sábado, 10 de noviembre de 2018

La palabra de Dios | Cómo lleva fruto el segundo paso de la obra de conquista

La etapa de la obra de los hacedores de servicio es el primer paso de la obra de conquista; este es actualmente el segundo paso de la obra de conquista. ¿Por qué se trata ahora la perfección en la obra de conquista? Se crea un fundamento para el futuro; es, en la actualidad, el último paso en la obra de conquista y, después de esto, la obra de perfeccionar a las personas comenzará oficialmente cuando ellas experimenten la gran tribulación. Ahora, lo principal es la conquista; sin embargo, este es también el primer paso del perfeccionamiento, el perfeccionamiento del entendimiento y de la obediencia de las personas que por supuesto siguen edificando un fundamento para la obra de conquista. Si quieres ser perfeccionado, debes ser capaz de mantenerte firme en medio de la tribulación futura y de dedicar toda tu fuerza a expandir el siguiente paso de la obra. Esto es ser perfeccionado, y ese es el punto en el que Dios ganará completamente a las personas. Lo que se está exponiendo ahora es ser conquistado, que también es ser perfeccionado; sin embargo, lo que se está haciendo ahora es el fundamento para ser perfeccionado en el futuro. Para ser hechas perfectas, las personas deben experimentar la adversidad, y experimentarla sobre el fundamento de ser conquistado. Si las personas no tienen este fundamento actual, si no han sido totalmente conquistadas, les será difícil hacer frente al siguiente paso. Con sólo ser conquistado no se logra la meta final; es simplemente dar testimonio de Dios ante Satanás. Ser perfeccionado es la meta final, y si no has sido hecho perfecto se te contará como inútil. Cuando encuentren adversidades en el futuro, sólo entonces será visible la estatura real de las personas, es decir, se verá la pureza real de tu amor por Dios. Ahora, las personas dicen todas: “Independientemente de lo que Dios haga obedeceremos, y estamos dispuestos a ser contrastes, a hacer resaltar la omnipotencia de Dios, Su carácter. Independientemente de que Él conceda o no Su gracia sobre nosotros, que nos maldiga o que nos juzgue, le daremos gracias”. Que tú digas esto ahora es simplemente un poco de entendimiento, pero que ello pueda aplicarse a la realidad depende de que tu entendimiento sea verdaderamente realista. Que las personas hayan visto y entendido ahora estas cosas es el logro de la obra de conquista; que puedas ser perfeccionado o no se verá principalmente cuando la adversidad venga sobre ti. En ese momento se verá si tienes o no un amor genuino por Dios en tu corazón, y si tienes realmente un amor puro por Él, dirás: “Somos simples contrastes; somos criaturas en las manos de Dios”. Y cuando difundas el evangelio a otras naciones, dirás: “Yo soy un simple hacedor de servicio; hemos podido ver Su carácter justo debido a nuestro carácter corrupto del que Dios ha hablado tanto. Si Dios no hubiera dicho esas cosas no seríamos capaces de verlo, seríamos incapaces de saborear Su sabiduría y de obtener tan gran salvación, tan gran bendición”. Si realmente esta es tu opinión, lo estás haciendo bien. Ahora has dicho muchas cosas sin pensarlas y siempre gritas los lemas: “Somos contrastes y hacedores de servicio; estamos dispuestos a ser conquistados y a ser rotundos testigos de Dios…” No puedes limitarte a gritar esto y se acabó, y demostrar que eres una persona con estatura. Debes tener un entendimiento verdadero, que debe ponerse a prueba.


