sábado, 11 de abril de 2020

¿Cómo obtener el poder de la oración? Los cristianos deben saber 3 respectos


¿Cómo obtener el poder de la oración? Los cristianos deben saber 3 respectos
La oración es cómo nosotros, como cristianos, nos acercamos a Dios, así como una condición necesaria para que seamos conmovidos por el Espíritu Santo, y guiados e iluminados por Dios. El poder de la oración es grande: si oramos genuinamente a Dios y comprendemos los principios y las prácticas de la oración, cuando nos encontramos con dificultades o dilemas en nuestra vida, podremos enfrentarlos de una manera relajada.
Entonces, ¿cuán grande es realmente el poder de la oración? ¿Cómo pueden los cristianos obtener el poder de la oración y afrontar los desafíos de la vida con facilidad? A través de la oración y la búsqueda, la lectura de las palabras de Dios y la consulta de pasajes pertinentes de las Escrituras, recientemente he encontrado algunas maneras.

1. El poder de la oración es tan grande

Jehová Dios dijo: “Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé” (Jeremías 29:12). Dios nos ha dicho claramente que mientras le llamemos genuinamente en oración, nos ayudará en tiempos difíciles. Hay muchas historias registradas en la Biblia sobre situaciones que cambian y problemas que se resuelven mediante la oración. Por ejemplo, cuando Josué llevó a los israelitas a la guerra con los amorreos, oró a Jehová Dios y Dios escuchó su oración y luchó por los israelitas. Al final, los amorreos fueron derrotados (véase Josué 10:1-14). Y estaban los ninivitas, que se volvieron corruptos y malvados hasta el punto de que ofendieron el carácter de Dios, pero cuando el profeta Jonás les comunicó la advertencia de Dios, se vistieron cilicio y cenizas, y ayunaron y oraron durante 40 días, así como que renunciaron plenamente a su maldad dentro de sus corazones. Cuando Dios vio a los ninivitas arrepentirse verdaderamente, les mostró compasión y les permitió seguir viviendo (Véase Jonás 3). Otra historia tiene lugar después de que la nación de Israel colapsó; los judíos en tierras extranjeras fueron incriminados por un hombre malvado de la nobleza y estaban en peligro de ser asesinados. En esta crisis, Ester guió a sus compañeros judíos a ayunar y a orar durante tres días y tres noches y se arriesgó voluntariamente a la muerte para ir a ver al rey. Jehová oyó sus oraciones y finalmente el hombre malvado fue ejecutado. El pueblo judío evitó una gran catástrofe. En esa tierra extranjera también escaparon de convertirse en esclavos y ganaron el respeto y la bondad de los demás (véase Ester 3-8). Podemos ver en estos acontecimientos que cuando realmente miramos a Dios y le ofrecemos oraciones sinceras, pueden ocurrir cosas inimaginables. ¡Así de grande es el poder de la oración!
2. Cómo los cristianos pueden obtener el poder de la oración
