Muchos hermanos y hermanas piensan que sus pecados han sido perdonados por la fe en el Señor y han sido salvos por la gracia, y que una vez que son salvos, lo son para siempre, podrán ser arrebatados al reino de los cielos cuando el Señor Jesús regrese. Sin embargo, el Señor Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). “[...] Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Hoy en día, aún podemos pecar, nos vemos capturados en un ciclo de pecado y confesión, ¿es este el verdadero arrepentimiento?
El verdadero arrepentimiento se refiere a dejar de pecar. Y además, los que pueden obedecer sinceramente a Dios y poner la verdad en práctica, no importa cómo Satanás los confunda y corrompa, son capaces de calar los ardides engañosos de Satanás y mantenerse firme en sus testimonios, tales personas podrían entrar en el reino de los cielos. El reino de los cielos es el reino de Dios, es el lugar donde Dios está en el poder. Aquellos que aún pueden rebelarse contra Él y resistirse a Él, desde luego no están cualificados para entrar en él. Al igual que los fariseos que eran hipócritas, desobedecían a Dios y se lo resistían, acabaron siendo eliminados y castigados.
“Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada”.
“Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios”.
La obra del Señor Jesús es la de redención, sólo ha perdonado los pecados de la humanidad, y todavía no ha resuelto la naturaleza pecaminosa del hombre. En los últimos días, Dios Todopoderoso se encarnó para expresar la verdad realizando la obra del juicio con el fin de salvar y limpiar a la humanidad por completo y forjarse la verdad en ella y hacer que ella lo obedezca y lo adore. Sólo experimentamos Su obra del juicio en los últimos días, nuestro carácter satánico se puede cambiar y ser purificado, esto es el verdadero arrepentimiento. Solo tales personas son las que siguen la voluntad de Dios, y pueden ser arrebatadas al reino de los cielos por Dios. Por lo contrario, si no acepten la obra del juicio y purificación de Dios Todopoderoso de los últimos días, entonces serán incapaces de liberarse del carácter satánico y la influencia de Satanás, mucho menos podrán ser purificadas y recibir las promesas de Dios.
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