Rememora las experiencias a lo largo de este período de tiempo, echa otro vistazo a estas cosas que he dicho, y seguidamente compáralas con lo que haces. ¡Es absolutamente cierto que eres un contraste de la cabeza a los pies! ¿Qué grado de entendimiento tienes ahora? Tus ideas, tus pensamientos, tu conducta, tus palabras y tus acciones, todo lo que vives, ¿no son simplemente un contraste para la justicia y la santidad de Dios? ¿No tiene que ver todo lo que se está revelando en las palabras actuales de Dios con el carácter corrupto de la humanidad? El carácter justo y la santidad de Dios se muestran a través de tus ideas, de tus motivos, y de lo que revelas. Él, que también vive en una tierra de inmundicia, no se ha contaminado en lo más mínimo con la inmundicia. Él vive en el mismo mundo inmundo que tú, pero posee razón y percepción; Él detesta la inmundicia. Tú mismo no puedes ver las cosas inmundas en tus propias palabras y acciones, pero Él sí puede; Él te las puede mostrar. Todas esas cosas viejas tuyas —tu falta de cultura, de percepción y de sentido, tu estilo de vida retrógrado— se han descubierto porque Él las ha manifestado ahora. Dios ha venido a la tierra para obrar de esta forma, de manera que las personas han visto Su santidad y Su carácter justo. Él te juzga, te castiga y hace que te entiendas a ti mismo. En ocasiones, tu naturaleza demoníaca aparece, y Él puede mostrártela. Él conoce la esencia de la humanidad como la palma de Su mano. Él vive como tú, come la misma comida que tú, vive en el mismo tipo de hogar que tú, pero sabe mucho más que tú. Sin embargo, lo que Él más odia son las filosofías de vida de la humanidad, su deshonestidad y su engaño. Él odia estas cosas y no está dispuesto a reconocerlas. Él odia particularmente las interacciones carnales de la humanidad. Aunque no entiende del todo parte del conocimiento general de las interacciones humanas, es plenamente consciente cuando las personas dejan al descubierto algo de su carácter corrupto. En Su obra, Él habla y enseña a las personas por medio de estas cosas que hay en ellas, las usa para juzgar a las personas, y revela Su carácter justo y santo. Así es como las personas se convierten en contrastes para Su obra. Sólo Dios encarnado puede revelar toda clase de caracteres corruptos de la humanidad y todos los rostros desagradables de Satanás. Él no te castiga, simplemente te haría como contraste de la santidad de Dios, y en ese momento no puedes mantenerte firme por ti mismo, porque eres demasiado inmundo. Él habla a través de esas cosas que las personas revelan, y las deja al descubierto de forma que las personas puedan saber lo santo que es Dios. Él ni siquiera dejará escapar la más mínima inmundicia en los humanos ni la más mínima idea inmunda en sus corazones, o palabras y acciones que no están en sintonía con Su voluntad. Por medio de Sus palabras, la inmundicia no permanecerá en ningún hombre ni en cosa alguna; quedará toda al descubierto. Sólo entonces ves que Él es realmente diferente de las personas. La más mínima inmundicia en la humanidad le repugna completamente. En ocasiones, las personas ni siquiera entienden, y preguntan: “¿Por qué estás siempre enojado? Dios, ¿por qué no eres considerado con las debilidades de la humanidad? ¿Por qué no tienes un poco de perdón para la humanidad? ¿Por qué eres tan desconsiderado con el hombre? Tú sabes lo corruptas que son las personas; ¿por qué sigues tratándolas así?” El pecado le repugna; Él odia el pecado. Cualquier rebeldía que pueda haber en ti le repugna particularmente. Cuando tú manifiestas un carácter rebelde Él se asquea a más no poder. Su carácter y Su ser pueden expresarse a través de estas cosas. Cuando lo comparas contigo mismo, verás que aunque Él come la misma comida, viste la misma ropa, y tiene los mismos disfrutes que las personas, aunque Él vive junto a la humanidad y con ella, Él no es lo mismo. ¿No es este el significado exacto de ser un contraste? El gran poder de Dios se ha puesto de relieve por medio de estas cosas en las personas; la oscuridad es la que hace resaltar la valiosa existencia de la luz.

