domingo, 11 de agosto de 2019
Testimonios Cristianos | ¿Por qué transité el camino de los fariseos?
Soy una persona arrogante y engreída, y la posición ha sido mi talón de Aquiles. Durante muchos años, he sido esclavo de la reputación y la posición y no he podido librarme de ellas. Una y otra vez he sido ascendido y sustituido; he tenido muchos reveses en mi posición y muchos tropiezos a lo largo del camino. Luego de muchos años de haber sido tratado y refinado, creí que no estaba tomando mi posición seriamente. No quería ser la persona que había sido en el pasado, cuando pensaba que mientras era un líder sería perfeccionado por Dios y si no era un líder, entonces no tenía ninguna esperanza. Entendí que, independientemente de la tarea que estuviera realizando, sólo necesitaba ir en busca de la verdad y que sería perfeccionado por Dios. Ir en busca de una reputación y de una posición es el camino del anticristo. Ahora siento que cualquiera sea la tarea que esté llevando a cabo, puedo aceptar el hecho de no ocupar una posición. Es la ley del cielo y de la tierra que la creación cumpla con su papel. Sin importar donde esté ubicado, debería aceptar las disposiciones de Dios. Cuando la corrupción de la fama y la posición se ve expuesta, esto puede resolverse buscando la verdad. No importa qué encuentre mientras ponga en práctica mi deber, siempre que comprenda la verdad, estaré dispuesto a pagar el precio. Ante todo esto, pensé que ya había transitado el camino de la búsqueda de la verdad. Pensé que había vuelto a obtener la humanidad y la razón. Dios observa el corazón y examina la mente. Él sabía que yo era impuro en mi búsqueda de la verdad, y que no estaba realmente caminando en el sendero de la búsqueda de la verdad. Dios sabía qué método utilizar para limpiarme y salvarme.
A finales del mes de junio de 2013, nuestro líder fue reemplazado. Posteriormente, los hermanos y las hermanas me eligieron a mí para ocupar ese lugar. La familia de Dios me permitió elevarme y hacer la obra. Cuando oí que asumiría una responsabilidad tan grande, sentí que no tenía la realidad de la verdad y que no podría realizar ese trabajo. El alcance era muy grande y había una gran cantidad de hermanos y hermanas. ¿Cómo podría conducirlos? Había tantas personas que tenían calibres mejores que las mías y que fueron reemplazadas. ¿Cómo podía yo hacerlo mejor? ¿Esto no me expondría? No quería pasar por altibajos. Mientras pudiera llevar a la práctica mis deberes, haría lo máximo que requiriera la tarea. Entonces, lo rechacé en ese preciso momento: “No, no soy idóneo para esta tarea…” Encontré todo tipo de motivos y excusas. Creía completamente que estaba siendo racional al hacer esto y que era la verdad. Luego, pude reconocer a través de la comunión con mis compañeros, mis hermanos y hermanas que estaba teniendo el veneno del gran dragón rojo dentro de mí, es decir: “Cuanto más subes, más te duele la caída” y “Cuánto más asciendes, más frío hace”. No quería sentirme atormentado nuevamente por una posición. Aunque al razonar supe que el motivo por el que esas personas eran retiradas de sus cargos se debía a que no iban en busca de la verdad y que tenían naturalezas demasiado perversas y que cometían todo tipo de actos de maldad. No obstante, en el fondo de mi mente creía que si no era un gran líder, entonces no habría oportunidades de hacer el mal, lo cual era una protección para mí mismo. Luego pensé que mi verdadera familia ya no estaba, que mis perspectivas futuras ya no existían y que me perseguía el gran dragón rojo. Si me convirtiera en un gran líder, y al final ofendiera el carácter de Dios y fuera expulsado porque no contara con la verdad, entonces realmente no podría seguir viviendo. Puesto que estaba atado a estas nociones y a estos venenos, vivía en la oscuridad y el tormento. En mi dolor, me veía forzado a clamar a Dios: “Ah, Dios, al enfrentar esta responsabilidad, sé que me has exaltado. Sé que rehusarme a asumir esta responsabilidad es traicionar a Dios y no me atrevo a hacerlo. Temo invocar la ira de Dios. Pero en este preciso instante estoy viviendo esclavizado por el veneno de Satanás y no puedo zafarme de él. Estoy profundamente atemorizado de cargar con esta responsabilidad, me temo que mi naturaleza es peligrosa, que no tengo la verdad y que seré castigado por hacer un gran mal. Ah, Dios, siento dolor y estoy muy desconcertado. No sé qué es la salvación o cómo someterme a Dios. Te pido, Dios que me ayudes y me salves”. Mientras oraba, Dios me alumbró con las palabras de “Cómo conocer al Dios en la tierra”: “Y vuestro conocimiento de Mí está mismamente lejos de esas malinterpretaciones; además, están vuestra blasfemia contra el Espíritu de Dios y vuestra denigración del cielo. Esta es la razón por la que digo que esa forma de fe como la vuestra sólo provocará