Como cristianos, oramos a Dios todos los días. Particularmente en momentos como cuando vamos a tomar una prueba, cuando no podemos encontrar trabajo, cuando una inversión falla, en el caso en que nosotros o un miembro de la familia se enferma, o cuando ocurre un problema repentinamente en casa, oramos a Dios aún más urgentemente, pero ¿cómo podemos orar de manera que Dios escuche y podamos obtener el poder de la oración?
La palabra de Dios dice: “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24). “Algunas veces, esperar en Dios no significa pedirle que haga algo utilizando palabras específicas o solicitarle una guía o protección específica. Más bien, es cuando las personas se encuentran con algún problema que pueden clamar a Él de una manera sincera. Así pues, ¿qué hace Dios cuando las personas claman a Él? Cuando el corazón de alguien se conmueve y esa persona piensa ‘Oh, Dios. Yo no puedo hacer esto por mí mismo; no sé cómo hacerlo y me siento débil y negativo’, cuando surgen estos pensamientos en ella ¿acaso Dios no lo sabe? Cuando claman a Dios de esta manera, con sinceridad, ¿Dios accede a ayudarles? A pesar del hecho de que tal vez no hayan pronunciado una sola palabra, muestran sinceridad y, así, Dios accede a ayudarles. Cuando alguien se encuentra con una dificultad especialmente espinosa, cuando no tiene a nadie a quien acudir y cuando se siente particularmente indefenso, pone toda su esperanza en Dios. ¿Cómo son sus oraciones? ¿Cuál es su estado mental? ¿Es esa persona sincera? ¿Existe alguna adulteración en ese momento? Es sólo cuando confías en Dios como si Él fuera lo último a lo que puedes aferrarte para salvar tu vida, esperando que Él te ayude, que tu corazón es sincero. Aunque tal vez no hayas dicho mucho, tu corazón ya se ha conmovido. Esto es, que le das tu corazón sincero a Dios y Dios escucha. Cuando Dios escucha, ve tus dificultades, y te esclarecerá, te guiará y te ayudará” (De ‘Los creyentes primero necesitan comprender las tendencias malvadas del mundo’ en “Registros de las pláticas de Cristo”).
Al leer cuidadosamente las palabras de Dios podemos ver que el poder de la oración proviene de Dios, y un cambio en un evento es una verdadera materialización de la soberanía y la omnipotencia de Dios. Debido a que Dios es el Creador, y gobierna sobre todas las cosas y tiene todo a Su alcance, para Él, todas las cosas son posibles. Al igual que cuando Josué fue a la guerra con los cinco reyes de Amorita (el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis, el rey de Eglón), se enfrentaba a un gran ejército enemigo, por lo que oró genuinamente y llamó a Jehová Dios. Dios oyó su oración y estuvo con los israelitas, haciendo que el ejército de amoritas colapsara y descendiera al caos frente a los israelitas. En última instancia, Josué llevó a su pueblo a la victoria sobre los amorreos. Podemos ver de esto que cuando nos encontramos con dificultades, debemos orar y llamar a Dios con un corazón genuino y una actitud sincera, diciéndole cuáles son nuestras deficiencias y dificultades y buscando Su voluntad, iluminación y guía. El Espíritu de Dios puede ver en todas las cosas; si ve que somos genuinos, nos dará fe y fortaleza, y nos guiará para resolver nuestras dificultades y problemas.