Por supuesto, Él no os está usando intencionadamente como contraste, pero cuando esta obra muestra resultados, manifiesta la rebeldía de la humanidad como un contraste del carácter justo de Dios. Tenéis la oportunidad de conocer la expresión natural del carácter justo de Dios, porque habéis actuado como contrastes. Habéis sido sometidos al juicio y al castigo por vuestra rebeldía, pero también se debe a vuestra rebeldía que hayáis actuado como contrastes, y hayáis obtenido la enorme gracia que Dios os ha concedido. En otras palabras, vuestra rebeldía es un contraste de la omnipotencia y la sabiduría de Dios y, por ello, habéis obtenido tan gran salvación, tan gran bendición. Aunque habéis recibido repetidamente Mi juicio, también habéis obtenido la gran salvación que no obtuvieron quienes os precedieron. Esta obra es increíblemente significativa para vosotros. Este “contraste” es muy valioso para vosotros: habéis obtenido la salvación y la gracia por actuar como contrastes. ¿Acaso ser esta clase de contraste no es muy valioso? ¿No es muy significativo? Os habéis convertido en los contrastes de Dios, y habéis obtenido una salvación tan increíble porque vivís en el mismo ámbito que Él, porque vivís con Él en esta tierra inmunda. Si Él no se hubiera hecho carne, ¿quién tendría misericordia de ti, y quién cuidaría de vosotros, gente despreciable? ¿Quién se preocuparía de vosotros? Si Dios encarnado no estuviera obrando en medio de vosotros, ¿en qué punto seríais capaces de obtener esta salvación que nadie ha tenido antes? De no haberme hecho Yo carne para cuidar de vosotros y juzgar vuestros pecados, ¿no habríais caído en el Hades hace mucho? Si Yo no me hubiera hecho carne para humillarme entre vosotros, ¿qué derecho tendríais de ser un contraste del carácter justo de Dios? ¿No estáis actuando como contrastes, porque Yo me he hecho carne entre vosotros para que podáis obtener tan gran salvación? ¿Y no es por completo así, porque Yo me hice carne? Si no fuera porque Dios encarnado vive entre vosotros, ¿seríais capaces de descubrir que estáis viviendo en un infierno en la tierra, peor que un cerdo o un perro? ¿No se han producido el juicio y el castigo, que habéis ganado, porque sois contrastes para Mi obra en la carne? La obra de ser contrastes es muy adecuada para vosotros, porque por ello habéis obtenido la salvación del juicio de Dios. ¿No sentís que es la bendición de vuestra vida poder actuar como un contraste apto? Todo lo que habéis hecho es la obra de ser contrastes, pero habéis ganado la salvación que nunca tuvisteis ni imaginasteis antes. Ser un contraste es vuestra obligación ahora, y las bendiciones eternas que disfrutaréis en el futuro serán la recompensa que merecéis. La salvación que ganáis no es hoy una perspectiva momentánea ni conocimiento momentáneo, sino una bendición mayor, una continuación eterna de la vida. Aunque sois conquistados a través de ser un contraste, debéis saber que esta salvación, esta bendición es enteramente para obteneros; es conquista, y también tiene el fin de salvaros mejor. Ser un contraste es un hecho, pero lo sois por culpa de vuestra rebeldía, y habéis ganado bendiciones que nadie más ha ganado nunca. Hoy veis y oís, y mañana ganaréis, y hasta recibiréis mayores bendiciones. ¿No es, pues, ser esta clase de contraste la cosa más valiosa? La obra actual de conquista lleva fruto a través del contraste de vuestros caracteres rebeldes, es decir, la culminación del segundo castigo y el juicio es convertir vuestra inmundicia y vuestra rebeldía en un contraste para que podáis ver el carácter justo de Dios. Cuando os volváis obedientes de nuevo, en el segundo castigo y juicio, todo Su carácter justo se os revelará abiertamente. Es decir que el tiempo en el que vuestra aceptación de la obra de conquista haya concluido será cuando hayáis cumplido vuestra obligación de ser un contraste. Con