martes, 13 de noviembre de 2018

La palabra de Dios | La relevancia de salvar a los descendientes de Moab

En estos dos a tres años de obra, lo que debería haberse logrado en la obra de juicio realizada en vosotros se ha conseguido básicamente. La mayoría de las personas han dejado de lado sus planes y sus destinos futuros. Sin embargo, cuando se menciona que vosotros sois los descendientes de Moab, muchos no pueden soportarlo: vuestros rasgos se distorsionan, vuestras bocas se tuercen, y vuestros ojos se apagan. Sencillamente no podéis creer que sois los descendientes de Moab. Moab fue desterrado a esta tierra tras ser maldecido. El linaje de los descendientes de Moab se ha transmitido hasta hoy, y todos vosotros sois sus descendientes. No hay nada que Yo pueda hacer; ¿quién te hizo nacer en la casa de Moab? Yo me apiado de ti, y no estoy dispuesto a que tú seas eso, pero las personas no pueden cambiar la realidad. Tú eres un descendiente de Moab, y no puedo decir que lo seas de David. No importa de quién procedas, sigues siendo uno de la creación. Es simplemente que eres una criatura de posición inferior; eres una criatura de nacimiento inferior. Toda la creación debe experimentar la totalidad de la obra de Dios, todos son objetos de Su conquista, todos deben ver Su carácter justo, y experimentar Su sabiduría y Su omnipotencia. Ahora eres un descendiente de Moab, y debes aceptar este juicio y castigo; así que si no fueras un descendiente de Moab, ¿no deberías aceptar también, pues, este juicio y castigo? ¡Deberías reconocer esto! En verdad, obrar actualmente sobre los descendientes de Moab es más valioso y más significativo. Como la obra se realiza en vosotros, tiene una enorme relevancia. Si la obra se realizara en los descendientes de Cam no sería significativa, porque ellos no son de un origen tan inferior, y sus orígenes no son los mismos que los de Moab. Los descendientes de Cam, el segundo hijo de Noé, sólo son malditos; no proceden de la fornicación. Son, sencillamente, de una posición inferior, porque Noé los maldijo, y son siervos de los siervos. Tienen una posición inferior, pero su valía original no era menor. Al hablar de Moab, las personas saben que él tenía originalmente una posición inferior, porque nació de la fornicación. Aunque la posición de Lot era muy elevada, Moab descendió de Lot y de su hija. Aunque Lot era un hombre justo, Moab seguía siendo objeto de maldición. Moab era de valía inferior, y tenía una posición inferior; y aunque no hubiera sido maldecido, era inmundo y, por tanto, diferente de Cam. Él no lo reconoció y se resistió, se rebeló contra Jehová, por lo cual cayó en el más tenebroso de los lugares. Obrar ahora en los descendientes de Moab es salvar a aquellos que han caído en la mayor oscuridad. Aunque fueron maldecidos, Dios está dispuesto a obtener gloria de ellos. Esto se debe a que, inicialmente, todos eran personas que no tenían a Dios en su corazón; sólo convertirlos en quienes obedecen y aman a Dios es la verdadera conquista, y ese fruto de la obra es el más valioso y convincente. Sólo esto es obtener gloria; esta es la gloria que Dios quiere obtener en los últimos días. Aunque estas personas son de una posición inferior, ahora son capaces de obtener una salvación tan grande, que es verdaderamente la elevación de Dios. Esta obra tiene mucho sentido, y Él gana a estas personas a través del juicio. Él no los está castigando intencionadamente, sino que ha venido a salvarlos. Si Él siguiera llevando a cabo la obra de conquista en Israel durante los últimos días, esto sería inútil; aunque diera fruto, no tendría ningún valor ni gran importancia, y Él no sería capaz de obtener toda la gloria. Él está obrando en vosotros, es decir, en los que han caído en el más oscuro de los lugares, en los más retrógrados. Estas personas no reconocen que hay un Dios ni lo han sabido nunca. Satanás ha corrompido a estas criaturas hasta el punto de olvidar a Dios. Satanás las ha cegado, y no saben en absoluto que hay un Dios en el cielo. En vuestros corazones, todos adoráis ídolos, adoráis a Satanás; ¿no sois las personas más inferiores, las más retrógradas? Sois lo más inferior de la carne, carecéis de cualquier libertad personal, y también sufrís dificultades. Sois, asimismo, las personas del nivel más inferior de esta sociedad, sin tan siquiera libertad de fe. Esta es la relevancia de obrar en vosotros. Obrar ahora en vosotros, descendientes de Moab, no es para humillaros intencionadamente, sino para revelar la relevancia de la obra. Es una gran elevación para vosotros. Si una persona tiene razón y percepción, declarará: “Soy un descendiente de Moab. Realmente no soy digno de esta gran elevación de Dios que he recibido ahora ni de bendiciones tan grandes. Según lo que yo hago y digo, y en base a mi estatus y valía, no soy en absoluto digno de bendiciones tan grandes de Dios. Los israelitas tienen un gran amor por Dios, y Él les concede la