lunes, 22 de abril de 2019

Devocionales cristianos | ¿Los esfuerzos del humanos pueden realmente cambiar el destino?



Devocionales cristianos | ¿Los esfuerzos del humanos pueden realmente cambiar el destino?


Ahora muchas personas están planificando sus sueños. Algunas personas desean tener éxito; algunos quieren obtener un matrimonio feliz; otros quieren ser famosos... Sin embargo, cuando buscamos por nuestros sueños, siempre nos chocamos contra un muro y no podemos tener éxito. Entonces, ¿podemos dominar realmente nuestro propio destino?
Dios Todopoderoso dice: “Qué ocupación elegir, cómo ganarse la vida: ¿tienen las personas algún control sobre la toma de buenas o malas decisiones? ¿Son estas acordes con sus deseos y decisiones? La mayoría de las personas desea poder trabajar menos y ganar más, no trabajar al sol ni bajo la lluvia, vestir bien, resplandecer y brillar en todas partes, estar por encima de los demás y honrar a sus ancestros. Los deseos de las personas son tan perfectos; pero cuando dan sus primeros pasos en el viaje de su vida, llegan a darse cuenta poco a poco de lo imperfecto que es el destino humano, y por primera vez comprenden realmente la realidad de que, aunque uno pueda hacer planes atrevidos para su futuro, aunque pueda albergar audaces fantasías, nadie tiene la capacidad ni el poder para materializar sus propios sueños, nadie está en posición de controlar su propio futuro. Siempre habrá alguna distancia entre los sueños y las realidades a las que se debe hacer frente; las cosas nunca son como a uno le gustaría que fuesen, y frente a tales realidades las personas no pueden conseguir satisfacción ni contentamiento. Algunas personas llegarán incluso hasta un punto inimaginable, realizarán grandes esfuerzos y sacrificios por el bien de su sustento y futuro, intentando cambiar su propio destino. Pero al final, aunque puedan materializar sus sueños y sus deseos a través de su propio trabajo duro, nunca pueden cambiar su destino. Por muy obstinadamente que lo intenten nunca podrán superar lo que el destino les ha asignado. Independientemente de las diferencias de capacidades, el coeficiente intelectual y la fuerza de voluntad, las personas son todas iguales ante el destino, que no hace distinción entre grandes y pequeños, altos y bajos, eminentes y humildes. A qué ocupación se dedica uno, qué se hace para vivir y cuánta riqueza se amasa en la vida es algo que no deciden los padres, los talentos, los esfuerzos ni las ambiciones propias: es el Creador quien lo predestina”.
De “La Palabra manifestada en carne
Todos quieren cambiar su propio destino con sus propias manos y buscar una vida hermosa y un matrimonio feliz para sus sueños. Resulta que esto no es lo que las personas pueden dominar y planificar. Nadie puede controlar su propio destino, los padres tampoco pueden cambiar e influir, sólo el Creador domina el destino del hombre.

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