esto no os pone intencionadamente una etiqueta, sino que completa la primera obra de conquista a través de vuestro papel de hacedores de servicio, y revela el carácter justo de Dios, que no se puede ofender. Por medio de vuestra actuación, de vuestra rebelión como contrastes se han conseguido los frutos de la segunda obra de conquista. Su carácter justo, que no se os reveló del todo la primera vez, se ha abierto ahora en su totalidad para vosotros, de forma que podáis ver todo Su carácter justo, todo lo que Él es, cuál es la sabiduría de Su obra, la maravilla, la santidad y la pureza. Estos frutos de Su obra se han conseguido a través de diferentes períodos de conquista, así como de diversos grados de juicio. Cuanto más alcance la cima Su juicio, más puede Él dejar al descubierto el carácter rebelde de las personas y lograr el resultado de la conquista. Todo Su carácter justo se revela de entre esta clase de obra de conquista, que se divide en dos pasos llevados a cabo en diferentes momentos y que están en niveles distintos. Y, por supuesto, los resultados alcanzados también son diferentes, es decir, el grado de obediencia de las personas se vuelve más y más profundo. Desde este punto en adelante, será definitivamente posible traer a las personas a la senda correcta del perfeccionamiento. Una vez completada toda la obra de conquista (cuando el segundo juicio haya conseguido sus resultados finales) Dios ya no juzgará más a los hombres, sino que los hará entrar en la senda correcta de experimentar la vida. Esto se debe a que el juicio representa la conquista, y la forma de conquista es juicio y castigo.

Sólo por medio de la encarnación de Dios en el lugar más retrógrado e inmundo puede Él revelar la totalidad de Su carácter santo y justo. ¿Y a través de qué se revela Su justo carácter? A través del juicio de los pecados de las personas, del juicio de Satanás, de la repugnancia hacia los pecados, y del odio de Sus enemigos que se rebelan contra Él y se oponen a Él. Lo que estoy diciendo hoy es para juzgar los pecados de las personas y su injusticia; es para maldecir la rebeldía de las personas. Su engaño y su deshonestidad, sus palabras y sus acciones, todas las cosas que no están en sintonía con Su voluntad experimentarán el juicio, y la rebeldía de las personas se determina como pecaminosa. Él habla según los principios del juicio, y revela Su carácter justo por medio del juicio de su injusticia, la maldición de su rebeldía, y dejando al descubierto todos sus rostros desagradables. La santidad representa Su carácter justo; Su santidad es realmente Su carácter justo. El trasfondo de Mis palabras hoy es hablar, juzgar, y realizar la obra de conquista a la luz de vuestros caracteres corruptos. Sólo esta es obra real, y puede poner por completo en marcado relieve la santidad de Dios. Si no tuvieras en absoluto un carácter corrupto, Dios no te juzgaría, y tampoco podrías ver Su carácter justo. Al ser corrupto tu carácter, Dios no te dejará escapar. Su santidad se revela a través de esto. Si la inmundicia y la rebeldía de las personas son demasiado grandes, y habiéndolas visto Él no dijo ni una palabra ni las juzgó, ni las castigó por su injusticia, ello demostraría que Él no es en absoluto Dios, porque no odiaría el pecado, sino que sería tan inmundo como la humanidad. Que te juzgue hoy se debe a tu inmundicia; que te castigue hoy se debe a tu corrupción y a tu rebeldía. No es para ganar poder y prestigio entre vosotros o intimidaros intencionadamente, sino porque vosotros que vivís en una tierra de inmundicia os habéis manchado con mucha inmundicia. Simplemente habéis perdido vuestra personalidad, vuestra humanidad, y no sois diferentes de los cerdos que viven en el más vil de los lugares. Sois juzgados, y Su ira os visita por causa de estas cosas que hay en vosotros. Por estos juicios habéis sido capaces de ver que