que os apartéis más de Mí y os opongáis más a Mí. A lo largo de muchos años de obra, habéis visto muchas verdades, pero ¿sabéis lo que Mis oídos han oído? ¿Cuántos entre vosotros estáis dispuestos a aceptar la verdad? Todos creéis que estáis dispuestos a pagar el precio por la verdad, pero ¿cuántos habéis sufrido verdaderamente por ella? Todo lo que existe en vuestros corazones es iniquidad, y de ahí que creáis que cualquiera, sea quien sea, es astuto y deshonesto”. Las palabras de juicio de Dios fueron como un trueno punzante, que hicieron que mi desconcierto y mi dolor se convirtieran en miedo y temblor. Especialmente: “blasfemia contra el Espíritu de Dios”, “denigración del cielo”, y “Todo lo que existe en vuestros corazones es iniquidad” estas palabras fueron como una espada que atravesó mi corazón, haciéndome sentir la justicia, la majestuosidad y la ira del carácter de Dios. Vi que mi condición actual era en realidad resistirme a Dios y blasfemarlo, ¡y que eso era demasiado severo! Por ello, mi corazón rebelde pudo cambiar y me postré ante Dios para buscar someterme a Él. Examiné aquello que se había expuesto de mí. No sé cuántas veces había experimentado el juicio y el castigo de Dios en todos estos años, pero no sólo no conocía a Dios, sino que en realidad no lo comprendía y estaba a la defensiva respecto de Él, empeorando las cosas. Culpaba a Dios por todo lo que era injusto, como si la obra de Dios fuera demasiado pesada para el hombre. Al cabo de muchos años de experimentar la obra de Dios, mi relación con Él no se había vuelto más cercana ni regular, sino que yo me estaba alejando y distanciándome de Dios. Había un gran abismo entre Él y yo que no podía cruzar. ¿Esto es lo que coseché después de todos estos años? En este momento, pude reconocer que mi naturaleza egoísta y deplorable me estaba llevando a traicionar mi conciencia. Me había olvidado del precio que Dios había pagado por mí; me había olvidado de Su salvación y cultivo por mí. En ese momento, volví a orarle a Dios: “Ah, Dios, ya no viviré más por el veneno de Satanás, no volveré a herir tu corazón. Estoy dispuesto a aceptar el juicio y el castigo de Dios y a alejarme de mis perspectivas erradas”. En consecuencia, leí el sermón de arriba del 15 de junio de 2013: “El que no ama a Dios está en el camino del anticristo y finalmente será revelado y eliminado. La obra de Dios de los últimos días es la de salvar y perfeccionar a las personas y toda persona maligna que no se salve será revelada y eliminada. Por ende, cada persona seguirá a los de su propia especie. ¿Por qué tantas personas se exponen a hacer el mal con su posición y su poder? No se debe a que su posición los lastime. El problema fundamental es la sustancia de la naturaleza del hombre. La posición por cierto puede revelar a las personas, pero si una persona de buen corazón tiene una posición alta, entonces no cometerá ciertos actos perversos. Algunas personas que no tienen una posición no cometerán maldades. A primera vista lucen como buenas personas, pero si logran una posición, harán todo tipo de actos malignos” (de ‘Debes experimentar el ingreso de la realidad de la verdad de la palabra de Dios para obtener la perfección de Dios’ en “Sermones para la provisión de vida”). A través de esta enseñanza, pude ver cuán absurdas y ridículas eran las nociones que existían en mi corazón. Ya se trate de que todos puedan o no caminar por el sendero de la búsqueda de la verdad, esto no se basa en si tienen o no una posición, y no es el hecho de tenerla dificulta transitar el sendero de la búsqueda de la verdad. La clave reside en si a la naturaleza del hombre le gusta o no la verdad y si el hombre ama o no a Dios. Pensaba que a lo largo de mis muchos años de “templarme”, tomé mi posición a la ligera y pensé que yo era como la grama que no puede buscar ser un árbol grande y que podía ser sincero en la búsqueda de la verdad y llevar a la práctica mis deberes. No sería el mismo de antes que sentía dolor, debilidad, negatividad y desesperación al ver a la familia de Dios ascender a otras personas en lugar de hacerlo conmigo. Debido a estas expresiones, creía que mi carácter había sido transformado hasta cierto punto y que ya me encontraba caminando por el sendero de Pedro. Hoy día, a la luz de los hechos y las verdades, pude ver claramente cómo era yo: en realidad no iba a renunciar a mi posición, sino que iba a ser más inteligente e ingenioso. Después de haber tratado en muchas oportunidades, no le estaba entregando mi corazón a Dios y no estaba buscando amarlo sinceramente. En cambio, me estaba preservando. Siempre ocupaban mi mente mis perspectivas futuras. Había arraigado la idea absurda de mi corazón de que “las posiciones encumbradas no son seguras”. ¿Cómo estaba demostrando amor por Dios y andando por el camino de Pedro?
