo mismo que cuando vosotros lo llamasteis Padre al principio; Él lo hizo desde la perspectiva de un hombre de la creación’ (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La palabra manifestada en carne”). ‘Todavía están los que dicen: “¿No declaró Dios expresamente que Jesús era Su Hijo amado?”. Jesús es el Hijo amado de Dios, en quién Él se regocija grandemente; esto ciertamente fue dicho por Dios mismo. Eso fue Dios dando testimonio de sí mismo, pero simplemente desde una perspectiva diferente, la del Espíritu en el cielo dando testimonio de Su propia encarnación. Jesús es Su encarnación, no Su Hijo en el cielo. ¿Entiendes? ¿No indican las palabras de Jesús, “Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí” que Ellos son un Espíritu? ¿Y acaso no se debe a la encarnación que Ellos fueran separados entre el cielo y la tierra? En realidad, siguen siendo uno; sin importar lo que digan, es simplemente Dios dando testimonio de sí mismo’ (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La palabra manifestada en carne”).
“En las palabras de Dios vemos que el Señor Jesús llamaba Padre al Dios del cielo porque el Señor Jesús era Dios encarnado y por fuera parecía una persona normal, razón por la cual se dirigía a Dios desde la perspectiva de un hombre creado; eso también personificaba la humildad y obediencia de Dios en la carne. El Dios del cielo llamaba ‘Hijo amado’ al Señor Jesús, dando así testimonio de que el Señor Jesús era la encarnación de Dios desde la perspectiva del Espíritu. Puesto que era la primera vez que Dios aparecía y obraba encarnado en el mundo, nadie conocía a Cristo y todos consideraban al Señor Jesús un hombre corriente. Dios le perdonó al hombre su poca estatura y, con el fin de que la gente tuviera claro que el Señor Jesús provenía de Dios y fuera más capaz de aceptar la guía del Señor Jesús, Dios dio testimonio de que el Señor Jesús era Su Hijo amado. Eso no significaba, no obstante, que el Señor Jesús fuera Hijo de Dios ni aludía al género de Dios. Por eso no podemos limitar a Dios al género masculino porque el Señor Jesús llamara Padre al Dios del cielo en Sus oraciones ni porque el Dios del cielo llamara Hijo amado al Señor Jesús. La Biblia dice claramente que ‘Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó’ (Génesis 1:27). Dios hizo tanto al hombre como a la mujer a imagen suya, por lo que, si limitamos a Dios al género masculino, ¿cómo explicamos que creara a la mujer? Dios es, en verdad, Espíritu y nunca se ha hecho ninguna distinción de género con Él. La encarnación de Dios es el Espíritu de Dios revestido en la carne de una persona normal y corriente. El Señor Jesús era hombre y, en esta ocasión, Dios se ha encarnado en una mujer; las palabras ‘hombre’ y ‘mujer’ sólo aluden a la carne de la que se reviste Dios, no a su Espíritu. Con todo, nosotros no entendemos este misterio, sino que definimos a Dios como hombre apoyándonos en nuestras fantasías; al hacer esto, ¿no blasfemamos contra Dios?”. Asentí en silencio y pensé para mis adentros: “Entonces, resulta que las palabras ‘Padre’ e ‘Hijo’ no aluden al género de Dios, sino que son meras formas de trato de Dios hacia Su carne y Su Espíritu desde distintas perspectivas. Al parecer, si nos tomamos las palabras de Dios al pie de la letra, en realidad no las entenderemos, y debemos buscar la voluntad de Dios con toda seriedad”.
Al comprender la relevancia del regreso del Señor en forma femenina, me sentí muy culpable
Luego continuó el hermano Xiao, diciendo: “Dios es supremo, es grande, maravilloso e insondable. Cuando nos apoyamos en nuestras nociones y fantasías para delimitarlo, nos rebelamos contra Él ¡y lo desafiamos! Adoptando forma de mujer en Su encarnación en los últimos días, Dios lanza un tremendo contraataque a nuestros conceptos, con el que da solución a nuestra falaz comprensión del género de Dios encarnado. Lo entenderemos mejor tras leer otro pasaje de las palabras de Dios. Dice Dios Todopoderoso: ‘Cada etapa de la obra realizada por Dios tiene un sentido real. Cuando Jesús llegó, era varón, y en este momento es mujer. A partir de esto, puedes ver que Dios creó al varón y a la mujer para Su obra y que con Él no hay distinción de género. Cuando Su Espíritu llega, Él puede adoptar cualquier carne a voluntad y esta lo representa. Sea varón o mujer, ambos representan a Dios mientras sean Su carne encarnada. Si Jesús hubiera aparecido como una mujer cuando vino, en otras palabras, si el Espíritu Santo hubiera concebido una niña, no un niño, esa etapa de la obra se habría completado de todas formas. Igualmente, si un varón tuviera que completar esta etapa de la obra, la misma se completaría también. La obra llevada a cabo en ambas etapas es significativa; ninguna de las dos obras se repite ni ellas entran en conflicto entre sí. […] Con Dios no hay distinción de género. Su obra se realiza como Él desea y no está sujeta a ninguna restricción; es particularmente libre, pero cada etapa tiene un significado práctico. Dios se hizo carne dos veces, y sobra decir que Su encarnación en los últimos días es la última vez. Él ha venido a revelar todos Sus hechos. Si Él no se hubiera hecho carne en esta etapa para realizar personalmente una obra de la que el hombre fuera testigo, este tendría siempre la noción de que Dios es sólo varón, no mujer’ (‘Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación’ en “La palabra manifestada en carne”).