Dios es el Dios justo, el Dios santo. Él os ha juzgado, y Su ira os ha visitado debido a Su santidad y Su justicia. Como Él puede revelar Su carácter justo cuando ve la rebeldía de la humanidad, y como Él puede revelar Su santidad cuando ve la inmundicia de la humanidad, con esto basta para mostrar que Él es Dios mismo, santo y sin mancha, pero también que Él vive en una tierra de inmundicia. Si Él fuera un hombre que se manchara junto con las personas, y no tuviera ningún elemento de santidad o un carácter justo, no sería apto para juzgar la injusticia de la humanidad ni para ser el juez de la humanidad. Si el hombre juzga al hombre, ¿no sería como abofetear su propio rostro? ¿Cómo podría nadie tener derecho de juzgar a la misma clase de persona tan inmunda como ellos? El único que puede juzgar a toda la humanidad inmunda es el Dios mismo santo; ¿y cómo podría el hombre juzgar los pecados del hombre? ¿Cómo podría el hombre ser capaz de ver los pecados del hombre, y cómo podría ser apto para condenar al hombre? Si Dios no tuviera el derecho de juzgar los pecados del hombre, ¿cómo podría ser entonces el Dios mismo justo? Cuando se revelan los caracteres corruptos de las personas, Él habla para juzgarlas, y sólo entonces pueden ellas ver que Él es santo. Juicio, castigo y exposición de los pecados de la humanidad, no hay ni una persona o cosa capaz de escapar a este juicio. Él juzga todo lo inmundo. Sólo a través de esto se dice que Su carácter es justo. De lo contrario, ¿cómo podría afirmarse que sois dignos de ser denominados contrastes?

La obra realizada en Israel es inmensamente diferente de la obra de hoy. Jehová guió sus vidas, pero no juzgó ni castigó tanto como hoy, porque en aquella época, las personas entendían demasiado poco las cosas del mundo, y tenían pocos caracteres corruptos. En aquella época, los israelitas obedecían a Dios de todas las formas. Cuando Él les hacía edificar un altar, ellos se apresuraban a hacerlo; y cuando les hacía vestir las túnicas de los sacerdotes, ellos obedecían. En aquel tiempo, Jehová era simplemente como su pastor que guardaba un rebaño de ovejas en la tierra, y todas ellas seguían hasta donde el pastor guiaba para comer hierba en la pradera. Jehová guiaba sus vidas; Él era el guía para su comida, su ropa, su albergue y su transporte. No era el momento de revelar el carácter de Dios, porque las personas de esa época eran recién nacidas, no estaban demasiado manchadas, y había muy pocas personas rebeldes o que se resistieran. Por tanto, no podían ser contrastes del carácter de Dios. La santidad de Dios se revela en las personas en una tierra de inmundicia. Y ahora Dios juzga la inmundicia revelada por las personas en la tierra de la inmundicia. De esta forma, lo que Él es se expresa por completo en Su juicio. ¿Y por qué juzga Él? Lo hace, porque le repugna el pecado y, por tanto, es capaz de emitir palabras de juicio. Si Él no estuviera asqueado por la rebeldía de la humanidad, ¿sería tan iracundo? De no haber en Él repugnancia, aversión, si las personas fueran rebeldes pero Él no prestara atención, esto demostraría que Él era tan inmundo como la humanidad. La razón por la que Él es capaz de juzgar y castigar a la humanidad es que la inmundicia le repugna. Todo lo que le asquea es lo que Él mismo no posee. Si Él también se resistiera y fuera rebelde dentro de sí mismo, las personas que se resisten y son rebeldes no le repugnarían. Si Su obra de los últimos días siguiera haciéndose en Israel, no tendría significado en absoluto. ¿Por qué se está haciendo la obra de los últimos días en China, el más sombrío y retrógrado de los lugares? Es para revelar la santidad y la justicia de Dios. En resumen, cuanto más sombrío es un lugar, mejor puede hacer brillar la luz sobre Su santidad. La verdad es que todo esto se hace en aras de la obra de Dios. Ahora sólo sabéis que el Dios del cielo