En cuanto a mis opiniones erróneas, leí el principio 131, “El principio de verificar vuestros deberes y posiciones”, así como también el principio 155, "El principio de gastar para Dios" en "Realidades sobre la verdad en las que uno debe adentrarse para una conducta con principios". Entre estos principios se encontraban las palabras de oración de Pedro: “Sabes lo que puedo hacer y también sabes qué papel puedo desempeñar. Tu deseo es mi orden y voy a dedicarte todo lo que tengo. Sólo Tú sabes lo que puedo hacer por Ti. Aunque Satanás me hizo tan insensato y me rebelé contra Ti, creo que Tú no te acuerdas de mí por esas transgresiones, que Tú no me tratas basándote en ellas. Deseo dedicarte toda mi vida. No pido nada y tampoco tengo otras esperanzas o planes; sólo deseo actuar de acuerdo a Tu designio y hacer Tu voluntad. Beberé de Tu amarga copa y estoy a Tus órdenes”. Así como también: “No hay correlación entre el deber del hombre y si es bendito o maldito. El deber es lo que el hombre debe cumplir; es su deber ineludible y no debe depender de las recompensas, condiciones o razones. Sólo entonces eso es cumplir con su deber. Un hombre que es bendito goza de bondad tras ser perfeccionado después del juicio. Un hombre que es maldito recibe el castigo cuando su carácter no cambia después del castigo y el juicio, es decir, no ha sido perfeccionado. Como un ser creado, el hombre debe cumplir su deber, hacer lo que debe hacer, y hacer lo que es capaz de hacer, independientemente de si será bendecido o maldecido. Esta es la condición más básica para el hombre, como de uno que está en busca de Dios. No debes cumplir con tu deber sólo para ser bendecido y no te debes negar a actuar por temor a ser maldecido. Dejadme deciros una cosa: Si el hombre es capaz de cumplir con su deber, esto quiere decir que desempeña lo que debe hacer. Si el hombre no es capaz de cumplir con su deber, esto muestra la rebeldía del hombre”. A partir de la palabra de Dios puede verse que Pedro buscaba realmente poder amar a Dios durante toda su vida y que obedeció todas las administraciones de Dios en todo; no tomó sus propias opciones ni requisitos. Sin importar cómo administraba Dios las cosas, siempre se sometió a Él. Finalmente, llevó a la práctica su deber como una creación y le entregó a Dios su vida y su enorme amor por Él. El motivo por el cual Pedro tuvo éxito en su creencia en Dios no fue porque no tenía una posición alta. Era un apóstol y el Señor Jesús le dio la gran comisión de pastorear las iglesias. Pero él no estaba obrando en su posición de apóstol, era oscuro y desconocido, era trabajador y consciente respecto de cumplir con sus deberes como una creación, de amar verdaderamente a Dios, y de someterse a Él. Obtuvo la satisfacción de Dios poniendo todo su empeño en llevar a la práctica sus deberes. Ese fue el secreto de su éxito. Luego de contrastar con la oración de Pedro y el juicio y el castigo de la palabra de Dios, me sentí muy avergonzado. La palabra de Dios golpeó mi corazón y me permitió ver que no me sometía a Dios y que me estaba enfrentado a Él. Al creer en Dios, siempre mantuve mis propias esperanzas y planes. Todos estos años he estado