3. Razones por las que nuestras oraciones no son escuchadas por Dios

Tal vez algunos hermanos y hermanas digan: “También oramos a Dios cuando nos enfrentamos a dificultades, pero después de orar por un tiempo todavía no hay resolución. Parece que Dios no escucha nuestras oraciones”. Dios es un Dios fiel, y mientras le oremos sinceramente, ÉI escuchará. Si nuestras oraciones no son aceptadas por Dios, es cierto que hay un problema con nuestras oraciones. En momentos como ese debemos venir inmediatamente ante Dios y reflexionar sobre la razón por la que nuestras oraciones no estaban en línea con la voluntad de Dios, y luego buscar el camino adecuado. A continuación, hemos compartido concisamente algunas razones por las que nuestras oraciones pueden no ser escuchadas por Dios.

a. Cuando oramos ¿estamos realmente clamando a Dios?

Gran parte del tiempo, porque carecemos de conocimiento genuino de la soberanía y la omnipotencia de Dios, cuando encontramos dificultades en la vida en nuestro corazón confiamos en nosotros mismos y en los que nos rodean, a pesar de que estamos utilizando palabras vacías en la oración y confiando cosas a Dios. Ese tipo de oración es simplemente hacer cosas por el bien de la apariencia, y es por lo que es poco probable que Dios la escuche. Por ejemplo, hay una hermana en mi iglesia, había un préstamo que su familia había obtenido y que debía ser devuelto pronto, y que el principal y los intereses totalizaban más de 500.000 yuanes. Tenían sólo tres días para pagarlo, si no serían llevados a la corte. Ante esta dificultad, aunque oró a Dios, nunca se sintió totalmente segura en su corazón. Ella y su esposo se apresuraron a hacer uso de sus conexiones, pidiendo prestado dinero donde pudieron, pero no pudieron obtener lo suficiente. En su ansiedad e impotencia, esta hermana vino ante Dios y oró genuinamente y clamó a Dios, además de buscar la voluntad de Dios dentro de Sus palabras. Al leer las palabras de Dios entendió que todo está en Sus manos, Dios tuvo Su tiempo para cuando se pagaría el préstamo, y que debía dejarlo en las manos de Dios y obedecer Su soberanía y Sus disposiciones. Una vez que cambió su actitud y realmente confió en Dios, estando dispuesta a obedecer Su soberanía y Sus arreglos, un inquilino que se quedó en su casa tomó la iniciativa de buscarla y pagar un año de alquiler, así como prestarle algo de dinero. Al final, esa crisis familiar se evitó milagrosamente. Ella comprendió la voluntad de Dios por eso y vio que, aunque creía en Dios, nunca lo había entendido. Cuando los problemas se veían venir, a pesar de que ella había orado a Dios, solo se dejaba llevar por las emociones. La realidad era que todavía estaba tratando de confiar en su propio pensamiento y capacidades para lidiar con ello. Ella no había sido capaz de sentir y experimentar el gobierno de Dios en ese tipo de ambiente, y como resultado se convirtió en alguien que decía creer en Dios, pero no tenía un lugar para Dios en su corazón. Dios había permitido que ese ambiente viniera sobre ella para que aprendiera a confiar verdaderamente en Dios y experimentar Su obra de una manera muy real. Fue para que pudiera obtener una verdadera comprensión de la soberanía y la omnipotencia de Dios, y realmente confiar en Él en los desafíos futuros.
Está claro, que nosotros como seres humanos invertimos y trabajamos duro y esto no determina el resultado de un asunto, sino que todo está decidido por la soberanía de Dios. Es como Jehová Dios dijo en la Biblia: “[…] «No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu» […]” (Zacarías 4:6). Y en Proverbios 3:5-6, dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.* Cuando realmente nos apoyamos en Dios, no sólo podemos ver Sus maravillosas acciones, sino que podemos obtener una comprensión más genuina de Su omnipotencia y soberanía. Entonces cuando nos encontramos con dificultades, no nos confundiremos nuevamente, ni trataremos ciegamente de manejar las cosas con nuestro propio duro esfuerzo, lo que conduceiría a una vida de dolor.

b. ¿Son nuestras oraciones razonables y obedientes?

