sábado, 1 de febrero de 2020

Distinguir el verdadero Cristo y los falsos: los falsos cristos no poseen el carácter de Dios

El Señor Jesús nos advirtió: “Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y engañarán a muchos” (Mateo 24:5). Obviamente, “arrogante” y “altivo” son otras dos características de los falsos cristos. Siempre alardean de su mismo, se llaman a sí mismo como cristo delante de los demás y haciéndolos que lo adoren como si fuera Dios. Sin embargo, cada vez que Dios se hace carne, sólo para expresar verdades y empezar una nueva era y obra. Lo que Cristo hace es dejar que la gente acepte es Su verdad, Su provisión de la vida espiritual en vez de jactarse o recibir la adoración y la obediencia del hombre hacia Él.
Tal como la Palabra de Dios dice: “Aunque Cristo representa a Dios mismo en la carne y ejecuta en persona la obra que Dios mismo debe hacer, no niega la existencia de Dios en el cielo y tampoco proclama febrilmente Sus propias acciones. Más bien, humildemente permanece escondido dentro de Su carne. Excepto por Cristo, los que falsamente afirman ser Cristo no tienen Sus cualidades. Cuando se yuxtapone contra el carácter arrogante y que se exalta a sí mismo de esos falsos Cristos, se hace evidente qué clase de carne es verdaderamente Cristo. Entre más falsos son, más alardean esos falsos Cristos y más capaces son de obrar señales y maravillas para engañar a los hombres. Los falsos Cristos no tienen las cualidades de Dios; Cristo no está contaminado con ningún elemento que pertenezca a los falsos Cristos. Dios se hace carne sólo para completar la obra de la carne, y no simplemente para permitirles a todos los hombres verlo. Más bien, deja que Su obra afirme Su identidad y permite que lo que Él revela dé testimonio de Su esencia. Su esencia no es infundada; Su mano no se apoderó de Su identidad; esta la determinan Su obra y Su esencia.
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No hay nada excesivo en esto porque Él posee la esencia de Dios, y posee el carácter de Dios, y posee la sabiduría en Su obra, que el hombre no puede alcanzar. Los que así mismos se llaman Cristo, pero que no pueden hacer la obra de Dios, son fraudes. Cristo no es sólo la manifestación de Dios en la tierra, sino también es la carne particular asumida por Dios a medida que cumple y completa Su obra entre los hombres. Esta carne no es una que cualquier hombre pueda reemplazar, sino una que pueda adecuadamente llevar la obra de Dios en la tierra y expresar el carácter de Dios y representar bien a Dios y proveer al hombre con la vida. Tarde o temprano, aquellos que suplantan a Cristo caerán porque, aunque afirman ser Cristo, no poseen nada de la esencia de Cristo. Y así digo que la autenticidad de Cristo, el hombre no la puede definir, sino que Dios mismo la contesta y la decide”.
De “La Palabra manifestada en carne”
De la Palabra de Dios, entendemos que cuanto más falsos sean, tanto más se jactarán y engañarán a la gente. Cristo confirma la esencia de Su identidad por Su obra. Como en la Era de la Gracia, Él curó y echó fuera demonios para la gente, alimentó a cinco mil personas con cinco panes y dos peces, resucitó a los muertos, etc. La autoridad y el poder en la obra de Dios nos demuestran que Él es el mismo Dios encarnado. Porque nadie puede poseer tal autoridad excepto de Dios. Por lo tanto, cuando Cristo viene a obrar, nunca dice que Él es Dios, es Cristo, sino que hace Su obra con humildad y satisface necesidades de la vida humana, y nunca presume de sí mismo, esto nos hace ver que Su honrosa y santa esencia de la vida. Sin embargo, los falsos cristos siempre dicen que son Cristos, incluso algunos declaran sin vergüenza que los que lo escuchan, no podrán entrar en el reino de los cielos. Ellos hacen todo lo posible para que la gente lo vea o haga algunos milagros para confundir al hombre. Así que, distinguir entre el verdadero Cristo y los falsos cristos por el carácter que revelan también es un principio importante.
Scripture quotations taken from www.LBLA.com

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