ocupado corriendo en busca de un destino final, de mis perspectivas futuras, de fama, rédito y posición. Cuando sólo alcancé algunos de mis deberes, intenté hacer un trato con Dios y dejé que Él pusiera Su sello de aprobación en él para garantizar que sería salvado. Mis requisitos respecto de que Dios hiciera esto por mí revelan que la naturaleza de Satanás en mí era demasiado egoísta, deplorable y maligna. No tenía la menor razón ni la conciencia que la creación debía tener. ¡No tenía ni un ápice de naturaleza humana! Rechacé la comisión debido a mi naturaleza traicionera. Rechacé el llamado de Dios para preservarme. Por el contrario, utilicé un argumento ridículo y busqué excusas. Hablé con racionalidad con Dios; de hecho fui cómplice de Satanás y una fuerza enemiga para con Dios. En ese momento, leí la palabra de Dios: “Si el hombre es capaz de cumplir con su deber, esto quiere decir que desempeña lo que debe hacer. Si el hombre no es capaz de cumplir con su deber, esto muestra la rebeldía del hombre”. Mi conciencia sintió una profunda culpa; pensé en cómo todo lo que tenía me había sido dado por Dios y que todo lo que podía hacer, todo lo que experimentara, era obra de Dios. Una y otra vez, el juicio y el castigo de Dios recayó sobre mí para volver a tener mi razón y mi conciencia y hacer que fuera capaz de llevar a la práctica mis deberes como una creación. Independientemente de cuánto Dios requería de mí, debería haberme ofrecido y haber devuelto el amor de Dios. Si no, ¡habría sido una traición y debería haber sido castigado! El juicio y el castigo de la palabra de Dios finalmente cambiaron por completo mis ideas erróneas y despertaron mi conciencia. Actualmente, la pregunta no es si la comisión de Dios fue arreglada por alguien, sino si Dios está verificando el camino que transité todos estos años y lo que he buscado después de ese período. Hoy día, no tengo la realidad de la verdad y soy de estatura pequeña. Dios no me entregó esta responsabilidad porque soy idóneo, en cambio, fue para permitirme mejorar la búsqueda de la verdad y aceptar el entrenamiento. Me obliga a ofrecerme por completo a Dios y a ingresar a la realidad de amarlo con todo mi corazón, mi alma, mi fuerza y mi mente. En el pasado, vivía con ideas absurdas. Creía que había comprobado mis deberes y mi posición. Mientras llevaba a la práctica mis deberes con esta actitud y antecedentes, no estaba recibiendo mucho refinamiento ni mucha presión. No obstante, se reveló mi carácter depravado a través de mi complacencia y satisfacción con mi situación del momento. Reveló mis opiniones egoístas y deplorables: estaba buscando llevar a cabo mis deberes con una creencia en Dios sin hacer todo de mi parte para satisfacer y amar a Dios. En este momento, pude llegar a mí mismo: después de todos estos años, pensé que ya estaba transitando el camino de Pedro en busca de la verdad. Pero hoy día, los hechos revelan que le añadí la mayor cantidad de importancia a mis perspectivas futuras. No tenía el mínimo grado de amor por Dios y no tenía la intención de cargar con un gran peso ni de ofrecer todo mi ser por Dios. ¿De qué manera estaba esto alineado con lo que buscaba Pedro?