“Las palabras de Dios son muy claras: Dios es Espíritu y no hay distinciones de género con Él. Dios ha adoptado distintos géneros en Sus dos encarnaciones según las necesidades de Su obra y con el fin de salvar mejor a la humanidad. Se encarne Dios en un hombre o en una mujer, no obstante, siempre se trata de la materialización física del Espíritu de Dios, Cristo, y la obra que realiza siempre es la obra de Dios. Cuando el Señor Jesús vino, apareció y obró en el mundo en forma de hombre, por ejemplo, puso fin a la Era de la Ley e inició la Era de la Gracia, expresó la verdad de la redención de la humanidad y reveló el carácter misericordioso y bondadoso de Dios. El Señor Jesús también obró muchos milagros, como el de dar de comer a 5000 personas con cinco panes y dos peces, el de calmar los vientos y el mar con una palabra y el de resucitar a los muertos, hasta que fue finalmente crucificado, redimiendo así a la humanidad de las garras de Satanás. Vemos que todo cuanto hizo el Señor Jesús fue una obra plenamente divina y que Él era el propio Dios. De igual modo, Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, ha aparecido para llevar a cabo Su obra en forma de mujer. Por fuera, la encarnación de Dios parece normal y corriente, pero Dios Todopoderoso ha puesto fin a la Era de la Gracia, ha iniciado la Era del Reino, expresa Sus palabras y ha desvelado todos los misterios y verdades, como el misterio de la aparición de Dios encarnado para realizar Su obra, el misterio de las tres etapas de la obra de Dios, el misterio del nombre de Dios, la verdadera historia y la realidad de la Biblia, el final y el destino de la humanidad, etc. Dios Todopoderoso expresa, asimismo, Su carácter justo y majestuoso y con Sus palabras juzga nuestros pecados, deja al descubierto nuestra corrupción e injusticia, nos muestra la senda hacia la salvación y la purificación y, finalmente, nos lleva a nuestro hermoso destino. Sólo Dios encarnado puede realizar esta obra —nadie de la humanidad corrupta puede hacerlo— y, partiendo de la obra llevada a cabo por Dios Todopoderoso, podemos estar totalmente seguros de que, efectivamente, Dios Todopoderoso es el propio Dios.
“Por otro lado, Dios se ha encarnado como mujer en los últimos días para disipar nuestro entendimiento sesgado del género de Dios y para que lleguemos a reconocer que Su encarnación puede ser tanto masculina como femenina. Dios no es solamente el Dios de los hombres, sino también de las mujeres; Dios no sólo salva a los hombres, sino también a las mujeres. Así entendido, ya no limitaremos a Dios según nuestras nociones y fantasías. ¡Esto evidencia realmente que la encarnación de Dios como mujer en los últimos días tiene un enorme sentido!”.
Escuchando las palabras de Dios Todopoderoso y del hermano Xiao, llegué a comprender que Dios es Espíritu y que con Él no hay distinciones de género. Se reviste de carne para realizar Su obra exclusivamente por las necesidades de la misma. Se encarne Dios en un hombre o en una mujer, no obstante, en el fondo siempre es el Espíritu de Dios el que realiza la obra de Dios mismo. Pensé en que no había conocido a Cristo y en que había delimitado a Dios según mis fantasías. Cuando oí que el Señor Jesús había regresado y aparecido para realizar Su obra en forma de mujer, resurgieron algunos conceptos dentro de mi corazón y me negué a buscar o investigar las palabras y la obra de Dios; ¡pero qué ciego había estado! Entonces me presenté ante Dios para orar: “¡Oh, Dios mío! Te he delimitado y me he opuesto a Ti amparándome en mis nociones y fantasías, pero gracias a los hermanos y hermanas que me han leído Tus palabras y me han hablado pacientemente, Tú me has permitido entender la verdad y abandonar mis conceptos y me has guiado de regreso a Tu presencia. ¡Oh, Dios mío, te doy gracias!”.
Se disipan mis conceptos y sigo los pasos de las huellas del Cordero
Más tarde, el hermano Xiao me habló de verdades como la verdadera historia y los objetivos de las tres etapas de la obra de Dios, el misterio del nombre de Dios, el misterio de la aparición de Dios encarnado para realizar Su obra, etc. Tras escuchar sus enseñanzas, tuve la certeza aún mayor de que Dios Todopoderoso es la verdad, el camino, la vida y, efectivamente, ¡el Señor Jesús retornado! Al mismo tiempo, reflexionando sobre mi actitud hacia la obra de Dios de los últimos días, llegué a comprender verdaderamente que yo no había sido distinto a los fariseos. Me había aferrado ciegamente a mis nociones y fantasías, no había aceptado ni buscado las verdades que expresa Dios, me había rebelado contra Él y lo había desafiado. Sentí una culpa y un remordimiento tremendos.
Una vez que acepté la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, comencé a asistir activamente a reuniones y, relacionándome con mis hermanos y hermanas, percibí que eran muy cálidos y afectuosos en el trato a los demás y que hablaban de la verdad de forma muy clarificadora: la Iglesia de Dios Todopoderoso era como una gran familia acogedora. Me di cuenta en lo más hondo de que mi posibilidad de recibir la salvación de Dios en los últimos días se debía por completo al grandioso amor de Dios por mí. El Señor Jesús dijo “buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7) y yo llegué a entender el verdadero sentido de estas palabras: en el momento crucial del recibimiento a la venida del Señor, es importantísimo tener un corazón sediento de la verdad y que la busque.
Doy gracias a Dios por permitirme recibir Su salvación en los últimos días en este país extranjero; esta es mi bendición. De ahora en adelante, leeré más las palabras de Dios, hablaré más con mis hermanos y hermanas, me pertrecharé de más verdad y cumpliré correctamente con el deber para devolverle a Dios Su amor.
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
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