gracia que disfrutan; pero su estatus es mucho más elevado que el nuestro. Abraham estaba muy consagrado a Jehová, y Pedro lo estaba a Jesús; su devoción superaba cien veces a la nuestra y, en base a nuestras acciones, somos absolutamente indignos de disfrutar de la gracia de Dios”. El servicio de estas personas en la China no puede traerse en absoluto ante Dios. Es, simplemente, un completo desorden; ¡y que disfrutéis ahora tanto de la gracia de Dios es puramente la elevación de Dios! ¿Cuándo habéis buscado la obra de Dios? ¿Cuándo habéis sacrificado vuestra vida por Él? ¿Cuándo habéis renunciado sin dilación a vuestra familia, a vuestros padres y a vuestros hijos? ¡Ninguno de vosotros ha pagado un gran precio! De no haber sido porque el Espíritu Santo te sacó, ¿cuántos de vosotros habríais sido capaces de sacrificarlo todo? Sólo habéis seguido hasta hoy, porque habéis sido forzados y obligados. ¿Dónde está vuestra devoción? ¿Dónde está vuestra obediencia? En base a vuestros actos, deberíais haber sido destruidos hace mucho, deberíais haber sido arrasados. Qué derecho tenéis de disfrutar de bendiciones tan grandes; ¡no sois dignos en absoluto! ¿Quién de entre vosotros ha forjado su propia senda? ¿Quién de entre vosotros ha encontrado el camino verdadero por sí mismo? ¡Todos sois perezosos y glotones, despojos indignos que se divierten avariciosamente en las comodidades! ¿Os creéis tan grandes? ¿De qué tenéis que jactaros? Con todo y que no hubiera dicho que sois descendientes de Moab, ¿es vuestra naturaleza, vuestro lugar de nacimiento el más elevado? Incluso si no hubiera dicho que sois sus descendientes, ¿no sois todos genuinamente hijos de Moab? ¿Puede cambiarse la verdad de los hechos? ¿Va en contra de esta el dejar al descubierto vuestra naturaleza? Mirad cuán serviles sois, vuestras vidas y vuestras personalidades; ¿no sabéis que sois los más inferiores de los inferiores entre la humanidad? ¿De qué tenéis que jactaros? Considerad vuestra posición en la sociedad. ¿No estáis en el nivel más bajo? ¿Acaso pensáis que he dicho algo equivocado? Abraham ofreció a Isaac. ¿Qué habéis ofrecido vosotros? Job lo ofreció todo. ¿Qué habéis ofrecido vosotros? Muchas personas han dado su vida, han entregado sus cabezas y derramado su sangre con el fin de buscar el camino verdadero. ¿Habéis pagado ese precio? En comparación, no sois en absoluto aptos para disfrutar de una gracia tan grande; ¿os ofende, pues, decir hoy que sois descendientes de Moab? No te veas de una forma demasiado elevada. No tienes nada de lo que jactarte. Una salvación y una gracia tan grandes se os dan gratuitamente. No habéis sacrificado nada, sino que tan sólo habéis disfrutado gratuitamente de la gracia. ¿No os sentís avergonzados? ¿Es este camino verdadero algo que vosotros mismos encontrasteis por medio de la búsqueda? ¿No fue el Espíritu Santo quien os obligó a aceptarlo? Nunca tuvisteis un corazón de búsqueda y, en particular, no tuvisteis corazón para buscar o anhelar la verdad. Os habéis limitado a sentaros y disfrutar, y habéis obtenido esta verdad sin esfuerzo por vuestra parte. ¿Qué derecho tenéis de quejaros? ¿Piensas que eres de lo más valioso? En comparación con quienes sacrificaron su vida, y derramaron su sangre, ¿de qué os tenéis que quejar? ¡Destruiros ahora mismo sería cosa natural! Aparte de obedecer y seguir, no tenéis más elecciones. ¡Simplemente no sois dignos! La mayoría de los que están entre vosotros fue llamada, pero si el entorno no os hubiera obligado ni hubierais sido llamados, no habríais estado en absoluto dispuestos a salir. ¿Quién está dispuesto a abandonar las cosas de esta forma? ¿Quién está dispuesto a abandonar los placeres de la carne? ¡Todos sois personas que se divierten avariciosamente en las comodidades, y buscan una vida de lujo! Habéis obtenido bendiciones tan grandes, ¿qué más tenéis que decir? ¿Qué quejas tenéis? Habéis disfrutado de las mayores bendiciones, de la mayor gracia en el cielo, y obra que nunca antes se había hecho en la tierra os ha sido revelada ahora. ¿No es esto una bendición? Porque os habéis resistido y rebelado contra Dios, habéis pasado ahora por tanto castigo. Debido a este, habéis visto la misericordia y el amor de Dios; más aún, habéis visto Su justicia y Su santidad. Debido a este castigo y a la inmundicia de la humanidad, habéis visto el gran poder de Dios, Su santidad y Su grandeza. ¿No es esta la más rara de las verdades? ¿No es esta una vida con sentido? ¡La obra que Dios hace está llena de sentido! Por tanto, cuanto más inferior es vuestra posición, más muestra la elevación de Dios, y más demuestra cuán valiosa es Su obra en vosotros hoy. ¡Es, sencillamente, un tesoro incalculable! No puede conseguirse en ningún otro lugar, y a lo largo de las eras nadie ha disfrutado de una salvación tan grande. Que vuestra posición sea inferior muestra cuán grande es la salvación de Dios, y que Él es fiel a la humanidad; Él salva, no destruye.