Durante mi búsqueda, leí dos pasajes de "100 pasajes de la palabra de Dios que el pueblo elegido por Dios debe experimentar y poner en práctica”: “Como criatura de Dios, el hombre debe procurar cumplir con el deber de una criatura de Dios y buscar amar a Dios sin hacer otras elecciones, porque Dios es digno del amor del hombre. Quienes buscan amar a Dios no deben buscar ningún beneficio personal ni aquello que anhelan personalmente; esta es la forma más correcta de búsqueda”. “Si lo que buscas es la verdad, lo que pones en práctica es la verdad y lo que obtienes es un cambio en tu carácter, entonces, la senda que transitas es la correcta. Si lo que buscas son las bendiciones de la carne, si lo que pones en práctica es la verdad de tus propias nociones y no hay un cambio en tu carácter ni eres en absoluto obediente a Dios en la carne, sino que sigues viviendo en la ambigüedad, entonces lo que buscas te llevará sin duda al infierno, porque la senda por la que caminas es la del fracaso. Que seas perfeccionado o eliminado depende de tu propia búsqueda, lo que equivale a decir que el éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine” (de ‘El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine’ en “La Palabra manifestada en carne”). La palabra de Dios es la verdad, el camino y la vida, y esta vez integré mi situación real nuevamente con dos pasajes de la palabra de Dios. Me di cuenta de que la palabra de Dios ya había revelado el camino de Pedro hacia el éxito, así como también la expresión del camino al éxito. El sendero de Pedro hacia el éxito no se refería a no buscar una posición ni a elegir u optar por deberes. No era sólo acerca de ser conquistado en aspectos negativos, se refería principalmente a buscar amar a Dios de manera positiva y a poner en práctica nuestro deber de una creación. Es más, transitar el camino correcto traerá consigo muchos resultados positivos y verdaderos tales como conocer mejor a Dios, ser cada vez más sumiso al buscar la verdad y ponerla en práctica, y ya no tener los propios requisitos, esperanzas e impurezas; el carácter se transformará, y lo que es más importante, es que las personas ingresarán mejor a la verdad y tendrán un amor cada vez mayor por Dios, de modo tal que se ofrecerán a sí mismos a Dios sin ninguna otra solicitud y serán diligentes en amar a Dios durante todas sus vidas. Pensaba que estaba transitando el camino correcto y que ya había ingresado en la realidad de parte de la verdad. Pero, en los hechos revelados, ¿dónde se encontraba mi manifestación de obtener la verdad, y de transformar mi carácter? ¿Dónde estaba mi expresión de amor verdadero para con Dios? Si realmente había entrado, entonces podría ser puesto a prueba. Independientemente de los planes que Dios hace, yo podría someterme. Si realmente hubiera entrado, entonces podría ver a través de la esencia de la naturaleza de Satanás en mí y vería realmente la salvación de Dios. Estaría más dispuesto a ofrecerme a Dios y a retribuirle Su amor. Con estos hechos y con el juicio y el castigo de la palabra de Dios, pude ver que yo estaba transitando el camino equivocado. No estaba transitando el camino de poner en práctica mis deberes como una creación ni tampoco estaba buscando amar a Dios. En cambio, estaba en el sendero de ir tras mis propios intereses y mis esperanzas personales. Era el camino para engañar a Dios al estar obligado a seguir y a pagar un precio limitado de manera de preservarme y garantizar que tendría un destino final. Siempre perseguí los placeres de la carne. A fin de satisfacer las comodidades temporales, no estaba dispuesto a aceptar el juicio y el castigo de Dios y a obtener la verdad. No estaba dispuesto a buscar amar a Dios, a ofrecerle todo a Dios, o a gastar todo por Dios a través de Su juicio y Su castigo y Sus pruebas y refinamiento. Mi opinión desde lo profundo de mi corazón era: solamente busca poner en práctica los deberes pacíficamente, no ofendas el carácter de Dios. Finalmente, obtendré un buen destino, y con eso bastará. La palabra de Dios ha demostrado repetidas veces que la causa principal del fracaso de Pablo reside en su trato con Dios. Trabajó para su recompensa y su corona futuras y no tuvo un mínimo de sumisión ni de amor por el Señor de la creación. Finalmente, esto derivó en un fracaso y en recibir el castigo de Dios. La palabra de Dios nos advierte con claridad: “[…], los que trabajan por su destino recibirán su derrota final, porque los fracasos de las personas, en su creencia en Dios, suceden por culpa del engaño” (de ‘Acerca del destino’ en “La Palabra manifestada en carne”). Este tipo de inversión no se hace con sinceridad, tiene un aspecto falso y es engañosa. Realmente había tomado la decisión y evité el juicio de las palabras de Dios andando por mi propio camino. Dominado por mi naturaleza, siempre había caminado por el sendero siguiendo a personas que fracasaron. Cuando la obra de