Devocionales cristianos | ¿Cómo podemos vivir una vida significativa en nuestra corta vida?
“Si tengo una segunda vida, creeré en Dios…” Eso dijo mi padre cuando estaba por morir. Él dejó este mundo lleno de preocupaciones y arrepentimientos. Al recordar esto sentí una gran tristeza y no pude evitar recordar su vida…
Mi padre nació en la década del 40 en una época que su familia era muy pobre. Mi abuelo era muy hábil no se preocupaba mucho acerca de nada. Además, mi abuela fue declara clínicamente insana. Mi padre tenía 6 hermanos y hermanas; y él era el mayor así que debía mantener a la familia. Era muy competitivo y se preocupaba mucho por su familia. Para evitar que los demás hablaran a sus espaldas y para permitir que su familia tenga una buena vida, comenzó a hacer dinero copiando a otros que manejaban camiones cuando tenía 18 años. Sin importar si era un invierno frío o un verano caluroso, él constantemente trabajaba. Después debido a tantos años de trabajo le ocasionó una hernia de disco, lo que causó que tenga que descansar luego de caminar por un tiempo. Aún a pesar de esto el continuo esforzándose.
Al verlo trabajar duro y apresurado traté de persuadirlo compasivamente varias veces, diciéndole: “No tienes que trabajar tanto para que otros te consideren el mejor de todos. Solo creer en Dios. Solo después viviremos una vida significativa, relajada y feliz…” Sin embargo, él se negaba todas las veces: “Yo sé que es bueno creer en Dios. Sin embargo, si no trabajo duro ¿Cómo podrá tener una buena vida nuestra familia? Si somos menos ricos que los demás, se burlaran de nosotros”. Al oírlo asentí con impotencia. De esta manera, por miedo a que otros hablen a nuestras espaldas o piensen que somos menos, mi padre soportó el peso de la responsabilidad de nuestra familia incluida las obligaciones de sus padres; ayudando a mis cuatro tíos a construir sus casas nuevas y comenzar con sus familia.
Según otros mi padre era un persona con capacidad y habilidad. A los ojos de nuestra familia, era una persona que amaba a sus padres y se preocupaba por sus hermanos y hermanas, a los ojos de mis abuelos era su apoyo. Los actos de mi padre hicieron que se ganara un gran prestigio entre la gente que lo conocía. Sin importar donde fuera la gente lo miraba con admiración. Por lo tanto, era una persona destacada entre los vecinos del pueblo, quienes estaban dispuesto a pedir ayuda si algo les pasaba a sus familias. Al haber trabajado tanto casi la mitad de su vida, eventualmente mi padre vivió una nueva vida, tuvo un auto y una casa. Sin embargo, no estaba satisfecho con su posición actual. Aunque tenía más de 60 años continuó trabajando como una persona joven. Aún cuando ya no era capaz de manejar el camión, comenzó otro tipo de negocio, como criar cerdos y ovejas y plantar arbolitos. Por lo tanto, nuestros parientes y vecinos lo elogiaban por ser competente y su prestigio crecía cada vez más entre ellos. Puede decirse que era apreciado por los otros y ganó fama y beneficios. Por eso él estaba muy feliz todo el día. Sin embargo, llegaron malas noticias….
Un día en el otoño del 2014, cuando mi padre tragó un par de bocados de pan al vapor, se dio cuenta que le costaba tragar. Lo lleve al hospital de la ciudad para que lo examinaran. Luego de ver el resultado, el doctor dijo con una voz profunda: “Tu padre tiene una enfermedad terminal, cáncer de esófago que ha llegado al nivel 3…”. Cuando oí sus palabras quede paralizado. Apenas podía creer que era cierto mientras se me caían las lágrimas. Para no dejar que mi padre se preocupe, rápidamente sequé mis ojos y caminé ante él con una sonrisa, le dije que no era nada grave y que solo tenía una inflamación. Pero quizás no era un experto en disimular por mis expresiones, él parecía saber que era una enfermedad grave, insistiendo en ver los resultados. En el mismo momento que vio el diagnóstico mis lágrimas comenzaron a caer nuevamente. Con mis ojos llenos de lágrimas traté de consolarlo: “La tecnología médica aquí está comparativamente atrasada así que el resultado no es preciso. Vayamos a otro hospital a ver un doctor conocido…” Tratamos pero los resultados serían todos iguales.