El pueblo chino nunca ha creído en Dios ni ha servido a Jehová, nunca ha servido a Jesús. Lo único que pueden hacer es doblegarse, quemar incienso, quemar varitas de incienso y adorar a Buda. Simplemente adoran ídolos; todos son rebeldes en extremo, por lo que cuanto más inferior es la posición de las personas, más muestra que lo que Dios gana de vosotros es incluso más gloria. Desde su punto de vista, algunas personas dirían: “Dios, ¿cuál es la obra que Tú haces? Tú, un Dios tan elevado, un Dios tan santo, ¿viniste a una tierra inmunda? ¿Tan bajo concepto tienes de ti mismo? Somos tan inmundos, ¿pero Tú estás dispuesto a estar con nosotros? ¿Estás dispuesto a vivir entre nosotros? Somos de una posición tan baja, ¿pero estás dispuesto a hacernos completos? ¿Y nos usarías como modelos y muestras?”. Yo digo: ¡Tú no entiendes Mi voluntad! Tú no entiendes la obra que Yo quiero hacer ni entiendes Mi carácter. Tú no puedes alcanzar la relevancia de la obra que Yo voy a hacer. ¿Podría conformarse Mi obra a las nociones humanas? Según estas, Yo tendría que haber nacido en un bonito país para mostrar que soy de un estatus elevado, para mostrar que soy de gran valía, y mostrar Mi honorabilidad, santidad, y grandeza. Si Yo hubiera nacido en un lugar que me reconociera, en una familia de alto nivel, y si Yo fuera de una posición y un estatus elevados, se me trataría muy bien. Eso no tendría beneficios para Mi obra; ¿seguiría pudiéndose revelar una salvación tan grande? Todos los que me vieran me obedecerían, y la inmundicia no los contaminaría. Yo debería haber nacido en esta clase de lugar. Eso es lo que vosotros creéis. Pero pensad en ello: ¿vino Dios a la tierra para disfrutar, o para obrar? Si Yo obrara en esa clase de lugar fácil y cómodo, ¿podría obtener Mi gloria plena? ¿Sería Yo capaz de conquistar toda Mi creación? Cuando Dios vino a la tierra, Él no era del mundo ni se hizo carne con el fin de disfrutar del mundo. El lugar en el que obrar revelaría mejor Su carácter y el que más sentido tendría es el lugar en el que Él nació. Sea una tierra santa o inmunda, e independientemente de dónde obre, Él es santo. Él creó todo lo que hay en el mundo; simplemente, Satanás lo ha corrompido todo. Sin embargo, todas las cosas siguen perteneciéndole a Él; todas ellas están en Sus manos. Su venida a obrar a una tierra inmunda es para revelar Su santidad; Él hace esto por causa de Su obra, es decir, soporta una gran humillación para obrar de esta forma con el fin de salvar a las personas de esta tierra inmunda. Esto es por causa del testimonio y es para toda la humanidad. Lo que esta clase de obra permite ver a las personas es la justicia de Dios, y ella es más capaz de exhibir la supremacía de Dios. Su grandeza y Su rectitud se muestran a través de la salvación de un grupo de personas inferiores del que nadie piensa mucho. Nacer en una tierra inmunda no demuestra en absoluto que Él sea inferior; sólo permite que toda la creación vea Su grandeza y Su amor sincero por la humanidad. Cuanto más hace Él de esta forma, más revela Su amor puro por el hombre, Su amor perfecto. Dios es santo y justo. Aunque Él nació en una tierra inmunda, y aunque vive con esas personas llenas de inmundicia, del mismo modo que Jesús vivió con los pecadores en la Era de la Gracia, ¿no tiene lugar toda Su obra por causa de la supervivencia de toda la humanidad? ¿No es todo estopara que la humanidad pueda obtener una gran salvación? Hace dos mil años, Él vivió con pecadores durante unos años. Eso fue en aras de la redención. Hoy, Él está viviendo con un grupo de personas inmundas, inferiores. Esto es en aras de la salvación. ¿No es toda Su obra por causa vuestra, estos humanos? De no haber sido para salvar a la humanidad, ¿por qué habría vivido y sufrido Él con pecadores durante tantos años, después de nacer en un pesebre? Y si no fuera para salvar a la humanidad, ¿por qué regresaría Él a la carne una segunda vez, a nacer en esta tierra en la que se congregan los demonios, y a vivir con estas personas que Satanás ha corrompido profundamente? ¿No es fiel Dios? ¿Qué clase de obra no ha sido para la humanidad? ¿Qué clase no ha sido para vuestro destino? ¡Dios es santo! Esto es inmutable. Él no está contaminado por la inmundicia, aunque ha venido a una tierra inmunda; ¡todo esto sólo significa que el amor de Dios por la humanidad es tan abnegado, y el sufrimiento y la humillación que Él soporta tan grandes! Él sufre una tremenda humillación por todos vosotros, y por vuestro destino. ¿No sabéis eso? Él no salva a personas grandes ni a los hijos de familias ricas y poderosas, sino que salva específicamente a quienes son inferiores y a quienes otros miran con desprecio. ¿No es todo esto Su santidad? ¿No es todo esto Su justicia? Él preferiría nacer en una tierra inmunda, y sufrir toda la humillación en aras de la supervivencia de la humanidad. Dios es muy real; Él no hace obra falsa. ¿No se ha realizado cada etapa de Su obra