Todos pensamos que como creemos en Dios, no importa lo que nos falte, lo que necesitemos o las dificultades en que nos encontremos, siempre y cuando oremos y clamemos a Dios, Él aceptará nuestras peticiones. Pensamos en Dios como el cuerno de la abundancia, como un cofre del tesoro; cualesquiera que sean nuestras peticiones, serán satisfechas. Por ejemplo, cuando estamos en la escuela, pedimos que Dios nos conceda inteligencia y sabiduría para que podamos hacerlo bien en nuestras pruebas y obtener buenas calificaciones; cuando buscamos trabajo, le pedimos a Dios que arregle para que obtengamos una buena posición y nos permita obtener un buen ingreso sin demasiado esfuerzo; cuando buscamos un compañero, le pedimos a Dios que nos ayude a encontrar una buena media naranja para que podamos tener una familia feliz; cuando alguien en nuestra familia se enferma o algo inesperado sucede, le pedimos a Dios aún más por Su cuidado y protección de Dios, y para que pueda eliminar esa dificultad tan pronto como sea posible. Pedimos a Dios que proteja a nuestra familia de enfermedades y desastres para que todo en casa sea pacífico y salga bien. Siempre oramos a Dios de esta manera, pero ¿están nuestras oraciones en línea con Su voluntad?
La palabra de Dios dice: “[…] algunas personas adoptan la posición errónea cuando oran, e independientemente de que se conforme o no a la voluntad de Dios, le exigen recibir lo que piden. Como resultado, cuanto más oran más insulsos se vuelven. Cuando oras, independientemente de lo que pida, desee y exija tu corazón, o cuando deseas ocuparte de algunos asuntos que no entiendes del todo y le pides a Dios sabiduría, fuerza o esclarecimiento, debes ser razonable en tu forma de hablar. Si no lo eres, y te arrodillas y oras: ‘Dios, dame poder y déjame ver mi naturaleza; te pido que lo hagas. O, te pido que me des esto o aquello, Te pido que me dejes ser de esta forma o de aquella’, esta palabra ‘pedir’ conlleva un elemento de fuerza, y es como ejercer presión sobre Dios para que Él lo haga. Lo que es más, estás predeterminando tus propios asuntos. El Espíritu Santo ve tales oraciones así: como ya lo has predeterminado tú mismo y quieres hacerlo así, ¿cuál será el resultado de este tipo de oración? […] Cuando vienes a la presencia de Dios para orar, debes pensar sobre cómo hablar razonablemente y qué decir para poder convertir tu condición interior en piedad. Humíllate, luego eleva una oración y sentirás algo” (De ‘Capítulo 33. El sentido y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”).
Dios es el Señor de la creación — Él es el Creador y el el Gobernador de todas las cosas en todo el universo, mientras que nosotros, los seres humanos, sólo somos minúsculos pequeños seres creados. Aunque hemos sido elevados por Dios y hemos venido ante Él, recibiendo Su riego y pastoreo, nuestro estatus sigue siendo el de la humanidad corrupta. Así que cuando oramos, debemos estar en la posición de un ser creado y simplemente compartir nuestras dificultades con Dios, pidiéndole que lo cuide como Él quiera. No podemos hacer demandas ciegas a Dios, pedirle que actúe de acuerdo con nuestra propia voluntad, para satisfacer nuestros extravagantes deseos carnales. Si no conocemos nuestro propio lugar, sino que siempre le hacemos exigencias irrazonables, exigiendo constantemente la gracia y las bendiciones de Él, y cuando nos concede lo que pedimos, agradecemos y alabamos a Dios, pero el momento en que las condiciones no son como deseamos, culpamos a Dios e incluso tratamos de razonar con Él, entonces ¿no es esto, increíblemente arrogante e irrazonable? Es como un niño que nunca cuida o es considerado con sus padres, nunca cumple con los deberes y responsabilidades de un niño, pero siempre les exige artículos. En el momento en que sus padres no satisfacen totalmente sus demandas, los culpan y los reprenden. Sus padres ciertamente dirían que ese niño carece de conciencia, y que no estarían complacidos con ellos. Del mismo modo, cuando venimos ante el Creador, si nos falta una actitud de piedad, siempre pidiendo a Dios esto, exigiendo eso, ciertamente no traigamos alegría a Dios, y Él no aceptará nuestras oraciones.
Es por eso que debemos venir ante Dios en oración y buscando con un corazón de reverencia cuando nos enfrentamos a dificultades. No importa cuál sea el resultado final, tenemos que estar en la posición de un ser creado y someternos a la soberanía y los arreglos de Dios. No podemos quejarnos de Dios. Este es el único tipo de oración que es aceptada por Dios.

c. ¿Está el contenido de nuestras oraciones en línea con la voluntad de Dios?

