En el pasado, creía que “rebelión contra Dios” significaba traicionar a Dios, dejar la iglesia o abandonar el deber propio. Pensaba que estos comportamientos constituían rebelión. Por lo tanto, siempre que escuchaba de personas que se involucraban en tales comportamientos, me recordaba que no me debo rebelar contra Dios como ellos lo hicieron. Además, era cauteloso en todos mis esfuerzos y acataba todas las tareas que la iglesia me asignaba. No me retracté de mi deber cuando me trataron y me podaron ni me alejé de la iglesia cuando fui probado, independientemente de la dificultad. Así que, creí que nunca me rebelaba contra Dios. Sentía que ya había adquirido alguna estatura y estaba confiado en que seguiría a Dios hasta el final y en que finalmente alcanzaría la salvación.
Un día durante la cultivación espiritual, leí esto en la comunicación del hombre: “Hay varios tipos diferentes de rebelión contra Dios. Un tipo de rebelión es ir contra Su voluntad o ir contra Sus palabras. Otro tipo es tener un carácter arrogante, no tener a Dios en el corazón y por eso presumir y ser hostil con Dios; esta es la rebelión de la resistencia a Dios. Hay un tipo adicional, que es la rebelión de traicionar y abandonar a Dios. […] Los comportamientos rebeldes de los que frecuentemente hablamos en la comunicación se refieren principalmente a los dos primeros tipos. Esto se debe a que los que traicionan y abandonan a Dios no están dentro del alcance de la salvación de Dios y los comportamientos rebeldes de los que se escribe en la palabra de Dios son estos dos primeros tipos; el tercer tipo de rebelión no se menciona. No debemos malentender o malinterpretar las intenciones de Dios creyendo que sólo el traicionarlo o abandonarlo se puede llamar rebelarse contra Dios, como si ir en contra de Su palabra o tener un carácter arrogante no fuera un tipo de rebelión. ¡Esta es una comprensión tan simplista! Así que, ¿qué realmente es la rebelión? ¿Cómo la deben reconocer las personas? De acuerdo con lo que se dice en la palabra de Dios, todas las cosas que son incompatibles con Dios son Su enemigo y todas las cosas que van contra las palabras de Dios son una rebelión contra Sus palabras. Rebelarse contra Sus palabras es rebelarse contra Él; actuar como Su enemigo es rebelarse contra Él. Parece que estos dos principios no están en conformidad con las nociones humanas, pero la esencia del problema realmente sólo es eso”. Después de leer la comunicación, me di cuenta de que rebelarse contra Dios no era simplemente traicionarlo, dejar la iglesia o alejarse de los deberes propios. Más bien, violar la voluntad de Dios o Su palabra y oponerse a Él también son formas de rebelión. Bajo la guía del Espíritu Santo comencé a reflexionar en mis acciones. Dios nos requiere que busquemos la verdad y el cambio en nuestro carácter conforme cumplimos nuestros deberes. Sin embargo, me he enfocado en el trabajo y en obtener un estatus más alto dentro de la iglesia al cumplir mi deber. Dios pide que llevemos a cabo nuestros deberes lealmente, que sigamos Su voluntad cuando nos enfrentemos con dificultades y que abandonemos la carne para practicar la verdad. Sin embargo, siempre busco la forma que exige el mínimo esfuerzo al cumplir mi deber, engañando a Dios con mi indolencia. Sólo me preocupo por mi carne en tiempos de dificultad, quejándome de las dificultades y haraganeando en mi deber. Hasta he pensado en darme completamente por vencido como un medio para escapar de mis deberes. Dios demanda lealtad absoluta y devoción completa. En la presencia de Dios, mis pensamientos muchas veces los ocupan mi familia y parientes. Dios pide que aprendamos lecciones en todas las cosas y entremos en la realidad de Su palabra para que Dios nos pueda perfeccionar. Cuando me encuentro con personas o asuntos desfavorables, vacilo ante el pensamiento de que todas las cosas son parte del plan de Dios y constantemente me encuentro balanceándome entre el bien y el mal. Dios pide que busquemos la verdad y la perfección en varias situaciones y pruebas de dificultad que Él ha arreglado para nosotros. Cuando me encuentro con el trato, la poda, el contratiempo o el fracaso, malinterpreto