ha descendido a la tierra, está en medio de vosotros, y ha sido destacado frente a vuestra inmundicia y vuestra rebeldía, de forma que habéis empezado a tener un entendimiento de Dios; ¿no es este un gran elevamiento? La verdad es que sois un grupo de personas en China que ha sido seleccionado; al haber sido escogidas estas personas, al haber disfrutado de la gracia de Dios, y al no ser adecuadas para disfrutar tanto de Su gracia, esto demuestra que todo ello es un gran elevamiento para vosotros. Dios se os ha revelado, os ha revelado todo Su carácter santo, y os ha concedido todo esto, permitiéndoos disfrutar de amplias bendiciones. No sólo habéis probado Su carácter justo, sino más importante aún, habéis probado Su salvación así como Su redención y Su amor sin límites, de forma que vosotros, las personas más inmundas, habéis recibido una gracia tan grande; ¿no es esto ser bendecido? ¿No es esto ser levantado por Dios? Sois del estatus más bajo, y no erais aptos para una bendición tan grande, pero Dios estaba decidido a levantarte. ¿No te sientes avergonzado? Si no puedes cumplir con tu obligación, al final estarás totalmente avergonzado de ti mismo. Te castigarás tú mismo. Él no te golpea ni te castiga; tu carne está sana y salva, pero al final Sus palabras te traerán vergüenza. Hasta ahora nunca he castigado a nadie públicamente. He hablado con dureza, ¿pero cómo he sido hacia las personas? He sido consolador, las he exhortado, y también les he advertido. Esto no ha tenido otro propósito que salvaros. ¿Será que no entendéis realmente Mi intención? Cuando digo todo esto debéis entender, y ser inspirados por estas palabras. Ahora, muchos tienen esto claro por fin: ¿no se obtiene esta bendición por actuar como un contraste? ¿No es ser un contraste la más bendita de las cosas? Al final, difundiréis el siguiente evangelio: “Somos contrastes típicos”. Ellos te preguntarán: “¿Qué significa ser un contraste típico?” Y entonces dirás: “Se refieren a aquellos que completen la obra de Dios y sirven de contraste para el poder de Dios; constituimos el contraste de todo Su carácter justo por medio de nuestra rebeldía. Somos los objetos de servicio y los adjuntos para la obra final de Dios, también somos herramientas”. Cuando oigan esto, quedarán intrigados. Entonces dirás: “También somos los especímenes y los modelos para completar la obra de todo el universo, y la conquista de toda la humanidad. Independientemente de que seamos santos o inmundos, somos más benditos que vosotros, porque hemos visto a Dios. Su poder se ha resaltado a través de la oportunidad de Su conquista de nosotros, y por nuestra inmundicia se ha resaltado Su carácter justo. ¿Sois capaces de esto? ¡No tenéis derecho! ¡Esto es ser puramente levantado por Él! Aunque no somos arrogantes, estamos orgullosos de alabar a Dios, porque nadie puede heredar una promesa tan grande, y nadie más puede disfrutar de una bendición tan grande. Es una maravilla que personas tan inmundas puedan hacer realmente la obra de los contrastes en la gestión de Dios, y estamos realmente agradecidos más allá de las palabras”. Ellos preguntarán: “Entonces, ¿qué es un espécimen y modelo?” Y tú dirás: “Somos los más rebeldes de toda la humanidad y también los más inmundos. Somos los más profundamente corrompidos por Satanás y los humanos más retrógrados e inferiores que pertenecen a la carne. Somos la típica representación de los que Satanás usa. Ahora, Dios nos ha seleccionado para ser los primeros conquistados de entre la humanidad. Hemos visto el carácter justo de Dios, hemos heredado Su promesa, y Él conquistará a más personas a través de nosotros. Por esta razón somos los especímenes y los modelos para los conquistados de entre la humanidad”. Este es tu mejor testimonio, y tu mejor experiencia.

De "La Palabra manifestada en carne"

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