salvación de Dios llegó a mí, era incapaz de distinguir el bien del mal y mordía la mano que me daba de comer. Todo lo que le daba a Dios eran conceptos erróneos, resistencia y traición. En este momento, pude ver con claridad cuán egoísta, deplorable y siniestra era mi naturaleza. Creí en Dios todos estos años y disfruté de Él incluso hasta cuando urdía en Su contra, esperando constantemente hacer negocios con Dios. No tenía el más mínimo amor por Dios en mi corazón. Esta es precisamente la razón por la que estaba transitando el camino equivocado y exactamente lo que estaba mencionando Dios: “Como el hombre no es bueno para entregarse totalmente a Dios, como no está dispuesto a cumplir con su deber para con el Creador, como ha visto la verdad pero la evita y camina por su propia senda, como siempre busca siguiendo la senda de los que han fracasado y como siempre desafía al cielo, por eso es que él siempre fracasa y cae en las artimañas de Satanás, atrapado en su propia red” (de ‘El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Más tarde, leí el sermón de arriba, que decía: "Hay personas que inevitablemente tienen estas aprehensiones: ‘Estoy llevando a cabo mi deber, pero tengo miedo de recorrer el camino del anticristo; temo hacer algo malo y resistir a Dios’ ¿Existen muchas personas con estos tipos de aprehensiones? Especialmente quienes se desempeñan como obreros y líderes, ven a tal y cual persona que buscó tan diligentemente en el pasado, tiene dones, es inteligente, y luego cae. Esas personas eran buenas para predicar, pero al final, nunca esperaron caer también. Dicen: ‘Si hago esas cosas, ¿entonces terminaré como ellos y también caeré?’ Si eres alguien que ama a Dios, entonces ¿temerías esas cosas? Si sientes amor verdadero por Dios, entonces, ¿seguirías estando controlado por las aprehensiones? Las personas que aman a Dios siempre son consideradas por la voluntad de Dios y no harán nada malo […]. Si puedes distinguir realmente qué significa transitar el camino del anticristo y qué es andar por el camino de la búsqueda de la verdad y ser perfeccionado, entonces, ¿por qué temes caminar por el sendero del anticristo? ¿Tu temor de caminar sobre él no demuestra que sigues queriendo transitarlo y que no deseas abandonar el sendero del error? ¿No es ese el problema?” (de ‘Cómo buscar amar a Dios y dar testimonio de Él’ en “Comunión y predicación acerca de la entrada a la Vida IX”). Por medio de la divulgación de la enseñanza de lo antedicho, pude ver con mayor claridad que las personas que no aman a Dios están en el camino del anticristo; que las personas que no aman a Dios son la fuente del fracaso. También vi más claramente los motivos y las excusas de Satanás que estaban ocultos dentro de mí. Pude ver a través de los trucos de Satanás. Que yo no estaba dispuesto a aceptar mayores responsabilidades y que temía caminar por el sendero del fracaso revelaba que mi naturaleza era egoísta, deplorable y mala. Revelaba que me amaba a mí mismo y a Satanás en demasía, y que no detestaba el camino del anticristo que buscaba posición y fama así como también la perspectiva y el destino futuro. No atesoré la verdad ni tuve el mínimo amor por Dios. Pude entender cabalmente que lo antedicho sobre la gente que creía en Dios hacía muchos años y aún no amaba a Dios no tenía naturaleza humana. Se podía decir que todos tenían naturalezas malignas, que eran egoístas, deplorables y malas personas. Entonces tuve un real entendimiento de la esencia de mi verdadera naturaleza. Al mismo tiempo, también me hizo voltear mis opiniones erróneas y ser liberado y encontrar el rumbo correcto y el camino de la práctica para que ya no viviera de manera egoísta y deplorable. Todo es planeado por Dios y sólo necesito buscar realmente la verdad y practicar el amor por Dios al tiempo que pongo en práctica mis deberes.
Alabado sea Dios por Su juicio y castigo que cambió el propósito de mi búsqueda y me trajo de regreso desde mi camino del error. También me permitió reconocer cabalmente la sustancia de la naturaleza de Satanás que estaba dentro de mí y encontrar la fuente de mi fracaso. Creí en Dios todos estos años y nunca lo amé. Sentí vergüenza y culpa. Realmente desilusioné a Dios y lo herí profundamente. Mi corazón ansía generar un verdadero amor por Dios. Pedro fue perfeccionado porque realmente amaba a Dios y porque tuvo la voluntad y la perseverancia para buscar la verdad. Aunque estoy lejos de eso, nunca viviré tan vil y repulsivamente con el objeto de preservarme. Estoy deseoso de convertir el amor que siento por Dios en el propósito de mi búsqueda, y no escatimaré esfuerzos y además pagaré el precio por poner en práctica mis deberes. Realmente cargaré con los pesos de mis responsabilidades y pondré en práctica la verdad al tiempo que realizaré mis deberes y entraré en la realidad de amar a Dios.
Fuente: Relámpago oriental
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