de esta forma tan práctica? Aunque todas las personas lo difaman, y afirman que Él se sienta a la mesa con pecadores; aunque todas las personas se burlan de Él y dicen que vive con los hijos de la inmundicia, con las personas más inferiores, Él sigue dedicándose abnegadamente, y siendo rechazado de esta forma entre la humanidad. ¿No es mayor el sufrimiento que Él soporta que el vuestro? ¿No es Su obra mayor que el precio que habéis pagado? Vosotros nacisteis en una tierra de inmundicia, pero habéis obtenido la santidad de Dios. Nacisteis en una tierra en la que los demonios se congregan, pero habéis recibido gran protección. ¿Qué otra elección tenéis? ¿Qué quejas tenéis? ¿No es el sufrimiento que Él ha soportado mayor que el que habéis aguantado vosotros? Él ha venido a la tierra y nunca ha disfrutado de los deleites del mundo humano. Él detesta esas cosas. Dios no vino a la tierra para disfrutar de los beneficios materiales del hombre ni lo hizo para disfrutar de las cosas buenas que la humanidad come, viste y se pone. Él no presta atención a estas cosas; Él vino a la tierra para sufrir por el hombre, no para disfrutar de las buenas cosas terrenales. Él vino para sufrir, para obrar y para completar Su plan de gestión. Él no seleccionó un lugar bonito, no vivió en una embajada ni en un hotel de lujo, ni tiene numerosos siervos que lo atiendan. A partir de lo que habéis visto, ¿no sabéis si vino a obrar o a disfrutar? ¿No trabajan vuestros ojos? ¿Cuánto os ha dado Él? ¿Sería capaz de obtener gloria si hubiera nacido en un lugar cómodo? ¿Sería capaz de obrar? ¿Tendría eso alguna relevancia? ¿Sería Él capaz de conquistar por completo a la humanidad? ¿Sería Él capaz de rescatar a las personas de la tierra de la inmundicia? Las nociones humanas lo proponen así: “Dios, siendo que eres santo, ¿por qué naciste en un lugar tan inmundo? Tú nos odias y detestas a los humanos inmundos; Tú detestas nuestra resistencia y rebeldía; ¿por qué vives entonces con nosotros? Tú eres un Dios tan grande; no podías haber nacido en cualquier otro lugar, ¿tuviste acaso que hacerlo en esta tierra inmunda? Tú nos castigas y juzgas cada día, y sabes claramente que somos los descendientes de Moab; ¿por qué sigues viviendo, pues, entre nosotros? ¿Por qué naciste en una familia de descendientes de Moab? ¿Por qué hiciste eso?”. ¡Esta clase de entendimiento vuestro carece mucho de razón! Sólo esta clase de obra permite a las personas ver Su grandeza, Su humildad y Su ocultación. Él está dispuesto a sacrificarlo todo por causa de Su obra, y ha soportado todo el sufrimiento por ella. Él lo hace por causa de la humanidad, e incluso más para conquistar a Satanás, de manera que todas las criaturas puedan someterse a Su dominio. Sólo esto tiene sentido, es una obra valiosa. Si los descendientes de Jacob hubieran nacido en China, en este trozo de tierra, y fueran todos vosotros, ¿cuál sería, entonces, la relevancia de la obra realizada en vosotros? ¿Qué diría Satanás? Declararía: “Ellos solían temerte, pero nadie lo ha transmitido durante mucho tiempo. Sin embargo, sus antepasados te temieron; te obedecieron desde el principio, y no tienen historia de traición a Ti. Es sólo que después de un período de tiempo, eso ya no se transmitió más. Ellos no son lo más oscuro, lo más inferior ni lo más retrógrado de la humanidad. Ellos te reconocieron desde el principio. ¡No hay relevancia en hacerlo de esa forma! Si se hace realmente así, ¿quién será convencido por esta obra?”. De todo el universo, los chinos son las personas más retrógradas. Han nacido inferiores, con una integridad inferior; son torpes e insensibles, y son vulgares y decadentes. Están empapados de caracteres satánicos, inmundos y licenciosos. Vosotros tenéis todas estas cosas. En cuanto a estos caracteres corruptos, después de que esta obra se complete, las personas se despojarán de ellos y serán capaces de obedecer totalmente, y de ser hechos completos. ¡Sólo el fruto de esta clase de obra se llama testimonio entre la creación! ¿Entiendes lo que se llama testimonio? ¿Cómo debería darse testimonio realmente? Esta clase de obra os ha convertido en contrastes, así como en objetos de servicio; más aún, os habéis convertido en los objetos de la salvación. Hoy sois el pueblo de Dios, y más adelante seréis modelos y muestras. En esta obra, adoptáis diversos tipos de roles, y al final seréis los objetos de la salvación. Muchas personas son negativas debido a esto; ¿no están totalmente ciegas? ¡No puedes ver nada con claridad! ¿Sólo este título te abruma? ¿Entiendes a qué se alude por el carácter justo de Dios? ¿Entiendes qué es la salvación? ¿Entiendes qué es el amor de Dios? ¡No tienes integridad! Cuando ves un título bonito estás feliz. Cuando no lo ves, no estás dispuesto y te retiras. ¿Qué eres tú? ¡No estás buscando el camino verdadero! Sería mejor que dejaras de buscar ahora mismo. ¡Es vergonzoso! Algo tan trivial te abruma. ¿No es esto una señal de vergüenza?