a Dios y lo culpo. Siento desesperación por el camino que tengo por delante, pierdo confianza en Dios y hasta considero salirme de la iglesia. Dios pide que seamos serios, prácticos y efectivos en nuestras vidas espirituales. Yo, sin embargo, a menudo sigo los reglamentos y procedimientos y practico rituales religiosos. Dios pide que lo exaltemos y demos testimonio de Él en nuestro trabajo y que llevemos personas delante de Él. Sin embargo, yo me exalto y doy testimonio de mí mismo, llevando a los demás delante de mí para que me admiren y se adhieran a mí. Dios pide que usemos la verdad para resolver nuestros problemas. Presumo y hablo de letras y doctrinas, limito a los demás con regulaciones, resuelvo problemas de acuerdo con las maneras del hombre y reprimo a los demás con el estatus. Dios pide que estrictamente hagamos nuestras tareas de acuerdo con los arreglos de la obra. A menudo llevo a cabo mi deber basado en mis propias intenciones, haciendo las cosas de la manera que yo considero adecuada. … ¿Todas estas acciones no son una violación de la voluntad de Dios y Su palabra y están en oposición a Dios? ¿No constituyen estas acciones una rebelión contra Dios?
En este momento, no puedo evitar sentir una sensación de pavor. Resultó que sin saberlo me rebelé contra Dios en todas mis acciones mientras erróneamente creía que rebelión significaba traicionar a la iglesia, dejar la iglesia o abandonar los deberes. Descaradamente pensé que mi estatura me excusaba de rebelarme contra Dios. He sido un extraño para mí mismo y mi entendimiento de la palabra de Dios es simplista y poco profundo. Las palabras de Dios dicen: “Dios ha revelado la naturaleza y la esencia del hombre, pero el hombre entiende que su forma de hacer las cosas y de hablar es errónea y defectuosa; por tanto, poner la verdad en práctica es una tarea extenuante para las personas. Ellas piensan que sus equivocaciones son meras manifestaciones momentáneas que son reveladas si no tienen cuidado, en lugar de verlas como revelaciones de su naturaleza” (de ‘Entender la naturaleza y poner la verdad en práctica’ en “Registros de las pláticas de cristo”). “La naturaleza del hombre es su vida, es un principio en el que depende para sobrevivir y es incapaz de cambiarlo. Justo como la naturaleza de la traición, si puedes hacer algo para traicionar a cualquier pariente o amigo, esto prueba que es parte de tu vida y la naturaleza con la que naciste. Esto es algo que nadie puede negar” (‘Un problema muy serio: la traición (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Eso es innegablemente cierto. ¿No soy precisamente el tipo de persona que hace un alboroto de asuntos superficiales sin entender claramente mi naturaleza? Los comportamientos de las personas los domina su naturaleza, y su carácter es una manifestación de su naturaleza. Si la rebelión está codificada en la naturaleza humana, entonces el hombre inevitablemente se rebelará contra Dios. Esto no es cuestión de ser cauteloso. Sin embargo, no me he preocupado por reconocer mi naturaleza. En cambio, estoy satisfecho con mantener algunas prácticas externas, que me impiden buscar la verdad y cambiar mi carácter, aunque haya seguido a Dios por muchos años. He vivido constantemente con una naturaleza rebelde. Si lo sigo haciendo, dado un ambiente propicio, mi naturaleza inevitablemente me dominará, traicionaré y abandonaré la iglesia. ¡Ciertamente esta es una senda peligrosa!
Oh Dios, gracias por mostrarme la verdad acerca de mis creencias erróneas sobre la rebelión contra Ti. Me permitiste entender que abandonar y violar Tu palabra son formas de rebelión y me mostraste que siempre estoy en riesgo de rebelarme contra Ti, traicionarte y abandonarte. A partir de este día, estoy dispuesto a enfocarme en Tu palabra y centrar mis esfuerzos en ponderar sobre el significado real de Tu palabra, para verdaderamente entender la esencia de la verdad y permitirme entrar y practicar la verdad con exactitud. Me esforzaré por defender Tu palabra en todas las circunstancias y por corregir mi rebeldía.
Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso
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