Una semana después en compañía de nuestra familia, mi padre fue a un hospital provincial para someterse a una operación. Luego de la intervención, el médico dijo aunque la operación había sido exitosa a mi padre le quedaban entre 6 y 7 meses de vida. Destruido por la enfermedad, era una persona diferente. Perdió más de 40 libras, no se lo veía feliz, estaba lleno de frustraciones y desamparado. Cuando sus amigos y familiares oyeron que había dejado el hospital fueron a verlo. Si bien era una persona de carácter fuerte por naturaleza y nunca mostraba alguna debilidad ante otros en el pasado, en aquel momento lloró desconsoladamente como un niño, diciendo que ni en sus sueños pensó que tendría esa enfermedad… Nuestros parientes, que eran muy envidiosos todo el tiempo, solo pudieron responder con silencio. Luego, mi padre, que siempre fue fuerte, no pudo soportar la quimioterapia postoperatoria, se lavaba el rostro lleno de lágrimas todos los días y decía: ”Aún no quiero morir pero mi salud obviamente empeora cada día. Me temo que solo me quedan poco días de vida…” Cuando lo oí, las lágrimas me nublaron la vista al ver el miedo a la muerte en sus ojos. Tampoco quería que muera pero no podía evitarlo. No pasó mucho antes que cayera gravemente. El tormento de la enfermedad ocasionó que se sintiera peor que la muerte y en medio de este dolor, se rindió. Así se convirtió el piel y hueso y no volvió a tener la misma fuerza de antes. Con su voz quebrada y ojos llorosos, dejó este mundo lleno de preocupaciones, arrepentimientos y sin voluntad.
Quedé muy afectado por la muerte de mi padre. Fue competitivo toda su vida, comprando amigos la mitad del tiempo, ganó una buena reputación y la admiración y respeto de nuestros familiares y amigos. Sin embargo, ninguna de estas cosas que él persiguió le salvaron la vida. Al recordar que falleció con arrepentimientos, me sentó enormemente triste y no puedo evitar pensar en la palabra de Dios.: “De modo que Satanás usa fama y ganancia para controlar los pensamientos del hombre hasta que sólo puedan pensar en ellas. Por la fama y la ganancia luchan, sufren dificultades, soportan humillación, y sacrifican todo lo que tienen, y por obtener y mantener la fama y la ganancia harán cualquier juicio o decisión. De esta forma, Satanás ata al hombre con cadenas invisibles. Las personas las llevan en su cuerpo y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas. Por tanto, los seres humanos se mueven siempre hacia adelante con gran dificultad, cargando con esos grilletes sin saberlo. En aras de esta fama y ganancia, la humanidad se separa de Dios y le traiciona. Con cada generación que pasa, la humanidad se vuelve más y más perversa, más y más oscura; de esta forma se destruye una generación tras otra en la fama y la ganancia de Satanás”.
A través de la revelación de la palabra de Dios, entendí que Satanás nos utiliza para buscar objetivos incorrectos como “Sobresalir entre los demás y ocupar un lugar alto entre la gente”. “Así como un árbol vive por su corteza, un hombre vive de su rostro”. Y “el hombre lucha hacia arriba, el agua fluye hacia abajo”. Mediante estos puntos de vista, Satanás nos permite gastar nuestra vida buscando dinero, una posición social y la fama. Además esto nos hace creer que solo podemos vivir con seguridad si llevamos una buena vida y somos valorados por los demás. Se dice que padecemos sufrimientos y dolores interminables para conseguir fama y fortuna. ¿No fue mi padre un ejemplo claro? Con tal de vivir una buena vida y ser estimado por los demás comenzó a manejar un camión a los 18 años como otros. Durante ese tiempo no importaba cuan amargado o cansado estuviese, mi padre nunca se quejaba y lo que es más no pensaba en abandonar. Eventualmente él llevó una vida rica y ayudó a mis 4 tíos a construir sus casas, así se ganó el respeto de todos los pueblerinos. Sin embargo, él no estaba contento con eso. A sus 60 debería haberse ocupado de su salud y disfrutar de la felicidad del ocio pero comenzó a criar cerdos y ovejas, plantar árboles y así, reacio a parar siquiera por un momento. Finalmente, él tuvo lo que deseó: cambió su trabajo duro por una buena reputación y dinero. Pero todas sus posesiones mundanas no pudieron salvarle la vida. Al pensar en eso no puedo evitar reflexionar: ¿cómo podemos vivir una vida valiosa y significativa?