Sería mejor que tuvieras un poco de conocimiento de ti mismo. No te veas de una forma demasiado elevada ni sueñes con ir al cielo. ¡Limítate a buscar con diligencia ser conquistado en la tierra! No pienses en esos sueños irreales que no existen. Si alguien dice algo como: “¡Aunque soy un descendiente de Moab, estoy dispuesto a esforzarme por Dios, y en el futuro daré la espalda a mi viejo antepasado! Él me dio nacimiento y también me pisoteó, y hasta ahora he estado viviendo simplemente en tinieblas. Hoy, Dios me ha liberado y he visto finalmente el sol-cielo. A través de la revelación de Dios he visto por fin que soy un descendiente de Moab. Antes estaba en tinieblas, y no sabía que Dios ha hecho tanta obra; todo se debe a que este viejo Satanás me ha cegado. Yo le daré la espalda, y lo humillaré por completo”. Estas son las palabras de una persona con aspiración, con agallas. ¿Tenéis, pues, agallas? A pesar de que todos vosotros parecéis tener la semejanza de un ser humano, os derrumbáis con mayor rapidez que cualquier otro, y sois más sensibles a este asunto. Tan pronto como se menciona que sois los descendientes de Moab, vuestra boca se tuerce en una mueca. ¿No es este el carácter de un cerdo? Es inútil. ¡Estáis dispuestos a sacrificar vuestra vida por vuestra fama y vuestra fortuna! No estás dispuesto a ser un descendiente de Moab, ¿pero no es eso lo que eres? Yo estoy diciendo hoy que lo eres, y debes reconocerlo. No voy en contra de los hechos. Algunas personas son negativas debido a esto, ¿pero acerca de qué eres negativo? ¿No eres tú un hijo del gran dragón rojo? ¿Es una injusticia decir que eres un descendiente de Moab? Echa un vistazo a lo que estás viviendo, dentro y fuera. De los pies a la cabeza, no hay nada de qué jactarse. Libertinaje, inmundicia, ceguera, resistencia, rebeldía, ¿no forman todas estas cosas parte de tu carácter? Siempre vives en una tierra de libertinaje, y no dejas mal sin hacer. Te crees tan increíblemente santo, pero sigues adelante y comparas las cosas que has hecho. Estás increíblemente complacido contigo mismo; ¿de qué tienes que jactarte? ¡Como las bestias, no tienes humanidad! Os asociáis con los animales, vivís en ideas malas, licenciosas. ¿De cuánto carecéis? Estáis de acuerdo con que sois los hijos del gran dragón rojo, y estáis dispuestos a hacer servicio, pero más adelante, cuando se dice que sois descendientes de Moab, os volvéis negativos. ¿No es esta la verdad? Del mismo modo que naciste de tu padre y tu madre, por muy terribles que sean, naciste de ellos igualmente. Aunque encuentres una madrastra y dejes ese hogar, ¿no sigues siendo hijo de tus padres originales? ¿Puede cambiarse ese hecho? ¿Te he etiquetado simplemente de forma aleatoria? Algunas personas preguntan: “¿Podrías simplemente darme otro nombre?”. Yo digo: “¿Qué tal si te doy el nombre de un contraste?”. Tampoco están dispuestas a ser un contraste. Entonces, ¿qué estás dispuesto a ser? Contrastes, hacedores de servicio, ¿no es esto lo que sois? ¿Qué otra cosa elegirías? ¿No eres alguien que nació en el país del gran dragón rojo? Por mucho que digas que eres un hijo de David, esto no está en sintonía con los hechos. ¿Es esto algo que tú mismo elegiste? ¿Puedes limitarte a usar aleatoriamente un nombre que suene bien para referirte a ti mismo? ¿No sois vosotros, este grupo de personas corrompidas, los hijos del gran dragón rojo de los que se habló en el pasado? Los mencionados hacedores de servicio ¿no sois también vosotros, estas personas corruptas? Los especímenes y los modelos conquistados que fueron mencionados, ¿no sois vosotros también, estas personas? La senda de ser perfeccionado, ¿no es algo que se afirma para vosotros? Los que son castigados y juzgados sois vosotros, ¿y no serán los perfeccionados más adelante algunos de entre vosotros? ¿Importa algo este título? ¿Sois tan irracionales que ni siquiera podéis ver claramente una cosa tan trivial? No sabes quién es descendiente de quién, pero Yo lo tengo claro. Os lo estoy diciendo. Si puedes reconocerlo hoy, eso está bien. No te rebajes siempre tanto. Cuanto más negativo seas y retrocedas, más se demuestra que eres progenie de Satanás. Hay alguien que, cuando se le hace escuchar una canción, diga: “¿Usan magnetófonos los descendientes de Moab? Yo no escucharé; ¡no soy apto!”. Si se le hace cantar, dice: “Si los descendientes de Moab cantan, ¿está Dios dispuesto a escuchar? Dios me detesta. Estoy demasiado avergonzado para ir ante Dios, y no puedo dar testimonio de Él. Simplemente, no cantaré para que Dios no se irrite cuando lo oiga”. ¿No es esta la forma negativa de ocuparse de ello? Como uno más de la creación, naciste en una tierra de libertinaje, y eres un hijo del gran dragón rojo, un descendiente de Moab; deberías dar la espalda a tu viejo antepasado y al viejo Satanás. Sólo este es alguien que quiere verdaderamente a Dios.

