Wang Xue reflexionó sobre los versículos de los que Li Jun había hablado y ella cayó en un profundo pensamiento: “¡Sí! Todos estos años he escuchado sólo lo que han dicho los pastores y ancianos, creyendo que lo que el Señor Jesús quiso decir cuando dijo ‘¡Consumado es!’ en la cruz era que la obra de Dios para salvar a la humanidad estaba terminada y que Él nunca más llevaría a cabo ninguna obra nueva. Pero las profecías del Señor que mi hija y su esposo acababan de mencionar en efecto sí dicen que cuando el Señor regrese Él expresará la verdad y llevará a cabo Su obra de juicio. Así que, ¿qué quiso decir exactamente el Señor cuando Él dijo ‘¡Consumado es!’ en la cruz?”. Reflexionando en estos pensamientos, Wang Xue les contó de su perplejidad.
Al ver a Wang Xue comenzar a buscar la verdad, Hui Min y Li Jun sonrieron alegremente y Hui Min dijo pacientemente: “Mamá, cuando el Señor Jesús dijo ‘¡Consumado es!’ en la cruz, Él en realidad estaba diciendo que Su obra de redención en la Era de la Gracia había terminado. Siempre y cuando aceptemos la obra del Señor Jesús y confesemos y nos arrepintamos ante el Señor, entonces nuestros pecados pueden ser perdonados y entonces estamos calificados para orar al Señor y disfrutar de la abundante gracia y verdad que el Señor nos otorga; este es el resultado logrado por el Señor Jesús al llevar a cabo la obra de redención. Pero la obra de Dios para salvar a la humanidad no llegó a su fin porque la obra de redención del Señor Jesús se terminara. Leamos juntos un par de pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso y después de que los hayamos leído tendremos un mejor entendimiento”. Al decir esto entonces Hui Min trajo de su habitación un libro titulado “La Palabra Manifestada en Carne”. Abriéndolo leyó: “Para el hombre, la crucifixión de Dios concluyó la obra de Su encarnación, redimió a toda la humanidad y esto le permitió tomar posesión de las llaves del Hades. Todos piensan que Su obra se ha cumplido por completo. En realidad, para Dios sólo se ha realizado una pequeña parte de Su obra. Sólo ha redimido a la humanidad; no la ha conquistado, y menos aún ha cambiado la fealdad de Satanás en el hombre. Por esta razón, Dios afirma: ‘Aunque Mi carne encarnada pasó por el dolor de la muerte, esa no fue la meta total de Mi encarnación. Jesús es Mi amado Hijo y fue clavado en la cruz por Mí, pero no concluyó del todo Mi obra. Sólo llevó a cabo una porción de ella’” (‘Obra y entrada (6)’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayoría de los hombres pecan durante el día y se confiesan por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para ellos, no podría salvarlos del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Cuando había terminado de leer, Hui Min dio un enseñanza diciendo: “Las palabras de Dios Todopoderoso son muy claras. La obra de redención llevada a cabo por el Señor Jesús sólo completó la mitad de la obra de Dios para salvar a la humanidad. Aunque nuestros pecados fueron perdonados después de experimentar la redención del Señor Jesús, ya no cometimos pecados obvios y tuvimos algunos buenos comportamientos externos, no habíamos desechado totalmente los lazos del pecado; estamos dominados por tendencias corruptas tales como ser arrogantes y engreídos, egoístas y despreciables, corruptos y deshonestos y con frecuencia decimos mentiras y engañamos a otros en aras de proteger nuestros propios intereses y prestigio. Cuando vemos a alguien que es mejor que nosotros, nos sentimos celosos y no lo queremos escuchar; si alguien amenaza nuestros intereses, entonces lo odiamos hasta el punto de exigir de él una retribución; también seguimos las tendencias malvadas del mundo, nos aferramos a la riqueza, codiciamos la vanidad y adoramos la fama y la fortuna; cuando nos suceden desastres naturales o calamidades provocadas por el hombre, o si sucede algo desafortunado, malentendemos y culpamos a Dios e incluso juzgamos y condenamos la obra de Dios con base en nuestros propios conceptos e imaginaciones, etc. Comportarse de esta manera es suficiente para probar que sólo nuestros pecados son perdonados en nuestra creencia en el Señor, persona la naturaleza satánica y el carácter corrupto dentro de nosotros permanecen profundamente arraigados. Esta es la causa de fondo de que cometamos pecados y desafiemos a Dios. Si no resolvemos nuestra naturaleza pecaminosa, entonces seremos incapaces de controlarnos de pecar y desafiar a Dios o de traicionarlo y oponernos a Él. Las palabras de Dios en la Biblia declaran claramente: “[…] Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). También el capítulo 12, versículo 14 en Hebreos dice: “[…] la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Dios es santo y el reino celestial no permite que ningún ser humano manchado entre. Entonces, ¿cómo podríamos nosotros que tan a menudo cometemos pecados y desafiamos a Dios alguna vez ser dignos de ver el rostro de Dios? ¿Cómo podríamos alguna vez ser dignos de que Dios nos guíe al reino celestial? Por lo tanto, todavía necesitamos que Dios regrese en los últimos días para llevar a cabo una etapa de obra nueva y para resolver el problema de la causa de fondo de nuestros pecados. Sólo de esta manera podremos deshacernos de nuestras inclinaciones satánicas y corruptas y alcanzar la purificación y salvación de Dios. Esto también es el cumplimiento de la profecía en la Biblia que dice: “Que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo” (1 Pedro 1:5)”.
Cuando ella hubo hablado, Hui Min volteó a una página en “La Palabra Manifestada en Carne” y le dijo a Wang Xue: “Mamá, entenderemos mejor una vez que hayamos leído dos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso. Las palabras de Dios dicen: “Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios” (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”).
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