Ayer, la hermana Selinna nos escribió: “Debido a la pandemia, no he podido buscar trabajo pese a haber desactivado el confinamiento, porque mi marido está enfermo. Para mí, hemos asistido a tiempo a las reuniones y hemos leído a menudo las palabras de Dios antes, ¿cómo podemos encontrarnos con tal asunto? ¿Por qué Dios no nos ha protegido, ni nos ha bendecido? Estoy tan débil que no quiero ir a las reuniones, ni sé cómo experimentarlo”.
La respondemos: Hermana Selinna, tenemos el pensamiento como éste, es porque creemos en Dios simplemente es para conseguir Sus gracias y bendiciones. ¿Concuerda este punto de vista con la voluntad de Dios? Primero leamos un pasaje de la Palabra de Dios.
Dios Todopoderoso dice: “¿Cuántos creen en Mí sólo para que los sane? ¿Cuántos creen en Mí sólo para que use Mis poderes para expulsar espíritus inmundos de sus cuerpos? ¿Y cuántos creen en Mí simplemente para recibir de Mí la paz y el gozo? ¿Cuántos creen en Mí sólo para demandar de Mí más riqueza material y cuántos creen en Mí sólo para pasar esta vida con seguridad y para estar sanos y salvos en el mundo por venir? ¿Cuántos creen en Mí sólo para evitar el sufrimiento del infierno y recibir las bendiciones del cielo? ¿Cuántos creen en Mí sólo por una comodidad temporal, pero no buscan obtener nada en el mundo por venir? Cuando hice descender Mi furia sobre el hombre y le quité todo el gozo y la paz que originalmente poseía, el hombre se volvió confuso. Cuando le di al hombre el sufrimiento del infierno y recuperé las bendiciones del cielo, la vergüenza del hombre se convirtió en ira. Cuando el hombre me pidió que lo sanara, pero Yo no le respondí y sentí aborrecimiento por él, el hombre se apartó de Mí y buscó el camino de los doctores brujos y de la hechicería. Cuando le quité al hombre todo lo que me había exigido, desapareció sin dejar rastro. Por lo tanto, digo que el hombre tiene fe en Mí porque doy demasiada gracia y tiene demasiado que ganar”.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
Las palabras de Dios han revelado nuestra intención y propósito de creer en Él. Sólo queremos obtener gracias y bendiciones de Él. Una vez que no consigamos lo que deseamos en el proceso de tener la fe en Dios, en cambio, cuando descubramos algo que no es conforme a nuestras nociones, podemos quejarnos de Dios, sin ganas de hacer oraciones y asistir a reuniones para adorar a Dios. Los comportamientos como estos demuestran que nuestra fe en Dios es impura y no aguanta pruebas, y tal fe no puede ser alabada por Él.
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