En el principio, cuando os di la posición de pueblo de Dios, estabais saltando arriba y abajo; saltabais de alegría más que nadie. ¿Pero qué pasó tan pronto os dije que sois los descendientes de Moab? ¡Todos os derrumbasteis! ¿Dónde dirías que está vuestra estatura? ¡Vuestro concepto de posición es demasiado pesado! La mayoría no puede levantarse. Algunos van a hacer negocios, y otros van a trabajar. Tan pronto como digo que sois los descendientes de Moab, todos queréis huir. ¿Es este el dar testimonio de Dios que proclamáis a gritos todo el tiempo? ¿Se convencerá así a Satanás? ¿No es esto una marca de vergüenza? ¿De qué sirve teneros? ¡Sois, todos, basura! ¿Qué clase de sufrimiento habéis soportado para que os sintáis tan ofendidos? Pensáis que una vez que Dios os haya torturado hasta un determinado punto, Él estará feliz, como si viniera intencionadamente a condenaros, y después de condenaros y destruiros, Su obra estará hecha. ¿Es eso lo que Yo he dicho? ¿No se debe esto a vuestra ceguera? ¿Es que no os esforzáis para hacerlo bien o que Yo os estoy condenando intencionadamente? Yo nunca he actuado así; eso es algo que pensasteis por vosotros mismos. Yo no he obrado en absoluto de esa forma ni es mi intención. Si Yo quisiera destruiros de verdad, ¿necesitaría sufrir tanto? Si Yo quisiera destruiros realmente, ¿necesitaría hablar con vosotros con tanta seriedad? Mi voluntad es esta: cuando Yo os salve será cuando pueda descansar. Cuanto más inferior es una persona, más es el objeto de Mi salvación. Cuanto más capaz seáis de entrar proactivamente, más feliz seré Yo. Cuanto más os derrumbáis, más inquieto estoy. Siempre queréis moveros con desenfado hacia el trono, pero os diré: esa no es la senda de salvaros de la inmundicia. La fantasía de sentaros en el trono no puede perfeccionaros; eso no es realista. Yo digo que eres un descendiente de Moab, entonces no estás contento. Tú dices: “Tú me haces ir al abismo sin fondo. No daré testimonio de Ti ni sufriré por Ti”. Que tú hagas esto, ¿no es oponerse a Mí? ¿Es esto beneficioso para ti? ¡Yo te he dado tanta gracia! ¿Lo has olvidado? El corazón de Dios, que es justo como el de una madre amorosa, se ha vuelto agua fría por ti, y se ha convertido en hielo. ¿Te dejará ir Satanás? Si tú no das testimonio de Mí, Yo no te empujaré, pero deberías saber que al final serás un objetivo de destrucción. Si no puedo ganar testimonio en ti, lo conseguiré en otras personas. Eso no me importa, pero al final lo lamentarás, y en ese momento habrás caído en las tinieblas mucho antes. ¿Quién será capaz de salvarte entonces? No pienses que la obra no puede hacerse sin ti. No habría demasiados contigo ni demasiado pocos sin ti. No te veas como honorable en extremo. Si no estás dispuesto a seguirme, esto muestra que eres rebelde, y no hay nada deseable en ti. Si eres un buen orador, ¿no es simplemente porque te equipaste con palabras que Yo traje a través de Mi obra? ¿De qué tienes que jactarte? ¡No le dejes dar rienda suelta a tu imaginación! Si Yo no puedo obtener gloria de vosotros, estos descendientes de Moab, seleccionaré a un segundo grupo, y a un tercero, de los descendientes de Moab para obrar hasta que Yo obtenga la gloria. Si no estás dispuesto a dar testimonio de Mí, ¡entonces vete! ¡Yo no te obligaré! No pienses que seré incapaz de dar un paso sin vosotros. Encontrar objetos adecuados para Mi obra en esta tierra de China es fácil. No