La Biblia dice: “Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4). De esto versículo bíblico vemos que cada uno de nosotros debe mantener una actitud respetuosa hacia el matrimonio, es la actitud que se debe tomar siendo una persona que tenga conciencia y racionalidad. Hoy en día, la mayoría de las personas se juramentan que hasta que la muerte los separe y sean fieles mutuamente por siempre al entrar en el matrimonio, pero debido al surgimiento de diversas tendencias malvadas, la infidelidad ocurre con constancia entre los públicos de todas las categorías y edades, e incluso hasta el punto de que no sienten vergüenza por ella, considerándose como el capital para jactarse. ¿Por qué la deslealtad sucede con tanta frecuencia y aun más volviéndose en una tendencia? ¿Por qué la humanidad ha perdido todo sentido de moralidad y se ha convertido cada vez más depravada?
Dios Todopoderoso dice: “Una tras otra, todas estas corrientes conllevan una influencia malvada que degenera continuamente al hombre, provocándole que continuamente pierda conciencia, humanidad y razón, y que rebaje su moral y su calidad de personalidad cada vez más, hasta el punto de que se puede incluso afirmar que la mayoría de las personas no tienen ahora personalidad ni humanidad, ni conciencia, y mucho menos razón. ¿Cuáles son, pues, esas corrientes? No las puedes ver a simple vista. Cuando sopla el viento de una tendencia, tal vez sólo un pequeño número de personas se convertirán en iniciadoras de esta. Empiezan a hacer este tipo de cosas, aceptando este tipo de idea o este tipo de perspectiva. La mayoría de las personas, sin embargo, en medio de su inconsciencia seguirán estando continuamente infectadas, asimiladas y atraídas por esta clase de corriente, hasta que la aceptan sin darse cuenta y de forma involuntaria, y todos estén sumergidos en ella y sean controlados por ella. Y es que el hombre que no esté en plenas facultades físicas y mentales, que no sepa nunca cuál es la verdad, que no pueda discernir la diferencia entre las cosas positivas y las negativas, estas clases de tendencias, una tras otra, lo hacen aceptar con facilidad dichas tendencias, el criterio de vida, así como los valores que proceden de Satanás. Aceptan lo que este les dice sobre cómo plantearse la vida y la forma de vivir que Satanás les ‘concede’. No tienen la fuerza ni la capacidad, y mucho menos la consciencia de resistirse”.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
La Palabra de Dios nos ha revelado la raíz licenciosa, corrupta y de la adoración por la maldad de toda la humanidad. En realidad, cuando acabamos de empezar a entrar en este social, anhelábamos la luz y que pudiéramos respetarnos unos a otros. Pero debido a esta corriente social, la corrupción de Satanás y a la carencia de las verdades, somos inhábiles para resistirnos a la tentación, así que, inevitablemente, terminamos siendo una de las víctimas. Justo como la Biblia dice: “[…] todo el mundo yace bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19). Innegablemente, estamos bajo el control de las tendencias malvadas de Satanás y somos incapaces de escapar de ellas.
Al reflexionar, nos damos cuenta de que aún nos sentiremos vacíos por dentro mientras sigamos viviendo en esta tendencia malvada. Entonce, ¿cómo podemos liberarnos de ella para que nunca más seamos dañados por ella? La Palabra de Dios dice: “¿Qué le ha dado Dios al hombre? Le ha dado vida, le ha dado todo y sigue otorgándole cosas de manera incondicional sin exigir nada, sin ninguna intención oculta. Utiliza la verdad, Sus palabras, Su vida para dirigir y guiar al hombre, apartándolo del daño de Satanás, de sus tentaciones, de su seducción y permitiéndole ver con claridad a través de la malvada naturaleza de Satanás y su repugnante rostro” (‘Dios mismo, el único IV’ en “La Palabra manifestada en carne”). A partir de las palabras de Dios, podemos ver que nuestra vida proviene de Él. Pero como nos hemos alejados de Dios, viviendo bajo la influencia de Satanás, siendo engañados y pisoteados por él, y como consecuencia, perdemos el corazón de buscar la luz cayendo en un mundo oscuro como el infierno. Puesto que Dios no soporta vernos seguir siendo perjudicados por Satanás, Él ha expresado las verdades para guiarnos y proveernos, haciéndonos conocer bien su perversidad y fealdad para que al final podremos alejarnos de su damnificación y ganar la oportunidad de ser salvos por Dios. Tal como el Señor Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Así que, solo viniendo ante Dios y tratando las cosas de acuerdo con Sus palabras, podremos ver con claridad los trucos de las corrientes malvadas de Satanás y no seremos jugados y mutilados por él jamás, y ¡acabaremos viviendo en la luz de Dios!
Al reflexionar, nos damos cuenta de que aún nos sentiremos vacíos por dentro mientras sigamos viviendo en esta tendencia malvada. Entonce, ¿cómo podemos liberarnos de ella para que nunca más seamos dañados por ella? La Palabra de Dios dice: “¿Qué le ha dado Dios al hombre? Le ha dado vida, le ha dado todo y sigue otorgándole cosas de manera incondicional sin exigir nada, sin ninguna intención oculta. Utiliza la verdad, Sus palabras, Su vida para dirigir y guiar al hombre, apartándolo del daño de Satanás, de sus tentaciones, de su seducción y permitiéndole ver con claridad a través de la malvada naturaleza de Satanás y su repugnante rostro” (‘Dios mismo, el único IV’ en “La Palabra manifestada en carne”). A partir de las palabras de Dios, podemos ver que nuestra vida proviene de Él. Pero como nos hemos alejados de Dios, viviendo bajo la influencia de Satanás, siendo engañados y pisoteados por él, y como consecuencia, perdemos el corazón de buscar la luz cayendo en un mundo oscuro como el infierno. Puesto que Dios no soporta vernos seguir siendo perjudicados por Satanás, Él ha expresado las verdades para guiarnos y proveernos, haciéndonos conocer bien su perversidad y fealdad para que al final podremos alejarnos de su damnificación y ganar la oportunidad de ser salvos por Dios. Tal como el Señor Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Así que, solo viniendo ante Dios y tratando las cosas de acuerdo con Sus palabras, podremos ver con claridad los trucos de las corrientes malvadas de Satanás y no seremos jugados y mutilados por él jamás, y ¡acabaremos viviendo en la luz de Dios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario