Hoy vamos a compartir el testimonio del padre de la fe, Abraham. Todos sabemos que cuando Abraham tenía cien años, recibió la bendición de Dios, tuvo un hijo que se llamaba Isaac, así que, es fácil de imaginar cómo lo amaba. Sin embargo, un día, la prueba de Dios le llegó, Dios le dijo: “Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (Génesis 22:2). Sin duda, sin importar a quién le llegue tal prueba, será insoportable. Incluso algunas personas tenderán conceptos y resentimiento a Dios, pero ¿qué le pasó Abraham? Al enfrentar dicha prueba, aunque se entristeció y se sentía doloroso, podía obedecer a Dios y no se quejó de Él. Abraham llevó a Isaac a la montaña solo, y el testimonio se completó en el momento en que él levantó su cuchillo para matar a Isaac, Dios envió un mensajero a detener a Abraham a tiempo, reemplazando a Isaac con un cordero preparado de antemano como sacrificio. Lo más conmovedor fue que Dios juró por sí mismo bendiciendo a Abraham, y diciendo: “de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos. Y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque tú has obedecido mi voz” (Génesis 22:17-18). De aquí, se puede ver que la aprobación y la bendición de Dios hacia a Abraham eran las mayores y más impresionadas hasta hoy.
Dios dice: “Para el hombre, Dios hace muchas cosas incomprensibles e incluso increíbles. Cuando Dios desea orquestar a alguien, con frecuencia esta orquestación está en desacuerdo con las nociones del hombre y le resulta incomprensible. Sin embargo, esta disonancia e incomprensibilidad son precisamente la prueba y el examen de Dios para el ser humano. Entretanto, Abraham pudo demostrar su obediencia a Dios, que era la condición más fundamental de su capacidad de satisfacer Su requisito. Sólo entonces, cuando Abraham pudo obedecer esta exigencia, cuando ofreció a Isaac, Dios sintió verdaderament confianza y aprobación hacia la humanidad, hacia Abraham, a quien había escogido. Sólo entonces estuvo Dios seguro de que esta persona que había elegido era un líder indispensable que podría acometer Su promesa y Su consiguiente plan de gestión”.
De “La Palabra manifestada en carne”
A partir de la Palabra de Dios, podemos ver que Dios nos crea entornos para someternos a pruebas. Aunque externamente no ajusten con nuestra nociones ni podamos entenderlas, e incluso nos sintamos dolorosos. Pero detrás de ellas, se ocultan las buenas intenciones de Dios. Dios perfeccionó la fe de Abraham por esta prueba, haciéndonos saber qué es la obediencia incondicional y sin quejas, y cuán ama y aprecia Dios al hombre que lo obedece. Además, todos sabemos que Dios es sabio, es capaz de ver desde la eternidad hasta la eternidad, Él tiene conciencia de que quién es digno de experimentar tales pruebas. Se oculta la intención más profunda de Dios detrás de la razón por la cual Él eligió a Abraham para dar el testimonio, quería hacerle ser el líder en la obra de gestionar a la humanidad y llevar a cabo la obra de la gestión de la humanidad en sus descendientes, dejando que Sus hechos, Su sabiduría, Su autoridad y Su poder fueran reflejados sobre ellos. Por lo tanto, la obra de la Era de la Ley y la de la Era de la Gracia fueron realizadas en Israel, e Israel es el lugar donde Dios empezó a realizar Su obra de salvación, esto es el plan de Dios, también la representación de la fidelidad de Dios y del cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham.
A través de los que hablamos, podemos ver que las bendiciones que Abraham recibió son muy grandes, pudo convertirse en el padre de muchas naciones y sus descendientes fueron bendecidos por Dios, se puede decir que estaba relacionado con la prueba de Dios a él.
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