puede encontrarse nada más en esta tierra; las personas inmundas, corruptas están absolutamente en todas partes, y Mi obra puede hacerse en cualquier lugar. ¡No seas tan soberbio! Por muy soberbio que seas, ¿no sigues siendo un hijo nacido de la fornicación? Echa un vistazo a tu valía, ¿y qué otra elección tienes? Simplemente permitirte vivir es una inmensa elevación, de modo que ¿acerca de qué eres arrogante? Si no fuera por Mi obra para terminar la era, ¿no habrías caído hace mucho, tanto en desastres naturales como en calamidades provocadas por el hombre? ¿Puedes seguir viviendo tan cómodamente? Sigues discutiendo siempre sobre este asunto. Desde que hablé de los descendientes de Moab has estado poniendo mala cara todo el tiempo. No estás estudiando, no estás leyendo, y no soportas ver a nadie. Cuando ves a otras personas estudiar, las interrumpes y les dices cosas desalentadoras. ¡Eres un atrevido! Declaras: “¿Qué estudian los descendientes de Moab? Yo no estudiaré por Él”. ¿No es lo que diría una bestia? ¿Cuentas siquiera como un ser humano? Yo te he dicho muchas cosas, pero sin resultado. ¿He hecho Yo toda esta obra en vano? Si tú fueras un perro seguirías meneando el rabo; ¡esa clase de persona ni siquiera está a la altura de un perro! En ocasiones, pones mala cara, pareces receloso; ¿ha sido para nada toda esta obra realizada en ti? Tan pronto como hablo de los descendientes de Moab, algunas personas se autodegradan deliberadamente. Se visten de forma diferente que antes, son tan desaliñadas que no parecen personas, y murmuran: “Soy un descendiente de Moab, no soy bueno. De ninguna manera hay algo bueno en mí, y no quiero obtener bendición alguna. En cualquier caso, así son las cosas. ¿Pueden ser perfeccionados los descendientes de Moab?”. Tan pronto como hablo de ellos, la mayoría de las personas no tienen más esperanza, y argumentan: “Dios dice que somos los descendientes de Moab; ¿qué significa esto? Viendo Su tono de voz, ¡no hay lugar para la redención! No hay amor en Sus palabras. ¿No somos objetivos de la destrucción?”. ¿Has olvidado lo que se dijo antes? ¿El término “descendientes de Moab” es la única cosa que has recordado hoy? En realidad, muchas palabras son en aras de lograr algo, pero también están revelando la verdad de los hechos. La mayoría de las personas no lo creen. Tú no estás dispuesto a sufrir así por Mí. Tienes miedo a la muerte y siempre quieres escapar. Si quieres irte Yo no te obligaré a quedarte, pero debo dejarte una cosa clara: no vivas toda una vida en vano ni olvides las cosas que te he contado en el pasado. Como uno más de la creación deberías cumplir la obligación que te corresponde como tal. No hagas cosas en contra de tu conciencia; lo que deberías hacer es consagrarte al Señor de la creación. También los descendientes de Moab son simplemente parte de la creación, sólo que han sido maldecidos. Pase lo que pase, sigues siendo uno más de la creación. Si dices: “Aun siendo un descendiente de Moab, he disfrutado mucho de la gracia de Dios antes, por lo que debo tener conciencia. Sencillamente lo reconoceré pero no pensaré demasiado en ello. Aunque Yo sufra en esta corriente, sufriré hasta el final. ¡Si soy un descendiente de Moab, que así sea! Seguiré hasta el final”. Si dices esto, no estás muy lejos entonces. Debes seguir hasta el final. Si huyes, en realidad no tienes planes futuros: has entrado en el camino de la destrucción.

