En la actualidad hay muchas personas que creen de una manera confusa. Vuestra curiosidad es demasiado grande, vuestro deseo de buscar bendiciones es demasiado grande, y el de buscar la vida demasiado pequeño. Los creyentes en Jesús están, hoy en día, llenos de entusiasmo. Él les va a dar la bienvenida al hogar celestial, ¿cómo no van a creer? Algunas personas son creyentes toda su vida, otras durante más de veinte, cuarenta o cincuenta años; nunca se cansan de leer
la Biblia. Esto se debe a que pase lo que pase, mientras crean, llegarán al cielo. Vosotros sólo habéis seguido a Dios a lo largo de esta senda durante unos pocos años; sin embargo, ya estáis con luchas y sin resistencia alguna, porque vuestro deseo de ganar bendiciones es demasiado fuerte. Recorréis este camino verdadero, dominados por vuestro deseo de obtener bendición y por la curiosidad de vuestro corazón. No tenéis mucho entendimiento de esta etapa de la obra. Gran parte de lo que estoy diciendo hoy no alude a esas personas que creen en
Jesús; no es dicho en absoluto para únicamente contraatacar sus nociones. De hecho, estas nociones que se están exponiendo son las nociones mismas que existen entre vosotros, porque no entendéis por qué se ha dejado la Biblia, por qué digo que la obra de Jehová y la de Jesús han quedado viejas. En realidad, tenéis muchas nociones a las cuales no habéis dado voz. Tenéis muchas opiniones guardadas en vuestro corazón, y sólo seguís a la multitud. ¿Pensáis que las nociones que tenéis son pocas? Es sencillamente que no habláis de ellas, ¡y nada más! La verdad es que sólo estáis siguiendo de manera superficial, sin buscar en absoluto el camino verdadero, y no venís intencionalmente a obtener vida. Vuestra actitud es tan sólo querer ver qué pasará. Como no habéis dejado muchas de vuestras viejas nociones, nadie de entre vosotros ha sido capaz de ofrecerse por completo. Una vez llegados a este punto, seguís todos preocupados por vuestro destino, pensáis día y noche, y nunca sois capaces de dejarlo. ¿Piensas que los fariseos de quienes hablo son los “viejos hombres” de la religión? ¿No sois vosotros representantes de los fariseos más progresistas de la era presente? ¿Piensas que esas personas a las que menciono, quienes me cotejan con la Biblia sólo se refieren a esos expertos bíblicos de los círculos religiosos? ¿Piensas que cuando hablo de quienes clavan una vez más a Dios en la cruz estoy aludiendo a los líderes de los círculos religiosos? ¿No sois vosotros los mejores actores que interpretáis esos papeles? ¿Piensas que todas las palabras que pronuncio para contraatacar las nociones de las personas se burlan de los pastores y de los ancianos de la religión? ¿No habéis tomado parte también en todas estas cosas? ¿Piensas que sólo tienes algunas nociones? Tan sólo es que ahora todos habéis aprendido a ser muy inteligentes. No habláis de las cosas que no entendéis ni traicionáis vuestros sentimientos sobre ellas, sino que vuestro corazón de reverencia y vuestro corazón de sumisión sencillamente no existen. A vuestro modo de ver, estudiar, observar y esperar son vuestras mayores prácticas hoy. Habéis aprendido a ser demasiado inteligentes. ¿Sabéis, sin embargo, que esta es una astuta psicología vuestra? ¿Pensáis que un momento de astucia por vuestra parte os ayudará a escapar del castigo eterno? ¡Habéis aprendido a ser demasiado “sabios”! Y algunas personas me preguntan cosas como: “Un día, cuando las personas religiosas me pregunten: ‘¿Por qué no ha realizado tu Dios ni un solo milagro?’, ¿cómo debería explicarlo?”. Y no serán únicamente las personas de la religión quienes pregunten tales cosas. Es, más bien, que tú no entiendes la obra de hoy, y tienes demasiadas nociones. ¿Sigues sin saber a quién me refiero cuando menciono a los oficiales religiosos? ¿No sabes para quién explico la Biblia? ¿No sabes para quién hablo cuando ilustro las tres etapas de la obra? Si no dijera estas cosas, ¿os convenceríais con tanta facilidad? ¿Cederíais tan fácilmente? ¿Os resulta tan fácil dejar de lado esas viejas nociones vuestras? Especialmente esos “hombres de verdad”, que nunca han obedecido a nadie, ¿obedecerían tan fácilmente? Sé que aunque tenéis una humanidad de bajo nivel, sois de un calibre muy bajo, tenéis un cerebro poco desarrollado, y no tenéis una larga historia de creencia en Dios, en realidad poseéis muchas nociones, y vuestra naturaleza inherente es no someteros a nadie a la ligera. Sin embargo, hoy sois capaces de someteros, porque se os obliga y porque estáis indefensos; sois tigres en una jaula de hierro, incapaces de dar rienda suelta a vuestras habilidades. Sería difícil volar aunque tuvierais alas. Aunque no se os dan bendiciones, estáis dispuestos a seguir. Este no es vuestro espíritu de “hombre bueno”, sino más bien que os han derribado por completo, y estáis desesperados. Toda esta obra os ha derrumbado. Si fuerais capaces de alcanzar alguna cosa, no seríais tan obedientes como hoy porque, antes, todos erais asnos salvajes del desierto. De modo que lo que se ha dicho hoy no sólo va dirigido a personas de diversas facciones religiosas ni tampoco es un contraataque a sus nociones; más bien es luchar contra vuestras nociones.