A menudo oramos a Dios por cosas de la carne, como la buena comida, la ropa y el disfrute material. Por ejemplo, a veces oramos para que Dios nos bendiga para que ganemos más dinero y nos hagamos ricos; a veces oramos para que nuestros hijos entren en una buena universidad para que puedan salir adelante en la vida y honrar a la familia; a veces oramos por la seguridad y el éxito en el trabajo para nosotros y nuestras familias. Pero, ¿alguna vez hemos pensado en si Dios aprueba este tipo de oraciones? El Señor Jesús una vez nos enseñó: “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos vestiremos?». Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas” (Mateo 6:31-32). Podemos entender por las palabras del Señor Jesús que siempre hacer peticiones a Dios por cosas de la carne —lo que comemos y lo que llevamos— no tiene sentido. Eso es porque Dios ya sabe cuáles son nuestras necesidades físicas y ya ha preparado todo para nosotros. Las preocupaciones de la carne, como la comida, la ropa y los placeres, son todas temporales. No importa cuánto disfrutemos de estas cosas, eso no significa que hayamos obtenido la aprobación de Dios, y particularmente no significa que hayamos ganado la vida. Por el contrario, si siempre nos centramos en los disfrutes de la carne, nuestro corazón se moverá cada vez más lejos de Dios, nos volveremos cada vez más depravados, y si es serio, incitaremos al disgusto de Dios. Es como Salomón en la Biblia: en sus años crepusculares se hizo más y más rico y disfrutó de una prosperidad ilimitada, pero cuanto más cómodo estaba, más depravado se volvía. Vivía en libertinaje sin parar, comiendo y bebiendo en exceso, y adquirió más de mil concubinas e incluso se dedicaba a la idolatría junto con una mujer gentil. Al final, fue rechazado por Dios.
Entonces, ¿qué debemos orar para obtener la aprobación de Dios? Esto es lo que el Señor Jesús tuvo que enseñarnos acerca de eso: “Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). “Vosotros, pues, orad de esta manera: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén»” (Mateo 6:9-13).
La palabra de Dios dice: “¿Y qué hay en cuanto al contenido de las oraciones? Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. […] Debes decir: ‘¡Oh Dios! Quiero cumplir mi deber. Con el fin de que Tú seas glorificado en nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio en nosotros, este grupo de personas, no puedo sino consagrarte todo mi ser. Te suplico que obres dentro de nosotros para que yo pueda amarte y satisfacerte verdaderamente y convertirte en el objeto de mi búsqueda’. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará; no sólo oras por tu bien sino también por el bien de llevar a cabo la voluntad de Dios y por el bien de amarlo a Él. Esa es la clase de oración más verdadera” (De ‘Acerca de la práctica de la oración’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Las palabras de Dios son muy claras. Como cristianos, debemos orar para que el evangelio de Dios se extienda a todos los rincones del universo, para que más personas vengan ante Dios muy pronto, para que la voluntad de Dios se lleve a cabo en la tierra. También debemos orar para que podamos buscar y comprender la voluntad de Dios por medio de Sus palabras y obtener una verdadera comprensión de Él; debemos orar para que algún día podamos deshacernos de los grilletes del pecado y ya no vivir en el ciclo de pecar y confesar. Nuestras oraciones deben ser acoger el regreso del Señor, ser considerados de la voluntad de Dios, amar y satisfacer verdaderamente a Dios, y pagar Su amor. Todo este tipo de oraciones obtienen la aprobación de Dios. Por ejemplo, el mayor deseo de David en toda su vida era construir un templo para Dios para que el pueblo común de Israel pudiera venir ante Dios y adorarlo. Oró sinceramente a Dios por esto e hizo todo tipo de preparativos para edificar el templo. Debido a que sus oraciones estaban en línea con la voluntad de Dios, Dios concedió la petición de David, y más tarde el hijo de David, Salomón, hizo erigir con éxito el templo. Claramente, cuando nuestras oraciones se ajusten a la voluntad de Dios, cuando sean genuinas, Dios las concederá. Además, esto nos permitirá establecer una relación adecuada con Dios, obtendremos fe y fortaleza de Él, desarrollaremos obediencia genuina y amor por Él, y llegaremos a ser alguien acorde con la voluntad de Dios.
Hermanos y hermanas, confío en que de esta comunión hayan adquirido cierta comprensión de la importancia de la oración, razones por las que Dios no contesta las oraciones y cómo orar de acuerdo con la voluntad de Dios. Cuando encontramos dificultades en la vida, siempre y cuando lleguemos ante Dios más en búsqueda, estaremos seguros de cosechar lo que hemos imaginado. Y en cuanto a nuestra vida espiritual, si oramos conscientemente y hacemos peticiones de acuerdo con la voluntad y los requisitos de Dios, ciertamente nos guiará e iluminará.
Que Dios nos bendiga con la capacidad de entrar en nuestra práctica de la oración de una manera más práctica. ¡Amén!
* Los textos bíblicos han sido tomado de versión Reina-Valera Antigua. El uso de esta versión es de dominio público.

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