Luego vi las palabras de Dios: “Sólo se vive en la luz si se conoce a Dios y si se posee la verdad; y sólo cuando la visión del mundo y de la vida cambian, uno cambia fundamentalmente. Cuando se tiene una meta en la vida y uno se comporta de acuerdo con la verdad; cuando se somete absolutamente a Dios y se vive por Su palabra; cuando uno se siente seguro e iluminado en lo profundo del alma; cuando el corazón está libre de oscuridad; y cuando se vive libre por completo y sin ataduras en la presencia de Dios, sólo entonces se vive una verdadera vida humana y se pasa a ser una persona que posee la verdad. Además, todas las verdades que posees proceden de la palabra de Dios y de Él mismo. El Soberano de todo el universo y de todas las cosas —el Dios Altísimo— te aprueba, como hombre real que vive la verdadera vida humana. ¿Qué podría tener más sentido que esto? […] Sólo Dios es la verdad. Él controla los cielos, la tierra y todo lo que hay en ellos, y tiene dominio sobre todo. No creer en Dios, no someterse a Él es ser incapaz de obtener la verdad. Si vives de acuerdo con la palabra de Dios, sentirás una claridad, una estabilidad y una dulzura incomparables en las profundidades de tu corazón; habrás obtenido verdaderamente la vida”.
A través de la palabra de Dios lo supe: solo adorando a Dios, solo entendiendo todos los aspectos de la verdad de la palabra de Dios, solo siendo capaz de evaluar situaciones de acuerdo con la verdad de la palabra de Dios, solo viviendo de acuerdo a la voluntad y los requerimientos de Dios y finalmente obteniendo el entendimiento de Dios y la verdad podemos llevar una vida significativa y caminar por el camino de la luz y correcto de la vida. Así como Job, magnificó toda su vida a Dios, buscó solo temerle a Dios, evitar el mal y amar a Dios más que a la fama, la fortuna y la posición social. Aún cuando él perdió a sus hijos, su riqueza no se quejó y siguió alabando el nombre de Dios. Al final se ganó la aprobación de Dios y enfrentó la muerte en calma. Si no creemos en Dios ni aceptamos los consejos de la palabra de Dios entonces no podemos distinguir entre el bien y el mal, sólo podemos vivir bajo las distintos estilos de vida de Satanás. Gastar toda nuestra energía y tiempo buscando dinero, posición social y fama; y eventualmente morir vacíos y miserables con miedos y arrepentimientos.
Al mirar al pasado, yo le prediqué el evangelio a mi padre varias veces. Sin embargo, por miedo a que su fe en Dios pudiera interferir en su objetivo de ganar dinero y sería visto despectivamente por otros, él rechazó la salvación de Dios con el pretexto de estar ocupado todo el tiempo hasta que se enfermó. Hoy, recuerdo claramente a mi padre sollozar diciendo “si tengo otra vida creeré en Dios. No volveré a perder la oportunidad de nuevo…” Pero inútilmente se dio cuenta tarde que partió de este mundo con resistencia y arrepentimiento. En el mundo corrompido por Satanás no entendemos como tanta gente, como mi padre, trabaja duro y precipitarse con tal de conseguir fama, posición social y dinero, pero al final del día dejan este mundo con las manos vacías, llenos de arrepentimientos. Antes de creer en Dios, como mi padre, yo también quería vivir una vida maravillosa, sobresalir entre los demás ser estimado. Con tal de conseguirlo me precipitaba arduamente hasta sentirme física mentalmente cansado. Por suerte Dios me eligió. A través de la lectura de la palabra de Dios, me di cuenta que buscar fama y ganancia es superficial. Esa fama y fortuna es la forma que tiene Satanás de corrompernos y dañarnos. Solo luego pude cambiar mis metas. De otro modo la búsqueda de fama y ganancias no hubieran parado hasta mi muerte, ni siquiera entendía que solo adorando a Dios trae una vida significativa. Estoy dispuesto a creer propiamente en Él, adorarlo y buscar la verdad y conseguir vivir una vida significativa.
Leer más:Reflexiones cristianas
(Traducido del original en inglés al español por Antonela Ayelen Martinez)
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