Es bueno hacer que entendáis vuestro origen, y hacer que entendáis la verdad de los hechos es beneficioso para la obra. De lo contrario, no se producirá el resultado que debería lograrse. Esto es una parte de la obra de conquista y un paso necesario en la obra. Es una realidad. Hacer esta obra es despertar el espíritu de las personas, los sentimientos de su conciencia y permitirles obtener esta gran salvación. Si uno tiene conciencia, al ver que es de una posición inferior debería dar gracias a Dios de forma especial. Se agarra firmemente a Sus palabras, se aferra con firmeza a la gracia que Él le ha dado, hasta llora con amargura y reconoce: “Nuestra posición es tan inferior, y no hemos ganado nada en el mundo. A las personas inferiores, nadie las respeta. Se nos persigue en nuestro entorno del hogar, nuestros maridos nos rechazan, nuestras mujeres nos vilipendian, nuestros hijos nos miran con desprecio y, cuando somos viejos, nuestras nueras también nos maltratan. No poco hemos sufrido en verdad; ¡y que ahora disfrutemos del gran amor de Dios es una gran alegría! Si no fuera por la nuestra salvación de Dios, ¿cómo podríamos ver a través del sufrimiento humano? ¿No seguiríamos sumidos en este pecado? ¿No es que Dios nos enaltece? ¡Yo soy una de las personas más inferiores, y Dios me ha levantado tan alto! Aunque yo sea destruido sigo teniendo que corresponder a Su amor. Dios puede pensar de una forma elevada respecto a nosotros, y hablar cara a cara con nosotros, personas tan inferiores; aunque me castigue, ¿qué puedo decir? ¿No es también enaltecimiento suyo el castigo? Aunque yo sea castigado, puedo seguir viendo Su gran poder. No puedo ser inconsciente; debo devolver Su amor. No puedo ser tan rebelde contra Dios. Él habla conmigo cara a cara, y me enseña tomando mi mano. Me alimenta a mano, vive y sufre conmigo”. La posición de Dios y Su estatus no son iguales a los de las personas, pero Su sufrimiento, lo que Él come y viste son lo mismo, sólo que todas las personas lo respetan; esta es la única diferencia. ¿No es lo mismo todo lo demás que se disfruta? ¿Qué derecho tenéis, pues, de tener tanto que decir sobre ello? Dios ha soportado un sufrimiento tan grande y ha hecho una obra tan grande, y vosotros —más inferiores que las hormigas, que los insectos— habéis obtenido una elevación tan grande hoy. Si no puedes corresponder al amor de Dios, ¿dónde está tu conciencia? Algunas personas hablan desde su corazón, y dicen: “Cada vez que pienso en apartarme de Dios mis ojos se llenan de lágrimas, y me siento acusado por mi conciencia. Estoy en deuda con Dios. Yo no puedo hacer esto. No puedo ser así con Él. Si yo tuviera que morir, y eso diera gloria a Su obra, yo estaría más que satisfecho. De lo contrario, aunque yo viva no sentiré paz”. Escuchad estas palabras: esta es la obligación que una criatura debería cumplir. Si las personas siempre tienen esta visión en ellas, se sentirán internamente esclarecidas y cómodas; estarán seguras de estos asuntos. Tú dirás: “Dios no me está haciendo daño ni se burla deliberadamente de mí, ni me humilla. Aunque Él pronuncie algo con dureza y golpee el corazón, es por mi propio bien. Aunque Él hable tan duramente, sigue salvándome y siendo considerado con mis debilidades. Él no me está castigando con los hechos. Yo creo que Dios es salvación”. Si de verdad tienes esta visión, no llegarás al punto de huir. En tu conciencia puedes sentir que estás equivocado, puedes sentir condenación, que no deberías tratar a Dios de esa forma. Piensa en toda la gracia que has obtenido, todas las palabras que has oído; ¿podrías escucharlas en vano? No importa quién huya, tú no puedes. Otras personas no creen, pero tú debes hacerlo. Otras personas abandonan a Dios, pero tú debes defenderlo y dar testimonio de Él. Otros difaman a Dios, pero tú no puedes. Por muy severo que Dios sea contigo, debes seguir tratándolo bien. Deberías corresponder a Su amor y tener conciencia, porque Dios es inocente. Su venida a la tierra desde el cielo, para obrar entre la humanidad, ya fue una gran humillación. Él es santo, sin la más mínima inmundicia. Venir a una tierra de inmundicia, ¿cuánta humillación ha soportado Él? Obrar en vosotros es por vuestro propio bien. Si eres inconsciente en tu trato hacia Él, ¡sería mejor morir una muerte temprana!

Ahora mismo, la mayoría de las personas carecen de este aspecto de la visión, y no pueden comprender en absoluto esta obra ni saben lo que Dios quiere completar realmente a través de ella. Especialmente esos aturdidos; es como si hubieran entrado en un laberinto, y estuvieran desorientados tras unas cuantas vueltas. Si les explicas exhaustivamente el objetivo del plan de gestión de Dios para ellos, entonces no sería el caso. Muchas personas no pueden comprenderlo, y creen que la obra de Dios consiste en torturar a las personas. No entienden la sabiduría y la maravilla de Su obra ni que esta es para revelar Su gran poder y, además, para salvar a la humanidad. No ven todo esto; sólo ven si tienen perspectivas y si serán capaces de entrar en el cielo. Dicen: “La obra de Dios es siempre tan indirecta; si al menos hicieras que viéramos directamente Tu sabiduría, estaría bien. No deberías torturarnos de esta forma. Tenemos gran carencia de calibre y no entendemos Tu voluntad. Sería muy útil si simplemente hablaras y actuaras directamente. Haces que supongamos, pero no podemos. Estaría bien si te apresuraras y nos permitieras ver Tu gloria. ¿Qué necesidad hay de hacer las cosas de una forma tan indirecta?”. Lo que más os falta ahora es conciencia. Prestad más atención a esto, y abrid bien vuestros ojos para ver quién está haciendo realmente cada paso de la obra. No lleguéis a conclusiones precipitadas. Ahora has entendido, a lo sumo, la superficie del camino de vida que deberías experimentar. Sigue habiendo mucha verdad que debes experimentar, y cuando llegue el día en que puedas entenderla plenamente, ya no hablarás más así ni te quejarás. Tampoco la definirás a la ligera. Dirás: “¡Dios es tan sabio, tan santo! ¡Él es tan poderoso!”.

De "La Palabra manifestada en carne"



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