La Biblia dice: “Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” (Romanos 10:17). Así que debemos escuchar las palabras de Dios antes de tener la fe Dios. Solo escuchando las palabras de Dios podemos juzgar si es o no el verdadero camino y la manifestación y la obra de Dios. Recordando el tiempo cuando Jesucristo realizó Su obra, los fariseos lo calumniaron, condenaron ampliamente y negaron que Su obra fuera el verdadero camino; por otra parte, engañaron al pueblo judío para que no buscara ni investigara. Como fueron incapaces de distinguirlos, el pueblo judío escuchó ciegamente sus palabras, así se rehusó a escuchar la predicación de Jesucristo y cometió el atroz pecado al seguirlos para clavar a Jesucristo en la cruz. Pero algunas personas, como Pedro, Mateo, Marcos, Juan, etc., no creían en los rumores de los fariseos, ni permitían que el temor de ser engañados les impidiera escuchar el evangelio del Señor. En cambio, escucharon los sermones de Jesucristo con un corazón anhelante y de búsqueda. Y debido a esto, al final pudieron reconocer que las palabras de Jesucristo tienen la autoridad y son la voz de Dios y acabó recibiendo a Mesías. ¿Acaso ganaron la salvación y las bendiciones de Dios no fue porque iban a escuchar sermones con un corazón de búsqueda de la verdad?
Se menciona muchas veces en Apocalipsis: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). Jesucristo también dijo: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo” (Mateo 25:6). Jesucristo nos dijo claramente que Él volvería a hablar cuando regrese en los últimos días, y nos diría Su noticia del regreso a través del llamamiento de alguien. Así que, en el asunto del recibimiento del regreso del Señor necesitamos tener un corazón de búsqueda. Cuando escuchemos a alguien decir que el Señor ha regresado, tal vez esto significa que el Señor está llamando a nuestra puerta. Y lo que debemos hacer es ser vírgenes prudentes que buscan e investigan activamente prestando atención para escuchar la voz de Dios y ver si este camino tiene o no la verdad y la obra del Espíritu Santo. Solo así, podemos acoger el regreso del Señor.
Ahora sabemos que en el respecto al recibimiento de la venida del Señor debemos buscar con la iniciativa en vez de precaver pasivamente. Pero aún hay un aspecto que es lo más crucial, dominar principios de distinguir entre el camino verdadero y los falsos, para que no seamos perdidos. Entonces, ¿cuáles principios arriba mencionados? Veamos lo que dice la Palabra de Dios: “¿Cuál es el principio más fundamental en la búsqueda del camino verdadero? Debes ver si existe o no la obra del Espíritu Santo en este camino, si estas palabras son la expresión de la verdad, a quién han sido testificadas y lo que pueden traerte. Distinguir entre el camino verdadero y el falso requiere de varios aspectos de los conocimientos fundamentales, el más fundamental de los cuales es decir si existe o no la obra del Espíritu Santo. Porque la esencia de la creencia del hombre en Dios es la creencia en el Espíritu de Dios, e incluso su creencia en Dios encarnado se debe a que esta carne es la personificación del Espíritu de Dios, lo que significa que tal creencia sigue siendo la creencia en el Espíritu. Existen diferencias entre el Espíritu y la carne, pero debido a que esta carne proviene del Espíritu, y es la Palabra hecha carne, entonces en lo que el hombre cree sigue siendo la esencia inherente de Dios. Y, por ende, al diferenciar si este es o no el camino verdadero, por sobre todo se tiene que observar si es o no la obra del Espíritu Santo, después de lo cual se debe ver si existe o no la verdad en este camino. Esta verdad es el carácter de vida de la humanidad normal, es decir, lo que fue requerido del hombre cuando Dios lo creó en el principio, a saber: toda la humanidad normal (incluyendo el sentido humano, la percepción, la sabiduría y el conocimiento básico de ser hombre). Es decir, se necesita analizar si este camino puede llevar o no al hombre a una vida de humanidad normal, si la verdad dicha es o no requerida de acuerdo con la realidad de la humanidad normal, si esta verdad es o no práctica y real, y si es o no la más oportuna. Si existe verdad en ello, entonces será capaz de llevar al hombre a experiencias normales y prácticas; el hombre, por otra parte, se hace cada vez más normal, el sentido humano del hombre se vuelve cada vez más completo, la vida del hombre en la carne y la vida espiritual se vuelven cada vez más ordenadas, y las emociones del hombre se hacen cada vez más normales. Este es el segundo principio. Hay otro principio, que se refiere a si el hombre tiene o no un conocimiento cada vez mayor de Dios, si el que experimente este tipo de obra y verdad puede inspirar el amor por Dios en él y acercarlo cada vez más a Dios. En esto se puede medir si este es o no el camino verdadero. Lo más fundamental es si este camino es realista en vez de sobrenatural, y si es o no capaz de proporcionar vida al hombre. Si se ajusta a estos principios, puede llegarse a la conclusión de que este camino es el camino verdadero. Digo estas palabras no para obligaros a aceptar otros caminos en vuestras futuras experiencias, ni tampoco como una predicción de que habrá la obra de otra nueva era en el futuro. Yo las digo para que vosotros podáis estar seguros de que el camino de hoy es el camino verdadero, de modo que vosotros no sólo estéis medio-seguros en cuanto a vuestras creencias sobre la obra de hoy y seáis incapaces de profundizar en él. Incluso hay muchos que, a pesar de sentirse seguros, aún son seguidores en confusión; tal certeza no contiene un principio, y deben ser eliminados tarde o temprano. Incluso aquellos que son especialmente ardientes seguidores, son tres partes seguros y cinco partes inseguros, lo que demuestra que no tienen ningunas bases. Debido a que vuestro calibre es demasiado pobre y vuestra base demasiado superficial, vosotros no tenéis ninguna comprensión de la diferenciación. Dios no repite Su obra, Él no hace obras que no sean realistas, Él no hace exigencias excesivas al hombre, y Él no hace la obra que vaya más allá del sentido del hombre. Toda la obra que hace está dentro del ámbito del sentido normal del hombre, y no supera el sentido de la humanidad normal, y Su obra está de acuerdo a las necesidades normales del hombre. Si se trata de la obra del Espíritu Santo, el hombre se hace cada vez más normal, y su humanidad se vuelve cada vez más normal. El hombre tiene un conocimiento cada vez mayor de su carácter corrupto satánico y de la esencia del hombre, y él tiene un anhelo cada vez mayor de la verdad. Es decir, la vida del hombre crece y crece, y el carácter corrupto del hombre llega a ser capaz de más y más cambios, todo lo cual es el significado de que Dios se convierta en la vida del hombre. Si un camino es incapaz de revelar aquellas cosas que son la esencia del hombre, es incapaz de cambiar el carácter del hombre y, más aún, es incapaz de traerlo ante Dios o de proporcionarle una verdadera comprensión de Dios, e incluso hace que su humanidad se vuelva cada vez más humilde y su sentido cada vez más anormal, entonces este no debe ser el camino verdadero, y puede que sea obra de un espíritu maligno, o sea el camino antiguo. En pocas palabras, no puede pertenecer a la presente obra del Espíritu Santo”.
Scripture quotations taken from www.LBLA.com
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